Historia de Radio Madrid 2 (II)
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Grandes
nombres para una buena historia
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En
el caso de Madrid, el entonces director
de programas y operaciones, Ramón
Gabilondo, me
encargó coordinar aquella gesta: poner en marcha la programación de Radio
Madrid 2, de lunes a domingo, y utilizar los mismos tiempos de las
desconexiones de la cadena para encajar nuestra parrilla local.
Desde
el minuto uno, adopté la filosofía que me transmitió Ramón: “tú ahora eres una emisora local que depende
de la cadena, como Valencia o Albacete; solo que estás en Madrid”. De
hecho, nuestro estudio estaba situado al fondo del pasillo, con unas vistas
privilegiadas, dicho sea de paso, sobre el Madrid castizo de la Gran Vía.
Actuábamos como una ‘república independiente’, porque éste fue el mandato que
nos dieron. No obviaré que este comportamiento provocó suspicacias entre
algunos departamentos de la casa, acostumbrados a ejercer su control en
diferentes áreas, como la técnica, por ejemplo. Pero yo, fiel al mandato, añadí
además mi condición de periodista procedente de una emisora de radio local
(Radio San Sebastián), con lo que no hacía mucha falta instruirme en el papel
de una emisora ‘dependiente de Madrid’.
Esta situación nos trajo problemas, como luego veremos.
La SER no ha perdido el color amarillo corporativo, pero sí ha modernizado y estilizado su logo |
La
escasez de recursos con los que partimos era tal que no teníamos locutorio, ni
tampoco técnicos adscritos a la emisora. Nuestro vecino de al lado era uno de
los estudios de producción de la SER. En la Temporada 94-95, gracias a la mediación de mi entonces jefe Ventura García, conseguimos hacer una
obra en el estudio de producción para incorporar un locutorio minimalista y
quedarnos nosotros con su locutorio, que yo me encargué de amueblar con un
cómodo sillón modulable marrón, procedente de una sala de espera que habían
desmontado. Ante la necesidad, se me ocurrió una idea para suplir la carencia
del locutorio, y fue realizar el programa desde la terraza de la SER, que
distaba del control de sonido unos 25 ó 30 metros. Tiramos un par de cables (la
emisión y las órdenes) y, sin verse José Luis Arriaza con el técnico, aquello salió como
pudo. Bien mirado, con perspectiva, aquello fue un exceso. Pero lo pasamos tan
bien (¡y con tanto calor!).
En
esa misma temporada, Radio Madrid FM tuvo capacidad para fichar a un técnico, y
llegó Flores Juárez, un joven lleno
de ilusiones que se integró de inmediato en el equipo, y que hoy es Tano
Juárez, realizador de televisión, de series tan importantes como “Hospital Central”. Recuerdo que su
llegada nos dio un gran respiro, porque hasta entonces habíamos trabajado en
‘autocontrol’. Conste que me desenvolvía con soltura, y hasta con placer,
porque el control absoluto de regletas y faders me parece, si te gusta y
cuentas con un poco de habilidad, la mejor manera de cuidar tu producto. Aún
hoy sigo sintiendo por la realización radiofónica una atracción tal que no
puedo reprimir mi natural tendencia a toquetear una mesa de sonido…
Vista desde la terraza de Radio Madrid (SER), sin duda privilegiada |
De
hecho, nuestro carácter de ‘emisora independiente’, tal y como lo había querido
Ramón, nos permitió encargarnos de un proyecto, dentro de la casa, que todavía
recuerdan los más viejos del lugar: la puesta en marcha del primer ordenador en
el control de sonido. Llegaba con él el software Dalet, de origen francés, y
que tantos problemas causó en sus principios. Yo tuve la suerte de formarme,
casi de manera autodidacta, con el primer PC de realización de sonido de la Cadena
SER. ¡Cuánto ha llovido
desde entonces!
Recuerdo
cómo los técnicos de control de la cadena se acercaban, entre curiosos y
expectantes, a nuestro control para verlo funcionar y comprobar que Flores Juárez
y, a partir de la temporada 95-96, Nacho
León, lo manejaban con una enorme seguridad. A ellos les quedaba algo más
de tiempo para utilizarlo y un curso de capacitación. Luis del Amo, entonces subdirector técnico, bajaba prácticamente
cada día para preguntar por la marcha de aquel nuevo ‘juguete’ que había
entrado en Radio Madrid y que nosotros estábamos poniendo en marcha, a modo de
cobayas. Mientras tanto, cuando me daba
una vuelta por el control de continuidad de la cadena seguía viendo las
cartucheras, donde se programaban las sintonías y las cuñas, que ahora nosotros
disparábamos con una tecla F, cómodamente, desde el teclado de nuestro
ordenador.
Nosotros
fuimos quienes, poco a poco, por el uso continuado que hacíamos de él, los que íbamos desgranando sus funciones y puliéndolas, gracias a las continuas visitas de los
técnicos del software que nos visitaban periódicamente, procedentes de París. Y
he de reconocer que el sistema respondía bastante bien a nuestras necesidades.
