La Cope, ¿aupada hacia el liderazgo de la radio española? (I)
https://www.gorkazumeta.com/2015/07/la-cope-aupada-hacia-el-liderazgo-de-la_13.html?m=0
Todo está ya preparado. Aunque a los obispos no les gusta vincularse con la gestión diaria de la Cadena de Ondas Populares Españolas (Cope), es indiscutible que los planes que se avecinan, y la política de fichajes establecida, cuenta con su apoyo expreso. El contrato que ha conseguido atraer a Carlos Herrera, muy elevado (aunque él se ha encargado de desmentirlo, y de afirmar que "sólo ganará dinero, si lo gana la Cope) tiene que salir de una compañía maltratada por la crisis económica, que sigue despidiendo a sus empleados, y deshaciéndose de talento. Cierto es también que su llegada a la Cope pretende actuar de dinamizadora de sus mañanas, además de imán de oyentes, lo que logrará atraer (presumiblemente) mayores ingresos por publicidad, y por tanto una sensible mejora de la cuenta de resultados. Habrá que ver luego, y estudiar muy bien, si el beneficio redunda en el propio Herrera y qué queda para la Cope. No creo que sea necesario recordar el histórico de los contratos millonarios de José María García y las rentabilidades que condicionaba en las empresas en que trabajó.
Lo
cierto es que, con los obispos convencidos de las bondades de la adopción de
Herrera, viejo conocido de la casa, la Temporada 2015-2016 se prevé movidita.
No sólo, y principalmente, en la propia Cope, sino también en el escenario de la radio generalista
española. ¿Por qué subrayo que a nivel interno estos diez meses estarán
revestidos de preocupación? Por muy diferentes razones. La primera, y
principal, porque habrá que confirmar expectativas. El propio Herrera, sin duda
seguro de sí mismo y de su poder de atracción, se mostrará inquieto (y tres
oleadas del EGM, avanzo, resultarán insuficientes para precisar datos) por sus
resultados. ¿Logrará atraer el porcentaje de oyentes –de la tarta de la
audiencia- que se espera de él, que se ha recogido en el contrato? ¿Y los
directivos de la Cope?
Obvio es decirlo, analizarán con toda clase de lupas las cifras de la audiencia
surgida de su nuevo, y costosísimo, fichaje. Herrera deberá someterse al EGM, que tanto critica. Por lo menos, en el corto-medio
plazo, en números redondos, aspiran a duplicar la audiencia de la mañana. A
Herrera se le van a exigir dos millones de oyentes, y de ahí para arriba…
La
presión va a ser, en la planta noble de Alfonso XI, intensa. Por si fuera poco,
la exclusión de los dictámenes de la consultora sueca sobre la marcha del
programa de Carlos Herrera (¡a estas alturas, quién le va a dar lecciones de
radio al periodista almeriense, lo que no sabe por conocimiento lo suple con su
proverbial intuición y experiencia!) pone en tela de juicio su trabajo. Si con
su concurrencia ha logrado resultados discretos (ahí está el EGM certificando
la tercera posición de la Cope), la llegada de Carlos Herrera puede entenderse,
indirectamente, como el resultado de su ineficacia o cuando menos falta de
acierto en la inspiración de sus directrices y apuestas por la orientación de
la parrilla de la cadena. No han sido capaces de dar en la diana del éxito y
por tanto ha sido imprescindible tirar de talonario para corregir su impericia.
Carlos Herrera, muy esperado por sus oyentes |
El pasado 29 de junio, presentándose en sociedad |
Fernando Giménez Barriocanal,
presidente de Cope,
|
Otro de los aspectos que se impone analizar tiene que ver con el techo de la Cope y el del propio Carlos Herrera. Tema complejo éste, sin duda. El almeriense no logró superar en mucho los dos millones de oyentes en Onda Cero. Parecía trabajar, en sus últimos años, con un nicho maduro, si utilizamos términos de márketing, una audiencia fidelizada, pero estancada y, posiblemente, en declive. Es lógico pensar que esa limitación, reflejada en el EGM, pudiera ser consecuencia no tanto del mismo comunicador, cuanto de la cadena desde la que hablaba. Éste ha sido seguramente uno de los argumentos que le ha llevado a Herrera a “probar suerte” (con una red bien cubierta) en la Cope. ¿Y a qué nos conduce a pensar que el techo de la cadena de los obispos es más alto? ¿La cobertura de su red de emisoras, enriquecida con los postes de la fenecida Punto Radio (Vocento) allá por mediados de 2013? ¿De verdad? No es cierto que han transcurrido más de dos años de aquella absorción/alquiler y la Cope continúa en tercera posición en el ranquin de cadenas de radio españolas?
