El chip de la obsolescencia

La nueva era nos ha traído realidades que hasta ahora nos eran desconocidas. Nuevos elementos que ahora conviven con nosotros de manera natural, y condicionan nuestros hábitos de consumo. Me refiero a ese mecanismo, cuya forma desconozco, pero imagino como una garrapata, que se ocupa de desactivar la funcionalidad de nuestros electrodomésticos y obligarnos a adquirir otros nuevos, más modernos, más avanzados, pero con el mismo artilugio que terminará con su vida útil en una fecha determinada. Algo parecido a lo que muchos, cinéfilos (o cinéfagos), recordamos del Nexus 6 de “Blade Runner”, un replicante, casi perfecto, cuya vida activa, hiciera lo que hiciera, se apagaba en la fecha elegida por su fabricante. ¿Se imaginan ustedes que todos naciéramos con nuestra fecha de muerte, en plan determinista? Pues así son ahora todas las maquinitas electrónicas, cuyo horizonte de vida no supera los cinco u ocho años de vida.

Viene este recuerdo a colación de que la radio puede tener un grave problema en el futuro, a medio plazo, si no se muestra consciente de la realidad que se le avecina. La fortaleza de la radio analógica es más que evidente y nadie, en su sano juicio, puede ponerle pegas. Pero el escenario digital, y dentro de él particularmente la radio, incluye una cuestión generacional. A fecha de hoy, el EGM certifica que un diez por ciento de los menores de 35 años ya son oyentes nativos de internet. Quiere decirse que su entorno natural es la red, también para la radio. En ese entorno se encuentran a sus anchas, cómodos. Si los grandes radiodifusores tradicionales no diseñan estrategias específicas, y por supuesto eficaces, para dotar a sus productos de una dimensión online, es posible que haya que hablar del “chip de la obsolescencia de la radio española”.

La OM y la FM reúnen en España –entre productos generalistas y temáticos- casi 25 millones de oyentes (3ª ola EGM 2013). Todavía, pese a la enorme penetración de la radio como medio (cercana al 60%), hay más de 14 millones de españoles, mayores de 14 años, que no escuchan la radio habitualmente. Varias veces he comentado la poca visión de conjunto, gremial, de los operadores en este punto. ¿Por qué no preguntan por las razones de esta realidad, tan llamativa? ¿Por qué no, en definitiva, unen sus fuerzas para promover una campaña conjunta de todo el sector que promocione la radio como medio en nuestro país? Si aumenta su consumo todos saldrán beneficiados.

Mientras el sector se decide y continúa desarrollando estrategias individualistas, la radio online está ya adelantando en ocasiones a la radio tradicional. Me permito la libertad de apoyarme en esta imagen, a modo de símil, para desarrollar parte de mi teoría en torno a la nueva radio y en qué punto se encuentra. Como se ve en la fotografía, la radio digital terrestre (DAB) se encuentra borrosa. Es un coche que se mueve, pero nadie sabe hacia dónde. Su indefinición le lleva a rezagarse de tal modo que es posible que, o bien se quede definitivamente aparcado o bien recupere fuerzas si las recibe de un buen equipo GPS (Europa), que le facilite reorientarse. Por el contrario, la FM es un coche potente, que circula con fuerza, y decisión, siempre hacia adelante. Pero que, en ocasiones, ante los semáforos, por ejemplo, tiene que pararse; mientras que la radio online –el ciclista- sigue adelante (no respeta los semáforos…), con menos potencia, más modesto, pero también más ligero de equipaje (y de lastre) y en definitiva también llega a la meta (el oyente).

Los deportes rejuvenecen la radio generalista, pero los
jóvenes no permanecen en ella. En la imagen parte
del equipo de "Tiempo de Juego" (Cope)

Si no queremos hablar del “chip de la obsolescencia de la radio tradicional”, los operadores tienen que darse cuenta de que el escenario online será, en no mucho tiempo –aunque el trasvase vaya muy lento, hasta ahora- una realidad mucho más contundente. Por simple evolución generacional. Los oyentes de la radio generalista analógica cada vez peinan más canas. El target está envejeciendo y hay algunas cadenas cuyos perfiles de oyentes están más avejentados que otras. RNE es de las cadenas que agrupan a mayor número de oyentes con edades longevas. La Cope, en este sentido, ha experimentado un cambio, gracias sobre todo al deporte. Pero este nuevo contenido, liderado por Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño, no ha resultado tan beneficioso a la cadena de los obispos como preveían. La Cope, hoy, es una bicefalia o, dicho de otra manera, no es una cadena, sino dos: la que siempre ha sido y una nueva eminentemente deportiva. Sin embargo, el deporte es el contenido estrella del que se están sirviendo las cadenas generalistas para rejuvenecer su audiencia. Así lo hizo la SER hace una década, cuando José Ramón de la Morena llegaba con su “Larguero” a refrescar las madrugadas de la radio española. En el último EGM ha bajado de la barrera psicológica del millón de oyentes, lo que sin duda le está preocupando. Los ciclos cambian, inevitablemente.