Software de origen francés -Dalet- con el que se trabaja la edición del audio en la SER |
No
imaginaba yo que nuestra condición de ‘república independiente’ en Gran vía 32
nos iba a traer problemas con muchos departamentos. En la Temporada 95-96, y
después de rodarlo un poco, el ordenador cumplió otra función, decisiva en la
nueva organización de las emisoras de toda Unión Radio: la automatización del
disparo de las emisiones locales. Trataré de explicarme mejor: gracias a la
tecnología del sistema Dalet, las desconexiones publicitarias se podían
programar automáticamente, de manera que gracias a un impulso inaudible para la
antena, se desactivaba la emisión nacional y se activaba la emisión local.
Previamente, se habían programado una serie de bloques de audio de duración
limitada (uno, tres o cinco minutos) y quedaban alojados en el ordenador, a la
espera de recibir el impulso desde Madrid que los activara. El ordenador de
cada emisora disparaba su publicidad, sin necesidad de que la mano de un
técnico bajara y subiera regletas en la mesa de mezclas. Un auténtico hito.
Pues
bien, a Radio Madrid 2 le cortaban sus desconexiones en la antena. Y, como es
lógico, me quejé. En un bloque de desconexión de tres minutos, por ejemplo, se
dejaba pregrabado el bloque de 180 segundos en el ordenador. Madrid soltaba la
desconexión local (a mí me parecía un milagro cada vez que lo veía), se emitía
el bloque de cuñas y autopromociones y, al terminar el tiempo, se volvía a
reconectar con la señal de Madrid. Pero cortaba el final de las cuñas, justo
donde, por lo general, se anunciaba el teléfono del anunciante, lo que
provocaba, en los principios, no solo mi enfado, sino el del agente comercial
de GDM y, en última instancia, el del cliente que escuchaba su cuña y
comprobaba el guillotinado.
Poco
a poco, con Luis del Amo y Arturo de
Blas, fuimos ajustando aquellas desconexiones y recuerdo, como si fuera hoy
mismo, que lo logramos gracias, como siempre ocurre con la informática, a
engañar al sistema incluyendo archivos de audio con ‘silencios’, lo que
permitía ajustar los tiempos sin cortes de ninguna clase. Pero el hecho de que
Madrid tuviera dentro de sí una emisora, con los mismos problemas que Palencia
o Santiago, facilitaron muchísimo las mejoras y los avances. Los errores se
percibían en Madrid, los mismos que ocurrían en emisoras.
Sede de Radio Madrid, cadena SER, en la capital de España, situada en el número 32 de la Gran Vía |
Al
principio de aquella aventura, Radio Madrid 2 carecía de tanta publicidad como
para abastecer todas las desconexiones abiertas por la cadena, así que no tuve
más remedio que ingeniármelas para rellenarlas de la mejor manera posible,
inventándome autopromociones (propias y de la cadena) y otros contenidos, más o
menos temporales, como los microespacios “La
SER al día” que incluían temas de informática, de consumo (con mi amigo Jesús Soria), música o cine, entre
otros asuntos. Tanto gustaron estos microespacios de relleno que, durante un
buen tiempo, su emisión se extendió al resto de emisoras de la cadena que los
utilizaban para completar sus desconexiones y, en algunos casos, incluso, como
contenidos patrocinables por sus clientes, tal fue su éxito. En paralelo, y
como comentaba antes, me apliqué en la elaboración, muy cuidada en su
realización, de autopromociones de Radio Madrid 2, que intentaban cambiar el
estilo imperante en la cadena y renovar un poco formatos y hasta sonidos. Mi
condición de ‘emisora independiente’ me permitía estas libertades, aunque, como
también decía antes, seguía alimentando las suspicacias en algunos
departamentos. Mi buen amigo Claudio
Martínez, entonces director de
Marketing de la Cadena, hoy ya desaparecido, elogiaba a menudo mis
autopromos y me animaba a continuar rompiendo esquemas y actualizando formatos.
Radio
Madrid 2 siguió su camino, sumó miles de oyentes, empezó a ser importante para
los jefes, que hasta que no creció no nos prestaban atención, y cambió de
indicativo por el de Radio Madrid FM. Es curioso. Adoptó la misma identidad que
la primitiva emisora de FM de Radio Madrid, la precursora de Los 40
Principales, y que
tantas alegrías dio a este grupo de radio. Es cierto que el término numérico
‘2’ podía entenderse como un ‘segundo plato’, con todo el contenido peyorativo
que se pretendía evitar con la nueva denominación. Con el nuevo nombre empezó
el despegue definitivo. Personalmente, considero la puesta en marcha de Radio
Madrid 2 y, posteriormente, Radio Madrid FM, como una de mis etapas
profesionales más intensas, felices y prolíficas. Hoy Radio Madrid FM es la
emisora más escuchada de España con casi medio millón de oyentes.
Grandes nombres, y sus rostros |
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