En verano la radio sin estrellas, ni jefes (I)
https://www.gorkazumeta.com/2015/07/en-verano-la-radio-sin-estrellas-ni.html?m=0
Tipología de los jefes en verano
El entorno del sustituto
Un servidor acumuló muchos veranos trabajando, en diferentes destinos y programas. Era la oportunidad, para los que no éramos ‘estrellas’, de poder estar al frente de los programas de la cadena. Los asumías como un reconocimiento, por cuanto el mandato implicaba la confianza de los jefes, pero pasados (sufridos) muchos veranos, surgía un doble sentimiento de alegría, por un lado y de cansancio, físico y mental, de otro.
¡Va
por todos ellos, queridos colegas! Disponeos –si no lo habéis hecho ya- a
relativizar todo el entorno que he señalado aquí y a primar el hecho de que
estáis haciendo radio, que estáis acompañando a la gente, en una época del año
muy agradecida, en la que se escucha mucha radio, en la playa, el monte, el
apartamento de verano, etc. El oyente, que es siempre agradecido, sabe apreciar
un buen trabajo. ¡FELIZ VERANO RADIOFÓNICO!
El entorno del sustituto
Llega el verano y con él la radio cambia. Sigue siendo radio, pero las voces que nos acompañan no son las habituales que, como todos, tienen derecho a sus días de descanso, como cualquier otro trabajador. A veces inferimos que por ser alguien de la radio debería vivir en ella permanentemente. Es cierto que a muchos compañeros, entre los que me incluyo, sólo nos faltaba, en alguna época de nuestra vida, una cama y un orinal, como diría Camilo José Cela, para completar la jornada, tal era el cúmulo de horas que invertíamos en el lugar de trabajo que, ¡grandísima suerte!, era la radio.
La radio tiene que salir a la calle, y más en esta época del año |
Trabajar en verano, para quien sea oyente, y desconozca la situación, provoca un desgaste mucho mayor que hacerlo “en temporada”. Se preguntarán por qué hago esta afirmación. Fundamentalmente, por dos razones: una exógena y otra endógena. La primera es que, como regla general, la actualidad se relaja, y encontrar buenos contenidos, atractivos, entretenidos, que den juego en antena y cuyos invitados sean accesibles, resulta bastante complicado, y exige mucho trabajo de producción. La segunda, interna, se corresponde con las vacaciones del equipo habitual del programa o informativo. La plantilla se reduce, por lo general, a más de la mitad, porque el director del programa quiere tener a todo su personal –lógico- descansado en septiembre, para afrontar el comienzo de la nueva Temporada con fuerza. La coincidencia de ambas circunstancias pesa más con los años y la experiencia. Y, como digo, desgasta más a quien asume la responsabilidad de afrontar el verano ante el micrófono.
Si sumamos que esa condición de “sustituto de…” perdura en el tiempo y acumula veranos, uno tras otro, y no hay –en Temporada- más alternativa que el destino habitual, sin promoción interna ni perspectivas, coincidirán conmigo en que no es una buena política que anime a continuar con esa labor, como digo, agradecida en lo profesional, sin duda, pero de gran desgaste en lo físico, y mental.
Pero existen aún más matices. El encargo hay que cumplirlo de la mejor manera posible, haciendo un buen trabajo, pero ¡cuidado! sin mejorar al original, no vaya a ser que se destaque demasiado y moleste más que ayude. En estos casos, de grandes sustitutos, la cosa no suele terminar bien. Hay que asumir la sustitución con un grado doble de humildad, por cuanto no se trata de “tu programa”, sino de un programa ajeno que, circunstancialmente, tú estás presentando ahora. Condición número uno para afrontar el verano sin efectos secundarios posteriores…
Si sumamos que esa condición de “sustituto de…” perdura en el tiempo y acumula veranos, uno tras otro, y no hay –en Temporada- más alternativa que el destino habitual, sin promoción interna ni perspectivas, coincidirán conmigo en que no es una buena política que anime a continuar con esa labor, como digo, agradecida en lo profesional, sin duda, pero de gran desgaste en lo físico, y mental.
El recuerdo de un clásico en la radio catalana: "La radio al sol" |
Pero existen aún más matices. El encargo hay que cumplirlo de la mejor manera posible, haciendo un buen trabajo, pero ¡cuidado! sin mejorar al original, no vaya a ser que se destaque demasiado y moleste más que ayude. En estos casos, de grandes sustitutos, la cosa no suele terminar bien. Hay que asumir la sustitución con un grado doble de humildad, por cuanto no se trata de “tu programa”, sino de un programa ajeno que, circunstancialmente, tú estás presentando ahora. Condición número uno para afrontar el verano sin efectos secundarios posteriores…
No
me olvido del EGM. La encuesta de la AIMC se para estos tres meses. La radio no
descansa, pero el Estudio General de Medios se silencia. Los anunciantes
siguen invirtiendo su dinero en publicidad y necesitarían seguir manteniendo el
pulso a las audiencias para optimizar sus políticas comerciales. Pero una
encuesta del EGM resulta muy cara y este período del año no es tan
significativo o trascendente como los del resto del año. ¿La decisión de los
socios de la AIMC? Suprimirlo julio, agosto y septiembre. Evidentemente, los
sustitutos trabajan más cómodos, sin presiones en forma de encuesta trimestral.
