La coincidencia de intereses
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Todo lo que ha respondido José Antonio García, el “Ciudadano García” de las tardes de RNE, en la entrevista que publiqué el mes pasado, me ha parecido de un enorme interés. Primero por la valentía que supone afirmar que no le interesan nada los políticos, pero sí la política; no le interesa nada la información futbolística, y sí el fútbol. Subrayar su desapego informativo respecto de los políticos, y hacerlo en RNE, donde éstos se pelean en algunos casos por disponer de su tiempo de arenga, sobre todo en período electoral, y donde tienen mucha mano en la dirección y orientación del medio…, me parece que bordea ya la imprudencia, tratándose de un funcionario de la radio pública ¿al servicio del gobierno de turno? Pero dicho esto, no le tiembla el pulso al afirmar que, como todo en la vida, y en RNE más, esta aventura de las tardes terminará algún día, y entonces pasará a “mejor vida”. Y lo dice con una absoluta naturalidad, sustentada en los sólidos cimientos del sentido común, el menos común de los sentidos.
Un micrófono, para muchos, es una tentación. Si tienen uno cerca lo adoran porque puede significar su éxito (Fotografía Pixabay) |
Cuando
le preguntaba acerca de su definición del término ‘radio’, no duda en elegir la
respuesta “un trabajo”. Y me resulta tan
contundente como real. A mí, que como tantos otros colegas, y amigos, entiendo
la radio de una forma tan absorbente, tan ladrona
de momentos cotidianos, tan acaparadora de tiempo y jirones de corazón, una
actitud como la suya me parecía imposible de encontrar. Alguien que mira a la
radio desde la distancia, que la ve como una obligación a la que tiene que
responder, lógicamente, con eficacia y oficio, con buenos resultados, pero que,
una vez concluida su responsabilidad, se olvida, se abstrae de ella, tanto que
ni siquiera dedica su tiempo a escuchar a otros en su mismo medio, creía que no
existía. Sorprendente.
Hasta
cierto punto, me niego a creer que esa afirmación de que la radio es tan solo
un trabajo para José Antonio García sea realidad al cien por cien. Me cuesta
creerlo, desde mi cultura y militancia en este medio al que he dedicado toda mi
vida profesional. Pero entiendo también, con profundo respeto, que sea una
opción, tan válida como la, en ocasiones, exagerada dedicación que le prestado
en mi recorrido vital. No será la primera vez, ni la última, que mi familia me
recrimina mi excesiva dependencia de la radio. Mi exagerado consumo, en directo
y en podcast. Pero no me canso, porque disfruto y siempre aprendo, de lo bueno
y de lo malo.
Y
hay otro aspecto, recogido en las declaraciones de José Antonio García, que ha
llamado poderosamente mi atención, porque es de dominio público en el ambiente
profesional, pero poco conocido fuera de él, sobre todo entre los últimos
consumidores de los medios de comunicación: los ciudadanos, como el propio
García.
Se
refiere el director del programa vespertino de RNE a que los personajes populares
(cantantes, actores, artistas, etc.) están disponibles a la llamada de los
medios siempre que a ellos les interese. Si un cantante ha publicado un nuevo
disco, está ‘de oferta’ (de promoción)
y su presencia se multiplica en todos los medios, como la espuma desparramada
desde un camión de bomberos. Y los periodistas que quieran contar con él deberán
pasar por el aro y recibirle en sus dependencias asumiendo su imposición,
incluso a veces horaria. Cuando a un periodista le interesa un personaje, es
muy posible que a ese personaje no le atraiga lo más mínimo el interés del
periodista por él. O por lo menos el momento elegido. Pondrá mil disculpas,
bien directamente, bien a través de sus eficaces intermediarios. En algunos
casos es posible que hasta, sincero, se sirva de la verdadera razón que le
lleva a rechazar la invitación del medio informativo: “no me interesa ahora, porque no tengo nada que vender”. El
propio Iñaki Gabilondo se quejaba
también de esto, en una reciente entrevista.
El, equipo de "Esto me Suena" (RNE) trabaja en una radio alejada de las servidumbres (Fotografía RTVE.es) |
Subrayando que siempre hay loables excepciones, de personajes públicos que acuden siempre a una llamada, y se prestan al juego –porque no deja de ser un juego- de los periodistas y el periodismo (o del espectáculo) audiovisual, la mayoría de las veces los contenidos de una radio se establecen en función de mutuos intereses, entre el entrevistador (“tú me rellenas tiempo”) y el entrevistado (“tú me vendes mi producto”).
José Antonio García lo que hace es denunciar esta realidad y, valientemente, prescindir de ese camino para completar los contenidos de “Esto me suena”, en RNE. Su decisión, también imprudente en la medida en que le genera mucho más trabajo a él y, sobre todo, a su equipo, le conduce a buscar alternativas de contenidos entre personajes que no solo no tienen nada que vender, sino a los que los demás tenemos mucho que agradecer, porque se trata de personajes anónimos, cuya labor, en muy diferentes campos, callada, discreta, humilde, merece la pena ser aireada por una radio, encima pública. Por eso admiro la decisión del Ciudadano García y por eso auguré, al parecer con éxito, que estaba llamado a mayores gestas en RNE. De momento, el EGM lo tiene de su lado, creciendo (aunque ha sufrido un traspiés en esta última ola), yo diría que en justicia, pero desconozco la paciencia que pueden tener con él los jefes de la radio pública, los de los despachos y los situados en la sombra, para los que contar buenas cifras de oyentes es, simplemente, una anécdota.
¿A cómo está el kilo de entrevista? |
La entrevista inolvidable
En varias ocasiones me he encontrado con invitados a los que
entrevisté en ese ‘período de promoción’
de su disco, su película, o su libro, y recordaban, pese al inevitable paso del
tiempo, nuestro encuentro en la radio. En algunos casos, es posible que lo
hicieran por simple cortesía. Pero en otros, dados los detalles aportados, me
consta que lo tenían memorizado en su disco duro. De las decenas de entrevistas
que puede conceder un cantante, por ejemplo, durante la promoción de un disco,
¿qué es lo que más agradece? Creo que, sin duda, aparte de la documentación sobre
él –que se le supone, como el valor en la extinta mili- la creatividad y la originalidad,
acompañadas por equilibradas dosis de simpatía y buen humor. Todas las
personalidades que desarrollan un período de promoción de su obra llegan a
responder casi automáticamente a la interminable repetición de las mismas preguntas
de los periodistas. Cuando hay alguno que se sale de lo corriente, que se
esfuerza por concederle al encuentro un marchamo original, un envoltorio
peculiar, lo agradecen. Por eso, ante las nuevas generaciones, apelo a esta
estrategia, que además cumple otro objetivo: evitar caer en el simple autobombo
de promoción de un producto, sea el que sea, un riesgo muy presente siempre.