El tratamiento informativo del Ébola
https://www.gorkazumeta.com/2014/10/el-tratamiento-informativo-del-ebola.html
Cuando exista suficiente perspectiva histórica, lo ocurrido con el Ébola en España será estudiado como caso de comunicación en las Facultades. Numerosos actores, la mayoría sin acierto, han participado en estos hechos, que han provocado en la sociedad, española e internacional, una incuestionable alarma social. Por eso, contar con la reflexión de la profesora Julia García Agustín, doctora en comunicación, y especialista en Modelos de Gestión de la Comunicación Científica, constituye un auténtico privilegio para este blog.
La profesora doctora Julia García Agustín |
El primer caso de contagio de la enfermedad del Ébola que se ha producido en España ha disparado las alarmas informativas y sanitarias en el país y en todo el mundo, no sólo por la gravedad del caso, sino por las consecuencias que se puedan derivar, tanto para la población local, como para las naciones del entorno y sus posibles repercusiones para la maltrecha economía española.
La cobertura informativa de un suceso de estas características cobra una relevancia trascendental por la alerta que produce en su población y en el resto del continente europeo, por el daño que ocasiona a la imagen de España internacionalmente, por el descrédito de las autoridades que genera entre los ciudadanos y la opinión pública exterior, por el clima de inestabilidad social, política y económica que origina dentro del país y por las consecuencias que se pueden derivar de una mala gestión de la crisis sanitaria por parte de los responsables encargados de ello.
Ante este estado de cosas, el papel de los medios de comunicación se revela fundamental para la gestión de la situación. La función de la prensa –más allá de informar puntualmente y con rigor de la situación- sobrepasa el mero tratamiento de la información, ya que adquiere características casi de “cuestión de Estado”.
Por esta razón, la labor que desempeñan los medios en la gestión de la “crisis del Ébola” es vital para la sociedad, no sólo para conocer los acontecimientos, sino para valorarlos, evaluarlos, analizarlos y fiscalizarlos, lo que contribuirá a crear un clima de tranquilidad en la población bien informada, que posibilitará que los ciudadanos participen activa y convenientemente en la prevención y en la lucha contra la enfermedad, sumando fuerzas con los profesionales sanitarios y las autoridades.
En este contexto, la cobertura informativa que lleven a cabo los medios de comunicación y el tratamiento de la información que realicen deben ser lo más exhaustivos posible y deben perseguir de manera especial la pertinencia y relevancia de las fuentes, que mayoritariamente deben ser científicas, pues son los únicos profesionales que conocen verdaderamente la enfermedad, la manera de combatirla, los procedimientos a seguir y siguen investigando sobre ella para encontrar el tratamiento que la erradique.
Sin embargo, gran número de medios de comunicación españoles se están decantando por ofrecer a su audiencia opiniones de políticos y otros agentes sociales, en lugar de la opinión bien formada de expertos, que es la que, en estos momentos, precisa mayoritariamente la sociedad y los profesionales encargados de luchar contra el Ébola, una enfermedad cuyo solo nombre aterra.
Lo importante es saber de qué hablas, base y fundamento, y esto lo pueden ofrecer los expertos (Fotografía Pixabay) |
En un momento como el actual, en el que las sociedades desarrolladas viven rodeadas de ciencia por todos lados –y el Ébola lo es-, la información periodística sobre esta enfermedad debe tener un tratamiento fundamentalmente científico, basado en la el Modelo de Gestión Científico-Periodístico (MGCP), que permite abordar de manera eficiente e integral sucesos complejos y trascendentales como éste sin caer en errores fatales ni en alarmismos innecesarios, que sólo aportan intranquilidad y caos a la situación.
La ciencia es una realidad tangible y palpable para las sociedades tecnológicas como la española y su percepción por parte de la ciudadanía es cada vez en mayor medida una cuestión de capital importancia, que tiene consecuencias políticas y económicas. De la correcta gestión de información de ciencia depende en muchos casos la correcta percepción de sucesos, circunstancias o situaciones que, como en este caso del Ébola, son vitales para los ciudadanos y para el éxito o el fracaso de determinadas medidas que haya que adoptar en relación a ellos.
El conocimiento científico rodea al hombre actual por doquier y este hecho el individuo lo tiene asimilado como parte de su vida cotidiana. Es un elemento de ella, pero no un elemento más, sino un elemento cada vez más imprescindible y necesario. Sin embargo, la ciencia no siempre tiene respuestas para todos los sucesos que ocurren alrededor del ser humano, como ocurre en estos momentos con la “crisis del Ébola”.
Es en estas situaciones cuando el periodismo y el periodista deben realizar un abordaje de la información mejor y mayor. Sobre todo, cuando se trata de un tema de interés general como es la salud o la pérdida de ella. Lo que periodísticamente se define como un “tema estrella”.
Éste no es un tema baladí, si tenemos en cuenta que la propia Unión Europea, con el Proyecto Messenger –un conjunto de directrices diseñadas para que los investigadores se comuniquen de manera eficaz con los medios de comunicación- pretende desde hace años acercar la ciencia a los ciudadanos a través, precisamente, de la prensa, pues sus promotores –el Social Issues Research Centre y el Ámsterdam School of Communications Research- descubrieron en su día que la mayoría de las personas recurren a la prensa y a la televisión para informarse sobre ciencia. Y en un caso, como el Ébola, evidentemente, más y con mayor motivo.
En casos como éste, se impone un tratamiento de la información muy escrupuloso en el que se deben contextualizar muy bien las noticias que se elaboren, se tiene que disponer de una buena agenda y manejar múltiples fuentes, se impone trabajar coordinadamente en equipo, se necesita ser muy riguroso con los datos y la información en general, se precisa reducir la incertidumbre y es imprescindible aumentar el control de la calidad.
La información científico-periodística tiene la virtud de establecer interfaces, puentes de conexión, entre todas las partes implicadas en el proceso -emisores, receptores, fuentes, sujetos pasivos, sujetos activos, acontecimientos, hipótesis, etc- y eliminar notablemente el grado de ansiedad en la población y en los agentes implicados. De ahí, la importancia de la direccionalidad del mensaje periodístico en una cobertura informativa como la del Ébola y que la transmisión del mensaje se realice con la máxima claridad y contraste.
En definitiva, la situación ocasionada por la aparición del Ébola en España debe ser abordada desde el rigor periodístico, pero dando voz fundamentalmente a los científicos y a los expertos en el tema, pues son los que fundamental pueden arrojar luz para superar con éxito un asunto tan oscuro y desconocido como éste.
Agachada, de blanco, Julia Gª Agustín, en sus tiempos en la SER, en el equipo del 'Hoy por Hoy' de Iñaki Gabilondo, en los 90 |
Julia García Agustín es profesora Investigadora del Departamento de Periodismo III, en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Es doctora en Aspectos Teóricos, Éticos y Estructurales de la Comunicación de Masas, Máster Business Administration (MBA) y licenciada en Ciencias de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Durante 20 años ejerció el periodismo en radio, prensa y televisión en los principales medios españoles y colaboró con distintos diarios de América Latina. En el ámbito empresarial desde 2004 ha desempeñado funciones directivas en las áreas de estrategia y comunicación. Ha participado en el Taller Jack F. Ealy de Periodismo Científico del Instituto de las Américas y la Universidad de California-San Diego (EE.UU), forma parte de distintos grupos de investigación, es asesora académica de H2ong y profesora invitada de las Universidades de Bergen y Libre de Berlín. Es autora de un modelo de gestión de la información, de un libro y de diversos artículos científicos. Miembro y presidenta de la Academia de Doctoras (AcDras).