VI Gala de los Premios Nacionales de la Radio
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La Academia de la Radio reclama más apoyos institucionales
Sensación
agridulce. Esperaba algo de lo mismo de otros años, porque la trayectoria de la
Academia de las Artes y las Ciencias
Radiofónicas de España no ha variado mucho la estructura de sus galas a lo
largo de los últimos seis años. Pero presumía, o deseaba más bien, superar el
listón del año pasado, sobre todo porque logró romper con la desestructurada y
plúmbea gala de 2013. Ésta se situó, a medio camino entre la de 2013 y 2014. Y
voy matizando.
Iñaki Gabilondo en el momento de recoger su Medalla de Oro, de manos de Javier González Ferrari, que añadió al premio una foto familiar de su padre (Foto EFE) |
La
radio es, en su esencia formal, ritmo. Y esta ceremonia, firmada por la
Academia que preside y representa al medio, no respetó este principio. Más bien
ocurrió lo contrario. El ritmo ni se intuía. Manolo González e Irma
Soriano improvisaban constantemente sobre el escenario, lo que dejaba
entrever que los ensayos no habían logrado cerrar todos los flecos. A pesar de
las circunstancias, tanto Irma como Manolo, respondieron con eficacia (el
oficio va por dentro) al compromiso.
El
movimiento sobre el escenario, de presentadores, invitados y premiados, era
manifiestamente mejorable. Por fortuna, no se produjo ningún incidente, pero
las empinadas escaleras del Teatro Mira, de Pozuelo de Alarcón (Madrid), y la
avanzada edad de alguno de los premiados me hacían temer lo peor. Todos debían
haber salido por el escenario y no desde la platea. No solo la solemnidad del
acto lo recomendaba, sino, sobre todo, el ritmo. Pero, si se optaba por la
subida desde el patio de butacas, la opción debía haber incluido las
correspondientes ráfagas musicales para rellenar los tiempos muertos.
Entrega del Premio Joaquín Prat a Andrés Caparrós |
Si
la gala contó con algunos momentos brillantes, que los hubo –y hasta
emocionantes- se debió únicamente a algunos de los discursos de los premiados.
La gran personalidad de todos ellos hacía presagiar que sus intervenciones iban
a enganchar al respetable, compuesto mayoritariamente por oyentes, y compañeros
de la profesión. El primero en recoger su reconocimiento fue el maestro Iñaki Gabilondo, Medalla de Oro de la Academia a
la Trayectoria. Un galardón que, por su entidad, merecía otro emplazamiento
en la Gala de entrega de los Premios
Nacionales de Radio, pero intuyo –ante la ausencia del periodista
donostiarra en la foto de familia
final- que el orden se alteró a petición del propio premiado, para facilitar su
participación en la ceremonia.
Iñaki,
siempre brillante, comenzó su agradecimiento de esta manera: “agradezco a la Academia que me conceda un
reconocimiento póstumo en vida, porque así me cabe la posibilidad de
agradecerlo”. Y, ciertamente, Iñaki Gabilondo reconoció que el premio participaba
de un tono de broche de cierre a una carrera, que él asumía con naturalidad.
Previamente, el presidente ejecutivo de Atresmedia Radio, Javier González Ferrari, le presentó. “Agradezco que me haya presentado mi hermano Javier, porque su padre, don Antonio
Calderón, fue también mi padre, y
lo proclamo allá donde puedo”. Iñaki concluyó afirmando "que es el mejor momento para dedicarse a
esta profesión y el peor para vivir de ella".
De los tres grandes de la radio española: Iñaki Gabilondo,
Carlos Herrera y Luis del Olmo, premiados los dos primeros y presidente de
Honor de la Academia el último, faltó el almeriense. Esperaba verle porque a lo
largo de los últimos días agradeció varias veces en antena la concesión del
premio e hizo repetidas alusiones, siempre cómplices, a sus queridos
‘fósforos’. Pero no acudió. El día anterior realizó el programa desde Madrid,
pero no se dejó ver por Pozuelo. En su lugar, Lorenzo Díaz –el mítico
Llorenç- miembro del equipo, recogió el galardón en su nombre. Luis del
Olmo tuvo palabras cariñosas para el director de “Herrera en la Onda”, al que trató con el apelativo cariñoso de “Carlitos”. Seguro que los periodistas
que cubrieron el acto le estaban esperando para preguntarle por su decisión de
abandonar Onda Cero por la Cope o permanecer en Atresmedia. Pero , en cualquier
caso, nos quedamos sin foto de los tres, y yo sin su abrazo. Lástima.