Por el contrario, ¿qué ventajas podría aportar un EGM estival? Tal vez nos
encontráramos con sorpresas como que un sustituto hace subir la audiencia de un
programa. Es posible que al director titular no le gustara el dato, pero a la
empresa le ayudaría a valorar más a sus profesionales. En todo caso, esto no
deja de ser una ficción, porque este escenario no se va a dar, al menos en el
corto plazo.
Y no olvidemos tampoco el marco de actuación de los “sustitutos”, porque el resto de mortales –la grandísima mayoría- disfruta de sus vacaciones en julio y agosto, así que ellos “van a la contra”, no pueden disfrutarlas igual, y sus familias (sobre todo si tienen hijos) tienen que marcharse a la playa con la pareja, o los abuelos y, con suerte, ellos pueden ir a pasar algún fin de semana (esto si no les toca trabajar, precisamente en sábados y domingos). También los hay “Rodríguez” militantes, por qué no decirlo…
Me queda un capítulo: el de los jefes. Como es natural, los despachos se vacían. Todos se marchan de vacaciones porque en septiembre hay que estar de nuevo al frente para ir apagando fuegos… El verano, o mejor dicho, en función de la actitud ante el verano, se puede establecer una tipología de los jefes: los hay que desaparecen, desconectan absolutamente y se olvidan de que siguen siendo jefes, aunque sea en la distancia, y no responden al teléfono (porque previamente han elegido un lugar para sus vacaciones sin la debida cobertura); los hay que se marchan de vacaciones, pero están pendientes, discretamente y de vez en cuando se manifiestan, para que sepas que estás vigilado; los hay que se marchan y se dedican a escuchar la radio más de lo que lo hacían en el despacho y a freírte a whatsapp, o mails (¡qué agonías!) y los hay que se marchan, están localizables, sabes que lo están, confías en ellos, pero ni ellos te llamarán (ya te lo dirán todo a la vuelta), ni tú tampoco les molestarás, salvo que sea estrictamente necesario.
Y no olvidemos tampoco el marco de actuación de los “sustitutos”, porque el resto de mortales –la grandísima mayoría- disfruta de sus vacaciones en julio y agosto, así que ellos “van a la contra”, no pueden disfrutarlas igual, y sus familias (sobre todo si tienen hijos) tienen que marcharse a la playa con la pareja, o los abuelos y, con suerte, ellos pueden ir a pasar algún fin de semana (esto si no les toca trabajar, precisamente en sábados y domingos). También los hay “Rodríguez” militantes, por qué no decirlo…
La radio de proximidad, si está bien hecha, es imbatible |
Sin darme cuenta, reflexionando en torno al escenario estival de la radio en España, me he dado cuenta de que, sin pretenderlo desde luego, he trazado algunas líneas básicas de la sociología hispana, porque muchos de los conceptos que he ido manejando son perfectamente extrapolables a otras profesiones. Pero la radio tiene otro componente añadido, que introduce ruido en este proceso, y que tiene que ver con el ego, que en televisión se multiplica por cien. Resulta inevitable sumar dosis de autoestima mediática a algunos profesionales que hasta ven peligrar su puesto por el sustituto, por sus inseguridades tapadas.
La radio en la calle sigue atrayendo a muchos oyentes. Aquí el montaje en la plaza de Callao (Madrid) de los 90 Años de Radio Madrid (SER) |
Como ven, el panorama es lo suficientemente complejo como para concederle la importancia que sin duda requiere. Por todo ello, y antes de cerrar la temporada de este blog, hasta su regreso en septiembre, me gusta dedicar un post a los compañeros que van a ocuparse de las sustituciones de verano. Los compañeros que, en definitiva, van a sufrir este escenario en el que el único antídoto que relaja un poco sus efectos perniciosos es hacer radio. Sí, parece una paradoja, pero es absolutamente cierto. Cuando un profesional se sienta ante el micrófono, con una, dos, tres, cuatro o más horas por delante, y se siente seguro (ahí está el trabajo previo) se dispone a disfrutar de su oficio, a dejarse llevar por el pulso de la radio, que es reflejo de la vida a la que circunda. Así, al finalizar el tiempo del programa, el reloj ha corrido una maratón para él. Pero sólo es su percepción subjetiva, porque las manecillas no se han vuelto locas… Es en este momento cuando se produce el bajón físico, cuando recoges los papeles de encima de la mesa del locutorio, te levantas y, con las piernas algo entumecidas por el paso de las horas, te acercas a la redacción para valorar con el resto del equipo los fallos y los aciertos del programa.
Momento de "La Radio al sol" |
Continúa…