“Las 3 emes” de la FM (I)
https://www.gorkazumeta.com/2014/06/las-3-emes-de-la-fm-i.html
Un libro escrito por el
periodista Alfredo Arense
Fue
un encuentro feliz, con muchos –y buenos- compañeros de la radio y muchos partidarios del medio, con lo que
jugábamos en casa, lo que te hace sentirte especialmente cómodo. La Sala Costello de Madrid, situada en una
calle perpendicular a la Gran Vía madrileña, sirvió de escenario a la
presentación del libro “Las 3 Emes”, el pasado 26 de mayo, escrito por el periodista, y copresentador de “Las Mañanas Kiss”, en Kiss FM, Alfredo
Arense. Joaquín Guzmán, creador
de “La Gramola” y emprendedor con “Rockola FM”, en diferentes etapas, nos
informó de que la sala era uno de los locales más de moda ahora mismo en la
capital de España. Seguramente, yo pondría cara de asombro porque nunca me he
movido por estos entornos y menos ahora, en que ya estoy retirado de la vida
nocturna.
De izquierda a derecha, Joaquín Guzmán, Frank Blanco, Gorka
Zumeta, Alfredo Arense y Carola Zamora (Publixed)
|
Javi Nieves, el presentador de “Buenos Días Javi y Mar”, en la Cadena 100, iba a ser otro de los padrinos del libro. Es autor de uno de los dos prólogos, junto con Marc Vicens, director de Kiss FM en sus comienzos. Finalmente, el también presentador de “La Mañana”, de Cope, no pudo acercarse a Costello por un compromiso familiar y excusamos su asistencia. Nos apenó, porque justamente el tema que apuntaba en su prólogo –el de los consultores, y su papel en la radio de estos albores del siglo XXI- fue uno de los más analizados (¿criticados?) en la mesa.
Freddy y Frank |
Alfredo -Fredy- Arense en diálogo con Frank Blanco |
La
ciencia de la estadística y los focus
group irrumpieron en la radio de la década pasada y le cambiaron por
completo el aspecto. Llegaron con tal fuerza, y tanto poder de decisión, que
provocaron salidas traumáticas de la radio temática musical de entonces, como
por ejemplo, entre otras muchas, la de “La
Gramola”, del propio Guzmán, de M-80 Radio. Precisamente de este aspecto,
analizado ya desde la distancia y desprovisto por supuesto de todo signo de
rencor, habló el hoy director de Rockola FM, profundizando en el papel
desarrollado por los consultores.
Javi
Nieves, en su prólogo de “Las 3 emes”,
reconoce que él es partidario de la figura de los consultores, porque lo
entiende un miembro más del equipo que busca la eficacia del mensaje. En este
sentido afirma: “La radio es comunicación.
Si nadie te escucha, es que tu mensaje no llega”. Y estoy absolutamente de
acuerdo con esta sentencia. Ahí es donde concurren los consultores: en esa búsqueda
del éxito, evidentemente con sus armas y herramientas científicas. Sin embargo,
el conductor de Cadena 100 y Cope mantiene una reivindicación, y es defender el
papel de los profesionales y de su dominio del oficio, de su intuición y
conocimiento, frente a la estrategia de los consultores, surgida, como decimos,
de un estudio científico previo, que debe siempre ayudar a lograr el objetivo,
pero nunca a maniatarlo. También coincido con este argumento de Nieves.
Lo que más estimula es la participación del público. Aquí Molo Cebrián preguntando |
A
las pocas páginas de abrir este magnífico trabajo editorial, imprescindible
para entender lo que ha ocurrido en la radio temática musical española en las últimas
décadas, me encontré con un párrafo que leí entonces en público y que vuelvo a rescatar
ahora. Alfredo Arense dice: “Para otros,
la radio de hace 10 años era la radio “de verdad”, en la que el locutor
gobernaba sus programas, en la que los programadores -como buenos sabuesos- detectaban con su
olfato los próximos éxitos y convertían a chavales con ilusión en estrellas del
pop rock. Es la radio que se hacía con la piel, desde el pálpito más hondo, y
en la que el locutor era el termómetro del programa en cada momento y no los
estudios de investigación y los test que nos traían “los consultores”, ese
nuevo intruso que desconocía nuestro idioma y cultura, y que estaba demoliendo
nuestro “castillo de sueños de radio” con “frías técnicas de comunicación”.