Iñaki
fue el primero que hizo alusión a la paternidad
radiofónica de algunos profesionales, entre ellos él mismo respecto de
Antonio Calderón, pero la noche nos depararía muchos más momentos idénticamente
inspirados en este concepto, como el de Matías
Prats Luque con respecto a su
padre, premiado, Matías Prats Cañete.
De hecho, el presentador del informativo de Antena 3 reconoció: “¡Qué difícil es ser hijo de…”!. "Don Matías", -dijo- era un ser
"único", "muy buena persona que quedaba bien con todos"
y que tenía una "cabeza prodigiosa".
Y no dudó en afirmar: "por muchos
telediarios que haga, yo siempre seré el hijo de Matías Prats".
Ana Rosa Quintana recogiendo su premio, junto a Manuel Campo Vidal y la alcaldesa de Pozuelo de Alarcón (Foto EFE) |
Joaquín Prat junior,
quien, humildemente dijo estar “opositando
a comunicador” recordó la figura de su padre, Joaquín Prat, inspirador de uno de los premios de la Academia –el Mejor Animador Radiofónico-, recordó a
los periodistas despedidos de la SER esa
semana y se felicitó porque otro de los amigos de su padre fuera merecedor del galardón: Andrés Caparrós. El almeriense, que fue
entrevistado por su hijo a la entrada, estuvo pletórico y cerró su intervención
cantando. Aprovechó para reivindicar ante la Junta de Andalucía su derecho a
explotar una pequeña emisora local en su tierra, como refugio de su jubilación.
Compartía
localidades con mi buen amigo Juan Mari
Mañero, comunicador de larga trayectoria en San Sebastián, con quien
compartí años de profesión en la SER en mi tierra. Ambos íbamos comentando la
calidad del cartel convocado por la Academia de la Radio. Aparte de los
citados, el gran locutor Rafael Taibo
–la voz del Comandante
Cousteau- nos regaló momentos de enorme emoción, como cuando la voz –su
herramienta de trabajo- se le quebró recordando su vida profesional y los
nombres con quienes la había compartido.
Junto a Juan Mari Mañero |
Ana Rosa Quintana recogió el Premio Joaquín Soler Serrano que las Academias de Televisión y
Radio, conceden conjuntamente a un profesional que haya destacado en los dos
campos. La presentadora de Telecinco mostró
también su emoción por recibir este premio porque ella quiso ser "periodista para trabajar en la radio".
El consejero delegado de la Cadena Cope, Rafael
Pérez del Puerto, recogió también otro galardón, el Premio Manuel Aznar Acedo, a la Mejor
Dirección o Gestión de Empresa Radiofónica.
Y
en esto que llegó el Premio Juan Manuel
Gozalo, que se entregó al programa deportivo de Onda Cero: 'Radioestadio', que dirige Javier Ares, que subió al escenario
acompañado por Javier Ruiz Taboada. Ares
agradeció el premio pero tuvo, al igual que su compañero, palabras de recuerdo para
los profesionales más jóvenes que hacen radio en España y para los que pidió a
la Academia un mayor protagonismo. En este mismo sentido, hizo hincapié Ruiz
Taboada que fue más allá al reivindicar una mayor preocupación por los jóvenes,
futuros oyentes de la radio, y a los que, por cierto, la UNESCO dedicaba este
año el Día Mundial de la Radio.
La cuenta corriente de la Academia
La Academia de las
Artes y las Ciencias Radiofónicas de España solo tiene de rimbombante el
nombre, porque su bolsillo está repleto de telarañas. Si nos remontáramos a los
Siglos de Oro de la literatura española, la Academia encajaría perfectamente en
la definición de hidalgo, noble venido a menos y con escasos o nulos bienes. Es
cierto que la radio es, ante todo, imaginación y que la creación de ambientes,
en su historia clásica, venía señalada por artilugios de ningún valor a los que
se sacaba un extraordinario provecho. La Academia ni tiene recursos, ni casi
académicos. Pero tiene –y lo demuestra cada año- tesón. Y esto le honra. Pero,
como a los hidalgos, el honor les sobraba y el parné les faltaba. La Academia
de la Radio se merece más de lo que se le concede. Y me refiero a las
instituciones que, en cambio, sí apoyan al cine o a la televisión, como hechos
culturales de primera magnitud. No pretendemos compararnos con ellos, pero sí
al menos exigir nuestro hueco, y luchar por él, con toda la fuerza de que es
capaz este medio maravilloso que, es cierto, de la necesidad hace virtud.
Autoridades: ¡un poquito de por favor!