Javier del Pino, el director del programa del fin de semana “A Vivir que son dos días”, reconocía esta pasada semana en un encuentro con los estudiantes de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) que “no podemos hacer lo mismo que hace 15 años”. Su sentido crítico no le traiciona, pero no es la única voz que lo dice. Aquí mismo, no hace mucho tiempo, la sólida y prestigiosa voz del profesor emérito de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, mi profesor de radio, Ángel Faus, reconoció que los radiodifusores no se quieren dar cuenta del cambio de paradigma que se atisba, que está ya aquí.

Javier del Pino en la UPSA de Salamanca,
junto a la profesora Chelo Sánchez Serrano

Y luego, muchos de los directivos de las grandes cadenas de radio españolas se quejan de que los jóvenes –los oyentes de mañana- no escuchan radio generalista, solo temática musical. Con esquemas caducos, anquilosados en fórmulas y formatos que les resultan ajenos, no creo que se les llegue a conquistar. El acercamiento de los sectores más jóvenes a la radio se sigue produciendo vía radio temática musical. Y hasta es posible que se conviertan en oyentes (fieles) de un morning show. Pero el salto a la radio generalista, que se va a ir quedando huérfana de juventud, será cada vez más difícil.

La SER consiguió rejuvenecerse hace algunos años, pero los jóvenes que se incorporaron ya no lo son tanto. El deporte fue su puerta de acceso: “El Larguero”, como decía, y “Carrusel Deportivo”, pero con Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño. Este mismo trío ha sido el que está rejuveneciendo la antena de la Cope. Pero, contrariamente a lo que muchos directivos pensaban cuando contrataban al ex equipo de Prisa Radio, éste no ha conseguido integrarse en el colectivo programático de la cadena de los obispos y circula por el mismo territorio, pero con una bandera diferente, la suya propia. Hay oyentes jóvenes que les siguen, pero que no permanecen en el mismo dial, cuando Paco y cía cierran su ameno chiringuito. Por contra, el aterrizaje de los ex SER ha levantado algunas ampollas entre los oyentes tradicionales del deporte en la Cope, a los que este nuevo estilo les parece demasiado libertino… A pesar de todo, cuidado, la cadena de los obispos ya dispone de los mismos postes, prácticamente, de la SER, y puede pasar cualquier cosa.

En definitiva, la radio generalista tradicional tiene el enorme compromiso de actualizarse o morir, por inacción. Y ya están tardando. En este sentido, la presencia de las radios de Prisa en Audioemotion, la comercializadora de radio online presidida por la eficaz Elisa Escobedo constituye todo un ejemplo, creo, de la voluntad de este operador de apostar por este nuevo escenario, en el que, de nuevo, sus productos vuelven a estar muy bien posicionados, con “Los 40 Principales” encabezando sus audiencias millonarias.

Los 40 es una de las emisoras que lideran el ránking de 

emisoras online, con 1.676.505 usuarios únicos 

(datos Audioemotion junio 2013) 

Otro paso, igual de inteligente, oportuno y estratégico, sería integrarse activamente en AERO (Asociación Española de Radio Online) para aprender de los operadores nativos de internet y reciclarse de alguna forma ante el nuevo paradigma que obliga a cambiar muchos esquemas. Es lógico, por otra parte, que los operadores tradicionales mantengan sus reservas, y aboguen por la prudencia como respuesta, para evitar la canibalización de su todavía más que potente marco analógico. Pero aquí no sirve como estrategia el “virgencita que me dejen como estoy”, porque el entorno está cambiando ya y a más de uno puede que le pille a contrapié.

Estamos lejos de plantear la desaparición de la FM del escenario radiofónico español, salvo que el criterio de la Unión Europea de Radiodifusión (UER) triunfe y la Comisión Europea termine apoyando el apagón analógico (siempre y cuando exista la correspondiente traslación del marco radiofónico actual al nuevo espectro digital terrestre, con norma DAB+). Nos quedan muchos años de convivir con una FM potente. Lo que defiendo es que los operadores de esta radio analógica tienen que reaccionar, apostando claramente por el nuevo entorno y hasta, si me apuran, utilizando el nuevo laboratorio para probar nuevos productos destinados a nichos específicos, como he defendido en este mismo blog en otras ocasiones.

De esta manera, evitaremos que el “chip de la obsolescencia de la radio analógica española” se active.  

Los smartphones se alían con la radio online

Hay algunas marcas de smartphones que, directamente, han suprimido la recepción de radio por frecuencia modulada y animan a la descarga de aplicaciones de radio online. Sin duda se trata de un golpe bajo a la radio analógica y una apuesta clara e inequívoca por el nuevo escenario online. Las razones aducidas para esta mutilación es que los estudios de mercado demuestran que no se consume radio por FM y sí, en cambio, a través de la red.