RNE recupera su brillo, le queda el esplendor (I)
https://www.gorkazumeta.com/2013/11/rne-recupera-su-brillo-le-queda-el.html
“Las Mañanas”, con Alfredo
Menéndez
Tras
la salida del prime time de las mañanas de RNE
de Manolo HH., pese a sus esfuerzos,
y oficio, la dirección de la cadena pública sorprendió con la
elección de Alfredo Menéndez, un periodista de radio, proveniente de Onda
Cero, donde ejerció como
director de los informativos locales de Madrid, desde 2004, y responsable del
programa de actualidad “Gente de Madrid”,
a partir de 2007. Aquí le escuché por primera vez, al frente de este programa, el equivalente a “El Foro”, de la cadena
SER en Madrid, creado por Carmelo Encinas en 1994.
Encinas
fue el encargado de dotar a Radio Madrid de una redacción estable de
periodistas que se ocupaban de la información local de la capital de España y
comunidad, con identidad propia. Se llamó “Redacción Madrid”, y por ella han
desfilado estupendos profesionales que hoy siguen demostrando su enorme valía,
entre ellos, y por citar solo algunos nombres: Alipio Gutiérrez, Fernando Olmeda, Inmaculada Galván, María Jesús Canga, Marce Rodríguez,
Susana Moreno, y quienes sustituyeron a Carmelo al frente de “El Foro”, Miguel Ángel Oliver, Miguel Ángel Muñoz Encinas, Javier Manzano (quien colabora con él en esta etapa, al frente de las "Crónicas del Vértigo") y Pedro Blanco. Hoy es Javier
Casal quien se sitúa al frente, no ya de “El Foro”, sino de “La Ventana
de Madrid”.
En
esa carrera en paralelo entre “El Foro”
y “Gente de Madrid”, donde se miraban
de reojo, y con gran respeto, Alfredo Menéndez se ocupó de dar forma a la
identidad informativa de Madrid en Onda Cero. Alfredo ya sorprendía entonces con su
tono tan personal de servir la información y el análisis. Nueve años haciendo
local en la emisora de AtresMedia forjan a cualquiera. Es más, siempre he
dicho que la escuela de lo local es la mejor para bregarse en este oficio;
aunque, a fuerza de ser sincero, no es igual ejercer en Madrid, que hacerlo en
Albacete, respetando ambos destinos, por supuesto.
Imagino
que para él “El Foro” sería una
referencia; igual que, para mis compañeros de la SER, Alfredo empezaba a ser un tipo, desde
sus comienzos, al que había que hacer un seguimiento exhaustivo, porque dirigía
un buen programa informativo sobre Madrid. De entrada sorprendía el desparpajo
con que asumía en Onda Cero la responsabilidad. Resulta muy difícil
en radio mostrarse tal cual eres. De hecho, la pose es la peor de las
recomendaciones, pues la radio, al final, ejerce como el algodón de la
publicidad televisiva, destapándolo todo. Su estilo atraía por su frescura,
complicidad, proximidad y, si me apuran, educación. Me recordaba, formalmente,
al estilo de Juan Ramón Lucas, que
tanto atrajo en otra etapa al frente de las mañanas de RNE. Cuando se ocupaba de explicar los hitos
económicos en la SER, a principios de los 90, ya trataba de contar, más que de
leer, de acercarse al oyente más, hablándole al oído…
Como todo nuevo proyecto, Alfredo Menéndez necesita tiempo, y en esta casa, con la alternancia política en el gobierno, esto es casi imposible |
La
dirección de RNE
ha buscado a su nuevo rostro en Onda Cero, aunque el madrileño (1972) ya había desembarcado en las madrugadas de TVE (Informativos), y eso que el nuevo director de la cadena
pública, Alfonso Nasarre, trabajó durante muchos años en Cope, de donde se pensaba, inicialmente, que
iba a atraer varios nombres a la cadena pública. En cualquier caso, seguro que se han producido contactos y ofertas previas, que no prosperaron, hasta
dar con Alfredo Menéndez. Lo cierto es que el enorme compromiso que representa situar a un periodista en esa franja horaria, de enorme responsabilidad, y repercusión, creo, modestamente,
que lo ha resuelto razonablemente bien, mejor en cualquier caso que su
predecesor en el cargo, Manuel Ventero,
que tiene otros muchos méritos, pero no desde luego elegir a Manolo HH. o a Yolanda Flores, para encabezar la parrilla de 2011, de lunes a viernes.
Me
gusta el estilo de Alfredo Menéndez. “Las mañanas de RNE” tienen, otra vez, vida. Brillo. Su nuevo director ha hecho un esfuerzo
por reorientar el programa, y hacerlo arropado por grandes personajes que
están desfilando, a modo de Master Class (uno de los últimos, Ángel Gabilondo, ex ministro de Educación). Alfredo le habla al oyente con un “usted” muy cercano, muy cómplice. Su voz
es la voz de un tipo normal, no tiene la proyección de Carlos Herrera (Onda Cero), absolutamente apabullante e
irrepetible, ni su presencia en la antena. Ni tampoco la cercanía de Gemma Nierga (SER). ¡No! Alfredo Menéndez ha encontrado su
puesto en las mañanas de la radio pública gracias a su propio personaje: un
periodista normal, encarnado en un tipo normal, incluso dotado de una voz también
normal que, en ocasiones, se torna casi estridente, sin que llegue a molestar en
ningún caso. Su acento, muy madrileño, con toques incluso castizos, incorpora, y transmite, una cierta incredulidad por lo
que cuenta, que le aporta distancia respecto de la actualidad, a veces tan sorprendente. Está claro que no quiere significarse, ni dar abiertamente su opinión como Ernesto Sáenz de Buruaga o el mencionado Herrera, tan acostumbrados a hacerlo.