Si
la Academia de Cine española premiara con sus Goya solo a películas dirigidas
por Buñuel, Berlanga o Bardem, y protagonizadas por Fernando Fernán Gómez, Pepe
Isbert o Manolo Morán, tildaríamos a la academia como de ‘casposa’. Y, salvando
las distancias, esto fue lo que ocurrió en la Gala de los Premios Nacionales de
Radio, organizada por la Academia presidida por Jorge Álvarez, que prefirió delegar todo el protagonismo de la Gala en el
Presidente de Honor, Luis del Olmo.
Uno de los momentos más brillantes de la Gala, cuando oimos radio, con 'Mentes Peligrosas', el programa de Mariano Mariano en Libertad FM |
Sinceramente,
muchos de los nombres que recibieron aquella noche su premio ya gozan del
reconocimiento de la profesión y de los oyentes y tienen su ego colmado con
creces, incluso algunos no necesitan alimentar su ego, porque ya no están entre
nosotros. No seré yo quien niegue el reconocimiento a todos los nombres que
figuraron en el palmarés de este año -porque vibré y me emocioné con ellos- pero sí apuesto por una Academia más dinámica,
más pegada a la realidad que nos rodea y no anclada en el pasado. Una Academia
emparejada con la evolución de la radio, al día de lo que ocurre en el gremio
dispuesta a apoyar y empujar a los mejores proyectos, y a sus profesionales con
mayor proyección, combinando la veteranía con la nueva savia. No fue esto lo
que vimos, por desgracia. Y eso que el año pasado ya se atisbó un cambio de
orientación que este año no se ha confirmado.
Antes de iniciarse la Gala, en el hall, Del Olmo, Gabilondo y Campo Vidal |
Dejo
para último lugar el comentario en torno a los apoyos comerciales de la gala,
que fueron apareciendo en la pantalla, y a lo largo de algunos Premios, cuyos
patrocinadores tuvieron la oportunidad de publicitar su marca, al tiempo que
entregar el galardón a los premiados. Es decir: cuñas, patrocinios y menciones.
Igual que en la radio. Al principio, aquella retahíla de anuncios de marcas
comerciales que se sucedían proyectados en la pantalla del Teatro Mira, me
producía vergüenza ajena, porque entendía que la solemnidad del acto requería
otra percha. Pero luego, conocedor como soy de las penurias económicas que
atraviesa la Academia, pensé: ¿Y Carlos Herrera, o Expósito o Francino, no
entrevistan a grandes personajes de la actualidad y a continuación se emiten
los bloques de publicidad con toda naturalidad? Pues eso, que hace falta dinero
para organizar una gala de estas características, que concentra cada año más
expectación, y público.
Como
decía, sensación agridulce. Pero, como me comentaba un directivo de la
Academia, “aunque solo sea por la emoción
que sentimos en intervenciones como las de Rafael Taibo o Matías Prats, la
ceremonia, con todas sus imperfecciones, valió la pena”. ¡Amén!
Muy bueno el artículo, si bien hay dos imprecisiones: los premiados subian al escenario desde el patio de butacas arropados con las correspondientes fanfarrias musicales y los que entregaban el galardón salian desde bastidores. Y tampoco es cierto que Gabilondo sugiriera a la Academia cambiar el orden de entrega de los galardones. El primer galardón no fue el de Iñaki sino el segundo en entregarse.
ResponderEliminarLa Academia también fue criticada cuando en ediciones anteriores entregaba galardones mediante nominaciones a compañeros jóvenes que podían ser grandes promesas. Esta claro que se haga como se haga nunca contentará a todos. Lo que hay que tener claro es que estas galas se organizan sencillamante para celebrar una fiesta de la Radio y no para competir entre compañeros por ser el mejor de algo. Tampoco es comparable con otras Academias que llevan ya muchas ediciones y tienen apoyo estatal o medático. ¿No merece a caso esta gala ser retransmitida por la TVE pública?
Me consta que la organización de este evento tenia un presupuesto cero y pudo ser posible gracias a voluntarios y entidades colaboradoras. Recordemos que era el acto central de celebración en España del Día Mundial de la Radio proclamado por las Naciones Unidas a propuesta del Gobierno de España y por la iniciativa de la Academia de la Radio. Vamos, que si en vez de ser el dia mundial de la Radio, lo es del Cine, entonces hacen a la Academia del Cine un monumento en la Puerta del Sol.
Lamento una vez más que se refugie en el anonimato para defender su opinión, sobre todo cuando parece tan próxima a la Academia de la Radio y cuando estamos en un país donde podemos expresar nuestra opinión con total libertad. En primer lugar, mi agradecimiento muy sincero por la valoración general del artículo, lo que significa que me ha prestado atención, y que valora mi opinión. Gracias, de verdad.