Incluso
el también millonario fichaje del equipo de deportes saliente de la SER, con Paco González a la cabeza se apoyó en esa nueva red de emisoras,
enriquecida por la operación con el Grupo Vocento que, paradójicamente, ha
logrado poner en negro sus números contables como “alquilada”, mucho más que
como “compañía propia explotada”. Desde el desembarco de este equipo de
deportes la batalla de los fines de semana se observa con interés, aunque entre
semana, de lunes a viernes, la SER continúa ejerciendo su indiscutible liderazgo, a años luz
del intento de Cope.
Esta situación, por cierto, podría cambiar si se confirmaran algunos movimientos de tierra entre los
componentes del equipo de deportes, fundamentalmente centrados en Paco González
y Manu Carreño. Movimientos que se
precipitarían tras la salida (no le pueden quedar muchas temporadas más…) de Pepe Domingo Castaño de “Tiempo
de Juego”. Pero ésta
es otra batalla…
Personalmente
mantengo que la Cope
vive maniatada por su propia marca. Si algo han demostrado estos dos años de
alquiler de los postes de Punto Radio es que la audiencia no la dan los centros
emisores, ni los transmisores (de FM). La audiencia llega por los contenidos y,
si se me apura, por la proximidad ideológica, o generacional, con los
conductores de los programas. No por encontrar, en el tupido dial, dos o tres
señales de Cope
en una ciudad, ésta suma, necesariamente, más oyentes. El precedente lo tenemos
en RNE y su poderosa implantación en España,
tan presente que en algunos casos acercando unos auriculares a la lavadora
hasta podía oírse su señal, y sin embargo, no ha logrado –pese a esta clara
supremacía- situarse al frente de la radio española generalista en audiencia.
Manu Carreño, ya en Cope, refuerza un equipo deportivo que ya lo quisiera más de una cadena |
La
Cope pertenece a quien pertenece. Es
incuestionable. Responde a un ideario ideológico de centro derecha cuando no,
directamente, a la derecha. Que nadie espere escuchar en sus diales una defensa
del actual legislación sobre el aborto, o sobre el matrimonio homosexual, no
digamos nada sobre la adopción en estos colectivos. Es natural, y coherente.
Pero es una barrera que impide el acceso de muchos oyentes españoles que no comulgan con este universo ideológico.
Sociológicamente, es curioso, España no es de derechas. Pero sí es
mayoritariamente católica, los bautizos, bodas y comuniones siguen cotizando
(auspiciados en muchos casos por convencionalismos o rutinas, cuando no en
incoherencias), aunque a la baja, y cada vez más encuestados se declaran “no
practicantes” (como si la condición de católico observara dos, o tres, velocidades de militancia, se es o no se
es…). Incluso, si se me apura, el mismo logo de Cope convive con una estética trasnochada,
nada atractiva, que requeriría, a mi modo de ver, un valiente rebranding para reforzar la imagen de
modernidad de una cadena de radio que es percibida como antigua (incluso su publicidad), cuando en muchos casos es injusta
esta impresión. El propio presidente de esta cadena, Fernando Giménez Barriocanal, afirmó: “este fichaje refuerza los tres pilares en los que se sustenta la oferta de radio moderna de COPE". ¡Hombre! Moderna, moderna... se me antoja poco ajustado a la realidad...
La
Cope tiene techo, el que marca la propia
realidad social española, que muchos políticos de reconocido nombre, y escasa
responsabilidad, tratan de azuzar entre derechas e izquierdas, azules y rojos,
con todo el mal que ha hecho esta división a la historia de nuestro país. Son
tiempos de transversalidad ideológica, de desvanecimiento de límites entre
opciones políticas y de encuentro (y pactos) entre diferentes inspiraciones. Pero
sin embargo, la vehemencia en la que siempre ha vivido inmerso el español,
desde su propia idiosincrasia, hace que estos modelos, basados en el
enfrentamiento, cuenten con tantos adeptos, más si desde los mismos medios de
comunicación se alimenta esa inexistente y forzada oposición y se obvia la cada
vez más necesaria colaboración desde la cordialidad y la tolerancia.