Como
Juanra Lucas, Alfredo Menéndez comienza con la información meteorológica. Es
una acertada apuesta la de ambos. Recuerdo de Carmelo Encinas, que alguno en la
SER le apodaba “Carmelo Rebequita”, por la prenda que recomendaba (en exceso) en los
albores de los otoños, siempre recurría a este contenido tan sensible para atraer la atención del
oyente, a primerísima hora de la mañana. Cuando un español se levanta por las
mañanas, por lo general actúa de la misma manera: se despereza, se levanta,
mira por la ventana para ver el día que hace, escucha las previsiones del
tiempo en la radio y acude al servicio. He oído, en algún foro, la frase, sin duda despectiva, de que “Alfredo Menéndez es la marca blanca de
Juanra Lucas”. Que hay parecidos –lo estoy comentando- es evidente; pero de
ahí a descalificar a uno por ser copia del otro, media un gran trecho. La
escuela de la naturalidad en radio, de la que también bebe Carles Francino, es relativamente reciente. Juanra fue uno de los
primeros que adaptó su estilo a este deliberado acercamiento narrativo con el
oyente, pero conste que no ostenta la exclusiva.
Lo
importante es que la forma de contarlo, con Alfredo Menéndez al frente, también
es original. Partiendo de su propia terminología, Alfredo busca siempre la
complicidad con el oyente, manifiesta su voluntad de ganárselo y lucha por
ello. Abre los primeros tramos de la mañana con un comentario sobre la
actualidad del día en el que, con tres pinceladas, el oyente se sitúa
perfectamente en la jornada que va a vivir, sin que falte nunca el tiempo, e
incluso el apoyo recomendado (el abrigo, el paraguas, etc.). Les adelanta los temas, que
luego desarrollan sus compañeros, y siempre, siempre, saluda y agradece en
antena el trabajo de todos cuantos desfilan por “Las Mañanas” de la cadena pública. Con entusiasmo contagioso, que nunca sobra.
Me
gusta el tramo informativo, por el ritmo que presenta, por la valoración de las
noticias y por su exposición. Incluso el tiempo de la tertulia en el que,
siguiendo la escuela de Carlos Alsina (a quien tuvo cerca en Onda Cero),
Menéndez, que parece haber bebido de todas las fuentes, saluda y charla muy
cordialmente con sus contertulios, enfrascado en breves conversaciones “de ascensor”, intrascendentes, pero
humanizadoras. A partir de las 10:00
horas, se hace acompañar de Javier Capitán,
a quien conocí en la SER, cuando Julio
César Iglesias le
acercó a la radio, junto con Luis
Figuerola-Ferretti, para ocuparse de “La
Verbena de la Moncloa”. Esa figura dual del presentador, rol repartido en
dos personas, me trasmite, tal vez, inseguridad en la propia capacidad de
Alfredo Menéndez de asumir por sí solo este último tramo. Inseguridad
trasladada bien por los jefes, o bien por el propio Menéndez, que parece
necesitar a Capitán para ocuparse de una continuidad que él no es capaz de
absorber con eficacia por sí mismo. No estoy de acuerdo. Tan solo puedo
compartirlo si atendemos a los plazos. Alfredo necesita tiempo para consolidar
un proyecto, y ganar en solidez, y credibilidad, devolviendo a la cadena
pública el brillo de antaño. A un periodista que se ha dedicado toda su vida
profesional a trabajar en informativos, cambiarle el registro, y desprenderle
de la red del guion, dejándole en caída libre, y agobiado ante una
improvisación que no sabe si llegará, el reto del magazine es un auténtico
compromiso y, hasta cierto punto, puede necesitar, al comienzo, un pequeño
refuerzo, en forma de competente escudero, que actúe a modo de co-presentador. Pero intuyo a Menéndez perfectamente capaz de torear solo en la plaza. La opción del Ciudadano García, por ejemplo, es la coral.
Alfredo Menéndez en Onda Cero, donde se ocupó de la información local de Madrid |
Hay
que reconocer esfuerzos en los modos, lo que podría entenderse como una apuesta por la creatividad. En el tramo informativo, por ejemplo, se
ha introducido la crónica ‘ambientada’, a través de efectos especiales
(helicópteros, coches, aviones, etc.) que nos ‘trasladan’ al lugar donde sucede
la noticia (aunque al final, día tras día, resulte algo reiterativo, y hasta
previsible…). En las entrevistas, me gusta el juego que consiste en recurrir al
inmenso archivo de RNE, para rescatar antiguas declaraciones de sus invitados,
en un retrojuego, que busca la
reacción de sorpresa del entrevistado por sus propias palabras, o incluso la
actualización de sus declaraciones. Sin embargo, el tono es demasiado amable,
bordeando en ocasiones lo lisonjero; aunque Alfredo Menéndez se esfuerza por buscar
el titular a base de preguntas inteligentes.
Este madrileño de 41 años puede parecerle a algunos oyentes demasiado joven para asumir las mañanas de RNE, pero les aseguro que, si le dejan, terminará haciéndose su hueco en la radio española y devolviéndole a la radio pública el brillo que, por justicia, le corresponde. Tiene maneras, escuela y mucho oficio. Sin embargo, me temo, las peleas ideológicas y la falta de independencia de la Corporación, son serias amenazas para cumplir con este objetivo, que tampoco pudo desarrollar ninguno de sus predecesores. ¡Ojalá tenga más suerte!
Continúa...
A mí de momento el «En días como hoy» me sigue pareciendo insuperable, pero, como dices, démosle tiempo a Alfredo.
ResponderEliminar