EliminarNo creo, permítame, que el detalle de las correcciones –que asumo en parte- sea el quid de la cuestión que se analiza en mi post. Iñaki, efectivamente, no podía quedarse al final de la ceremonia, por otros compromisos, y se tuvo que adelantar la entrega de su Medalla de Oro, galardón que, insisto, hubiera merecido otra ubicación más destacada en la Gala, dada la categoría del reconocimiento. Pero éste es un tema que afecta directamente al premiado, que tuvo que ausentarse de la foto de familia final, restándole sin duda relevancia. Que fuera el primero o el segundo resulta anecdótico. Pero asumo la corrección. Igual que asumo, en parte, la corrección de las ráfagas: algunos invitados sí contaron con ellas, y otros no.
En cuanto al palmarés de premiados, mantengo mi opinión. Creo que la Academia de la Radio debe reconocer a los grandes maestros, venerarlos y hasta reverenciarlos. Pero también tiene que ocuparse de la salud del medio y de su continuidad, señalando a los oyentes a los nuevos profesionales que van a seguir haciendo grande el medio.
Del resto de sus palabras, no solo no tengo nada que objetar, sino que las confirmo: desde el presupuesto cero –de ahí el mérito- hasta el papel esencial de la Academia de la Radio –especialmente de Jorge Álvarez, su presidente- en la consecución del ‘Día Mundial de la Radio’, proclamado como tal por la Unesco, a iniciativa de España. Pero no me parecía oportuno reiterarlo una vez más, cuando es de todos conocido y llega un momento en que puede sonar a excesivo autobombo.
Tiene que haber una Academia de Radio para dignificar la profesión. Tiene que llenarse de académicos y éstos elegir democráticamente a sus representantes. Y tiene –debería- que contar con el apoyo de las instituciones, por la fuerza que representa y los ciudadanos que concentra cada día.
Magnífico, Gorka. Déjame que añada que Radio Nacional de España en Canarias recibió una distinción especial por sus 50 años ( que no es mucho) pero es que desde aquí, RNEC, se ha inundado a las emisoras de toda España, tanto de radio como de tv, con una coletilla horaria muy familiar: "UNA HORA MENOS EN CANARIAS" ( nació en 1969 en el programa "Protagonistas nosotros", entonces dirigido por Pepe Ferrer). UN ABRAZO.
ResponderEliminarPor favor, José Antonio! Tienes toda la razón. Me disculpo contigo y con los compañeros. Me he dejado premios No pretendía tampoco ser una crónica exhaustiva sobre el palmarés, toda vez que ya hice un post previo en donde sí se citaba a todos los galardonados por la Academia. Gracias por tu comentario tan favorable.
EliminarSin embargo, siendo honesto, José Antonio, debo reconocerte que si la Academia concede un premio a RNE por su 50 aniversario en Canarias (que sé que coincide con el TVE) que no dudo, ¡por supuesto!, que merece, está entrando en una dinámica de servidumbres si me apuras repetitiva. ¿Por qué no entonces no se concede a Radio Barcelona, EAJ 1, en su 90 Aniversario que cumplió en 2014? ¿O a RNE en Salamanca, la más antigua del país, creo recordar? Insisto, soy consciente de lo que representa RNE en Canarias, un elemento de unión del archipiélago con la península y personalmente, para ti, tantos años de servicio e implicación.
En cualquier caso, grito contigo: ¡VIVA LA RADIO!
Si, si, estoy de acuerdo, por eso entre paréntesis dije ( que no es mucho) pensando, precisamente, que hay otras muchas emisoras más antiguas. Los 50, es un aniversario "redondo", coincidía con este año de 2015. También, que quienes deberían hacer las propuestas, no se preocupan.
Eliminar¿ Te llegó la Crónica Ucrónica que dediqué a la Onomástica Radiofónica ( homenaje a Orson Welles)?.
¡¡VIVA LA RADIO!!
Gorka, cuando TVE-1 emitió en VHF, las tormentas eléctricas meteorológicas afectaban a dicha señal.
ResponderEliminarComo la DAB plus emite en el VHF, ¿dichas tormentas afectarán también a las señales del DAB plus y para mal?
Hola Pepe! No soy técnico y por tanto, lamentablemente, no puedo aclarar su duda. La tecnología de compresión de la DAB+ es superior a la tecnología analógica. Pero desconozco hasta qué punto influye el canal de difusión, en este caso la banda de VHF. Saludos!
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