Y
aquí empieza la historia de mis traiciones. Las traiciones de la radio musical
y su evolución finisecular. Cuando nacieron Los
40 Principales, como cadena, yo tenía 17 años y, como buen adolescente,
crecí con la música que escupían aquellos primeros receptores de FM que
llegaron a San Sebastián y que mis padres, entusiastas seguidores de la radio
(así es como se contamina la sangre, con la costumbre), compraron en cuanto
llegaron a las tiendas donostiarras. Aunque yo me dirigí, muy pronto, hacia el
mundo de la radio generalista, no dejaba de ser un consumidor –como también dice
Javi Nieves en su prólogo- compulsivo
de radio… musical y de la otra…
Imagen del ambiente de la presentación. Muchos aficionados a la radio. ¡Daba gusto! |
¿Quiénes
eran mis ídolos de entonces? ¿Mis referencias? Pues el Baby, José Antonio Abellán,
y Fernandisco… a quien luego tuve la
oportunidad de conocer en Gran Vía, en la SER,
y luego en Punto Radio. Como ellos, muchos otros compañeros fueron abriendo su ficha en mi memoria,
procedentes de la mencionada emisora, hoy de Prisa Radio, y también de Radio 3,
de RNE, las dos únicas emisoras
musicales que se oían por entonces en la capital guipuzcoana.
Sin
pretender emular, ni de lejos, el magnífico trabajo también del profesor Luis Miguel Pedrero, de la Universidad
Pontificia de Salamanca, titulado “La
Radio Musical en España: historia y análisis” (Instituto Oficial de Radio y
Televisión, 2000), lo cierto es que cada uno de los oyentes (esto es lo grande
de la radio) tenía ‘su propia historia en la cabeza’. Pero, para mí, la radio
musical de aquellos años, la que escuchaba, la que mamé, tenía nombres y
apellidos.
Por
eso, cuando llegó de la mano de Kiss FM, ese invento infernal de 1,2,5,6,75,670
éxitos encadenados, presentados por
un locutor autómata, yo sufrí mi primera gran traición, porque me habían robado
la esencia del medio, su personalidad y la del locutor en quien yo confiaba
para aprender de música, de solistas y de grupos. Me robaron, en términos más
precisos, la prescripción. Mutilaron la radio. La radio musical que yo había
conocido hasta entonces. Y me produjo un cortocircuito. De hecho, reduje mi
consumo de radio musical. Yo no buscaba un hilo musical. Buscaba, como siempre
se busca en la radio, a alguien que te cuente algo, noticias, historias… o música.
Uno de los tipos que más sabe de radio musical en este país, Joaquín Guzmán, en plena acción |
Pero
hay que ser consciente de dónde nos movemos y cuáles son los intereses mercantilistas
que mueven las cuentas de resultados. Aquí de lo que se trata, pensaría más de
un directivo de entonces (y de ahora) al leer mis palabras, es que “se deje usted de romanticismos y saque la
cartera”. Y por eso, cuando llegó
Kiss FM, y su empujón a contrapié, revolucionó el panorama de la industria de
entonces, y lo reactivó, porque lograba el respaldo masivo del público.
Unos
tipos reunían a un grupo de gente, elegida por su representatividad de un
universo, para chequear la música que les gustaba más, escuchando una brevísima
muestra de cada tema que constituía el fondo musical de una emisora, el catálogo.
Su juicio se tabulaba y se servía frío en unas pautas intocables que debían
seguir al milímetro, bajo amenaza de apertura de parte disciplinario, los
locutores de turno. Grosso modo éste
era –es- el planteamiento en que basan su trabajo los consultores que trabajan
en todo el mundo para las emisoras musicales.
Frank
Blanco, vehemente, decidió meterse por estos vericuetos y analizar la
irracionalidad de algunos planteamientos que se han llegado a producir en la
radio temática musical española, a riesgo de caer en la incoherencia más absoluta,
y hasta ridícula. “¿Qué me pasó a mí
cuando llegue por la mañana al “Anda Ya!”, y me encontré con la noticia de que
había muerto Michael Jackson, nada más
y nada menos que el Rey del Pop? Pues que no podía poner ningún disco de él,
porque los consultores no habían previsto el deceso. ¿A las 6 de la mañana iba
a llamar a mi director para pedirle permiso? La radio es inmediatez y se había
producido una noticia trascendental para el mundo musical que yo representaba
en ese momento. Bajo mi responsabilidad, y sabiendo a lo que podía enfrentarme,
incluí dos veces un tema musical de Michael Jackson. Dos días después se hizo
un especial, pero ya llegó tarde”.
Esto
fue lo que le ocurrió a Frank Blanco el 26 de junio de 2009, al día siguiente de
la muerte de Michael Jackson. Pero como este caso, estoy absolutamente convencido,
han ocurrido episodios similares en multitud de emisoras musicales que se rigen
por las inamovibles listas de éxitos programados, con tiempo marcado para la
intervención de los locutores, y hasta con pautas tan precisas que establecen dónde
debe hablar el DJ. Esto no era radio. Esto era un gélido negocio radiofónico.
Cristina Lavignes y Edu Salas, buenos amigos, se acercaron a apoyar a su compañero de Kiss FM |
Continúa...