El logo necesita un rejuvenecimiento |
La
Cope vive presa de su propia inspiración. Es
su gran patrimonio, pero también su lastre. Hasta el propio Paco González, al llegar, tuvo que
declarar que los obispos no le obligaban a ir a misa todos los días. Estaba tratando de neutralizar el “efecto Cope” entre sus oyentes de la SER. Muchos se fueron con él; otros no solo
se quedaron en la cadena de Prisa Radio, sino que juran y perjuran que no
sintonizarán nunca la Cope. Es el efecto rechazo que provoca una cadena tan
identificada con una opción ideológica que, inevitablemente, expulsa de ella a quienes no participan
de su ideario. De la otra parte, existe la correspondencia: oyentes de Cope de toda la vida a los que mentar la SER es mencionar poco menos que al diablo. Ni
la Cope es golpista, ni la SER anima a la quema de iglesias, ¡señores! Alimentar
estos arquetipos con extremismos nos conducirán al desastre. La convivencia
está en juego. La presencia de Federico
Jiménez Losantos en las mañanas de Cope, que tantas tribulaciones provocó entre los obispos que le
pagaban, bordeaba el enfrentamiento, por ser generoso… Herrera, sin embargo,
logrará en Cope la coherencia ideológica que perdió en Onda
Cero, por un José Manuel Lara, desaparecido
presidente del Grupo Planeta, convencido de que la variedad ideológica (Antena
3 TV versus La Sexta) reportaba más beneficios empresariales, por cuanto
abarcaba mayor número de clientela.
Carlos
Herrera aumentará la audiencia de la Cope. Cualquier analista firmaría esta frase. La cuestión no es
el todo, sino el cuánto. ¿De qué cifras estamos hablando? El objetivo inmediato
a batir es Onda Cero.
Los obispos se han propuesto situarse en segundo lugar de las generalistas, y
Herrera llega como principal estandarte para lograrlo. Pero no va a ser ni tan
sencillo, ni tan rápido. La aspiración particular de Herrera incluye, me
imagino, el liderazgo de su programa frente al “Hoy por Hoy” de la SER, una batalla que veo, si no imposible,
sí al menos muy complicada, y larga, por cuanto el EGM reacciona muy tarde,
como sabemos, y no es ni mucho menos un panel
de audiencia inmediato. Demasiado triunfalista es el discurso de Cope recogido en la nota de prensa del fichaje de Herrera: "el Grupo (Cope) se marca como objetivo liderar la radio en España". Bueno, los sueños son gratis y los suecos muy caros...
Carlos Herrera, Ernesto Sáenz de Buruaga, Carles Francino, Àngels Barceló y Luis del Olmo, tres de ellos han pasado por Cope |
Sin
embargo, y mi reflexión se centra en el medio y largo plazo, puede que la solución
de Carlos Herrera sea, y ruego se me entienda bien, una apuesta sólo a corto. La radio de este almeriense que
lleva la radio en las venas, y pertenece, por derecho propio, al triunvirato español formado por Luis del Olmo e Iñaki Gabilondo, ¿tiene fecha de caducidad? Yo creo que sí, que es
una radio “generacional”, y lo digo yo que soy un furibundo defensor de esa/esta
etapa brillante, pero entiendo –y soy consciente- de que sus mayores defensores
formamos parte de su mismo universo.
La
radio que estaban haciendo Ángel
Expósito y Javi Nieves, sobre
todo la de éste último, me parecía una apuesta más ‘a futuro’, un intento por
actualizar el producto en particular y, si se me apura, y atendiendo a
generalizaciones, un esfuerzo por rejuvenecer
la radio generalista que adolece de falta de audiencia joven, que no concilia
con esta radio pensada para dos o tres generaciones, de edades próximas a la
madurez. Personalmente, interrumpir con esta brusquedad este camino abierto
–seguramente de manera interina, a la espera de la llegada de Herrera- me ha
parecido un error. Carlos Herrera,
resulta inevitable, tiene una manera de hablar, un vocabulario, unos
referentes, incluso una mise en scène
radiofónica, que conecta con su generación, la inmediata posterior y la
inmediata anterior, pero pincha con las más jóvenes, con las que sí conecta, en parte, por ejemplo, Javi Nieves, que pertenece a otro tiempo, incluso en su manera de hablar. Me contaban no hace
mucho varios profesores de una reconocida facultad de comunicación española que
sus estudiantes se quejaban de que “no
entendían” la radio de Herrera, que les parecía –en fondo y forma-
completamente “ajena” a su línea de
pensamiento y a su entorno cultural. ¡Lógico! Y a nosotros la radio de Bobby Deglané que escuchaban nuestros padres...
Ángel Expósito, un todoterreno que ha impuesto en las mañanas Cope un estilo inconfundible |
Continúa...
¿Sería posible que la radio DAB+ emitiese también en otras bandas al margen de las bandas III y L, o estás al margen de estos asuntos?
ResponderEliminarNo soy técnico, Manuel, soy periodista. Y mi conocimiento de estos aspectos se limita a aquellos que influyen en los contenidos, de una u otra forma. Siento no poder responderte con mayor precisión. Desconozco si se podría o no. Lo que sé es que, como sabes, es la Unión Europea la que establece las bandas en las que tiene que alojarse. Saludos.
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