La dura labor del productor
https://www.gorkazumeta.com/2013/11/la-dura-labor-del-productor.html
Nunca he ejercido de productor en mi trayectoria profesional. Entré en la radio vía Servicios Informativos y, posteriormente, accedí a programas para desarrollar labores de gestión, simultaneándolas con la dirección de varios espacios. Y aquí me encontré con grandes nombres de la historia de la SER que me hicieron entender que un buen programa no podría sobrevivir nunca ni, por supuesto, perdurar, con un mal equipo de productores. Y se me ocurre, a vuela pluma, un nombre, el de Paloma Quintanilla, que ejerció de mano derecha (e izquierda) de Iñaki Gabilondo durante su etapa al frente del “Hoy por Hoy”. Paloma era la sombra, discreta, siempre eficaz, de Iñaki: los zapatos que le pegaban al suelo, a la realidad, para pedir un taxi o prestarle dinero para un café de la máquina, pasando por la localización de un ministro en los lugares más insospechados (¡qué agenda debe tener Paloma!) o la coordinación interna de los contenidos del programa.
Pero
quien haya trabajado en la radio sabrá lo en ocasiones desagradable de esta
función, no siempre valorada en su justa aportación. Viene esta frase a
colación de un comentario que he oído esta misma semana (el lunes 18) al comienzo
del programa “Esto Me Suena” (RNE) del Ciudadano García donde una redactora del programa desvelaba en
antena el descontento evidente de un productor, y redactor, del programa, el popular
Toño (“El ambientador”) que se sintió ninguneado por su labor ante los
excesos de su jefe José Antonio García.
Al parecer, según lo que comentaron en la antena ese día, García hizo caso
omiso de las preguntas preparadas por Toño para entrevistar a los dibujantes Gallego & Rey y prefirió optar por
el camino de su propia inspiración. Toño consideró que “se había dejado las mejores preguntas” (basadas en la documentación
que se había trabajado él, durante un buen período de tiempo, seguramente) y se
molestó. A tal nivel llegó el enfado que, delante del jefe, rompió –aparentemente-
el dibujo que los caricaturistas les habían dedicado durante la entrevista.
Afortunadamente,
y pese a la sorpresa inicial del Ciudadano
García, el dibujo roto no era el original, sino tan solo una fotocopia. “Si ya, ya lo sabía” –comentó en la
antena José Antonio García-. Pero la cara que se le debió de quedar en un primer
momento fue un auténtico poema. Toño demostró así ante su jefe su total
descontento por su actitud despreciativa y lo hizo delante de él, a las claras,
sin ambages de ningún tipo. Vaya por delante que esto no es lo normal, en
absoluto. Más bien es al contrario.
Paloma Quintanilla personifica perfectamente el rol de productora, con gran parte de su carrera profesional recorrida al lado de Iñaki Gabilondo |
Ángel Carmona, de los pocos profesionales a los que he oído agradecer, y felicitar, en antena el trabajo de un productor/redactor |
La
labor de productor en la radio siempre ha sido callada, silenciosa, deslucida,
anónima y hasta sumisa. Por eso me alegro sobremanera cuando algún director de
programa felicita al redactor o al productor que ha colaborado en la preparación
de una entrevista. Lo subrayé cuando este pasado verano, en RNE Ángel
Carmona felicitó a Paula Aller
por haber pergeñado una brillante entrevista al cantante Raphael. El agradecimiento me sorprendió por inusual e inédito. ¡Olé
por Carmona!
El
día a día, en la radio, es, para los productores y redactores, un debatirse
entre la responsabilidad del trabajo bien hecho y el resultado obtenido, muchas
veces silenciando su aportación y por tanto frustrando su esfuerzo. Para quien
no lo sepa, los contenidos del programa se deciden, en primera instancia, por
el máximo responsable (o en su defecto o ausencia, por el subdirector o persona
de su confianza), pero la producción de las entrevistas o los reportajes se
reparte entre el equipo, en función de la especialización de cada uno o de los
voluntarios que se ofrezcan a cubrirlas.
Paula Aller, hoy con Alfredo Menéndez en "Las Mañanas" |
Por
ejemplo, se decide que se invita al programa al director cinematográfico Woody Allen con ocasión del estreno de
su última película “Blue
Jasmine”. Sin duda es un peso pesado del panorama cinematográfico
internacional y su tirón es más que evidente. Todos coincidimos en que se trata
de un contenido muy atractivo para el oyente, especialmente para el cinéfilo, y
sobre todo para el seguidor de este realizador estadounidense. Pues bien, quien
se enfrasca en la documentación de la película, quien investiga en la biografía
de Allen por si hay algo que no se ha contado todavía, que resulte original o
simpático; quien ve la película y la resume en diez frases no es el director del
programa (por lo general, al menos en los grandes programas) sino el productor
o el redactor de turno al que le ha tocado la encomienda.
Tras
el resumen de la documentación, y las acotaciones oportunas para entrevistarle
(que adoptan diferentes formatos, según las preferencias establecidas por los
responsables de los programas), el redactor prepara una batería de preguntas
para que las formule en la antena el entrevistador (o sea, el jefe). Se trata
de preguntas bien fundadas, basadas en hechos y datos que aportan solidez y
credibilidad al encuentro. El director del programa hace suyas las preguntas y
las traslada al invitado como si fueran, efectivamente, de su cosecha. Pero no,
tal vez no haya tenido tiempo para ver la película, ni leído la documentación.
O, en el peor de los casos, no tiene ningún interés en hacerlo, pues confía en
su solo conocimiento para hacer frente al compromiso profesional.
El
director saldrá airoso del compromiso en función de su competencia profesional.
Recuerdo perfectamente, como he comentado en más de una ocasión, que Iñaki
Gabilondo solo tenía sobre la mesa, los periódicos y la pauta, nada más, y no
necesitaba de batería de preguntas o apoyo de productores que bajaran al
detalle con minuciosidad. Iñaki tenía una extraordinaria capacidad para haber
leído un libro, visto una película o escuchado un disco. Y hacerlo, y esto es
lo más importante, con sentido crítico, extrayendo de su experiencia personal
la esencia de cada una de las aportaciones de esas obras de creación artística.
Esto es algo que les pasa solo a unos pocos. Carlos Herrera participa también de este método, cercano a la
imagen de un “hombre del renacimiento”, que cuenta con una vasta cultura que le
permite desenvolverse con soltura y naturalidad ante temas muy diversos.
"Ciudadano García" o la radio 'transparente'. Lo cuenta todo y hasta se mete con los jefes... |
Esther Pedraza, con el 'jefe', en Roda de Bará (Tarragona) uno de los pueblos a los que ha hecho brillar del Olmo con la radio (Foto Archivo Personal E.Pedraza, Twitter) |
El
productor asume su labor en ocasiones como un acto de fe, dispuesto a
esforzarse para que otro se luzca por él. Todos los que hemos tenido productores
a nuestro servicio deberíamos aplaudir su abnegado compromiso y agradecer su
labor y su oficio erigiéndoles un monumento. Y tal vez yo también, es posible,
haya incurrido en el mismo pecado que se denunció de Ciudadano García de desoír la voz de quienes más saben sobre un
personaje, o tema, porque se lo han currado a fondo, durante la hora u hora y
media de preparación –si no más- de una entrevista.
Bien
es cierto que en el fragor del directo, y la presión del reloj, concurren
numerosos elementos que hacen que el trabajo del productor, a veces, se
desdibuje, como las repreguntas (donde residen grandes declaraciones), a las
que el director del programa no puede –ni debe- renunciar. Pero de esto a no
saber valorar el trascendental apoyo que supone su trabajo, media un gran
trecho.
Tampoco
merecen mi respeto quienes pierden los papeles y denuncian, en antena, un
despiste, un error, de los productores, que les ha hecho situarse al borde de la
ignorancia o incluso del ridículo. Si no dicen nada cuando triunfan o se lucen,
tampoco deben decir nada cuando surge el error o el desatino, porque nadie es
perfecto. Deben asumir el error como propio. Y al igual que, fuera de antena, se merecen a veces el más encomiable de los
elogios, ante la adversidad el rapapolvos debe oírse hasta en las islas Fiji, pero
siempre con respeto por encima de todo. La antena es sagrada –primera enmienda
de la Constitución radiofónica de
Iñaki Gabilondo- y cualquier atentado contra ella debe ser amonestado,
cualesquiera que sean los culpables.
Siempre hace falta alguien 'al otro lado' apoyando. Aquí, Inmaculada López, Puri Beltrán y Miren Azkue |
Los
productores, como colectivo, constituyen uno de los roles más admirados, y
admirables, de todos cuantos conozco en la familia de la radio, y los conozco
todos (simplemente por el mérito de sumar años…). Los gestores que se dedican a
reducir plantillas de programas, atendiendo únicamente a los resultados económicos,
no tienen la menor idea del negocio en que trabajan. Descabalgar a un productor
de un programa es lo mismo que condenarlo al fracaso o, en el mejor de los
casos, al desinterés y el tedio. Una estrella, por mucha fama y popularidad que
aglutine, no podrá hacer nunca un buen programa sin la concurrencia de unos
buenos productores. Y si me apuran, ante la disyuntiva, impuesta por el
presupuesto, de o estrella o equipo, me decanto por éste último, conocedor de
que siempre hay estrellas que brillan dentro de un equipo, dispuestas a ocupar
su lugar en el firmamento profesional.
Aquí
va mi homenaje, merecido, a los productores y mis disculpas a todos aquellos/as compañeros/as a quienes he podido fallar en algún momento, por dejarme llevar por mi
capacidad de improvisación mal entendida.