Vivir del aire (I)
https://www.gorkazumeta.com/2013/10/vivir-del-aire-i.html?m=0
Reflexión en torno al cambio de la
metodología financiera en el mundo de la radio
No
conozco ningún otro medio que viva del aire. La Radio vive así. Y, hasta hace
poco, bastante bien. Convencer a un anunciante para que confíe en la fuerza de
este medio (del aire, en suma) para vender su producto o difundir su servicio,
siempre lo he reconocido, tiene un enorme mérito, que hay que destacar. La
radio es eficaz. Está comprobado. Pero no es éste –reivindicar sus fortalezas- el
objetivo de este post.
El
drástico descenso de la publicidad ha hecho tambalear a los grandes grupos de
comunicación. No hay ninguno que se libre. A todos, en mayor o menor medida,
les ha afectado. Incluso el primero del país, Prisa, se ha visto tan seriamente
afectado que ha tenido que deshacerse de sus activos más rentables, como la
parte de Santillana dedicada a la ficción y no
ficción, con sellos como Alfaguara, vendida a Random House, acuerdo que se firmó en abril de este año
2013.
Juan Luis Cebrián, el Presidente ejecutivo de Prisa, y
responsable en parte del vía crucis
del Grupo que encabeza, reconoció que “Todos
los activos de Prisa están en venta”. Y en este portfolio, ¿dónde queda la radio?
La ratio de rentabilidad de
la radio
Siempre
me ha llamado la atención la ratio de rentabilidad de la radio como medio. Es
el más alto de todos cuantos existen. Me refiero, claramente, a radio musical.
Situar a un locutor pinchando discos durante cuatro o cinco horas, sumando el
valor añadido de una buena prescripción en directo, a través de un poste de FM
(los gastos de consumo y mantenimiento de un poste de OM son mayores) es
relativamente barato. Si utilizamos ese mismo locutor para emitir, desde la
central, por todos los postes de una cadena, suprimiendo los locutores de todas
las emisoras locales, la rentabilidad se multiplica exponencialmente, aunque
los gastos de los postes haya que mantenerlos, y sumarlos.
Seguro
que algún lector perspicaz se hace esta pregunta: y si es tan barato, ¿por qué
está atravesando la radio, como el resto de medios, un momento financiero tan
complicado? Porque las grandes cadenas privadas, financiadas por la publicidad
(local, regional y nacional) habían crecido de tal manera, al amparo de los
pingües ingresos que facturaban, que su estructura fija, en algunos casos, se
había sobredimensionado.
Kiss FM era, hasta hace tres años, un modelo de una altísima rentabilidad. Hoy ha enriquecido su parrilla con cuatro programas (Fotografía KISSFM) |
Además,
no olvidemos que ninguna gran cadena de radio dispone solo de productos
musicales, a excepción de Kiss FM. La mayoría cuenta con una cadena
generalista, que dispone de servicios informativos, el capítulo de gastos más
cuantioso de todos cuantos debe asumir una cadena de radio. Pero, al mismo tiempo,
lo que mayor prestigio le confiere a la marca y, por extensión,
posicionamiento.
La publicidad sigue a la
audiencia
Sin
embargo, la publicidad se concentra, salvo en los grandes bloques horarios del prime time matinal, en algunos, pocos,
programas. Los deportivos, sobre todo “Carrusel Deportivo” (SER) o “Tiempo de Juego” (Cope), resultan enormemente rentables, no solo en sí mismos,
sino también como financiadores del resto de la parrilla de la casa. Facturan
mucho dinero y los recursos que entran a través de ellos sirven para tapar
muchos agujeros de otros programas.
De
un tiempo a esta parte, antes de la crisis, los ingresos que facturaban las
grandes cadenas de radio se ingresaban en una caja común, de modo que la cuenta
de resultados no establecía distingos entre unos programas y otros. Se
facturaba, los ingresos compensaban ampliamente los costes, y el negocio iba
viento en popa. Sin embargo, la crisis también modificó este planteamiento.
El cambio de modelo
El
análisis financiero empezó a aplicarse a cada programa. El macrouniverso
financiero de la cadena se subdividió en microuniversos, o programas, en los
que la razón de su existencia se derivaba de su rentabilidad. En radio, es muy
sencillo establecer esta relación. Todo aquel programa que no incluya
publicidad en su tiempo de emisión tiene seriamente comprometida su viabilidad,
y por tanto su continuidad.
"Carrusel Deportivo" de la SER es como una caja registradora (Fotografía CadenaSER.com) |
Pero
no podía aplicarse de manera tan drástica esta nueva metodología, más ajustada
a los tiempos que corren. ¿Por qué? Pues porque, de aplicarse estrictamente, se
caerían de la parrilla muchos programas, más de dos y de tres. La nueva metodología
debía atender también a la diferente rentabilidad de los tramos horarios. No es
lo mismo emitir de 8 a 10 de la mañana, de lunes a viernes, que hacerlo a las
tres de la madrugada de un sábado. Las audiencias, simplemente por hábitos, se
concentran en unos determinados tramos horarios que una cadena de radio, no por
dedicarles muchos medios o recursos, puede modificar.
Se
impone por tanto una combinación de ambos criterios: por un lado la
rentabilidad por programa, y por el otro la rentabilidad por horario, en
términos de audiencia acumulada. ¿A dónde ha conducido este planteamiento? A
ahorrar costes a cualquier precio. Los llamados ‘programas especializados’, en los que se basa una gran parte de la
programación de las grandes cadenas de radio, sobre todo de madrugada y durante
el fin de semana, están bajo mínimos y si destacan por su calidad (que lo
hacen…), es más por el esfuerzo de sus promotores que realmente por la
remuneración que perciben, salvo excepciones tan rentables como escasas.
Una nueva realidad |
Lo que ya está modificando
la red
Internet ha abolido las cadenas del tiempo. El modelo ha
cambiado radicalmente. Lo que no hace mucho, y aún hoy, escuchamos de acuerdo a
las dos dimensiones en que nos movemos –espacio y tiempo-, con la llegada de la
red y los podcast, se ha desequilibrado del todo. Ahora, el oyente/consumidor,
elige tanto uno como otro. Ya no es necesario esperar a un horario determinado
para poder escuchar un programa. Simplemente, lo descargamos de internet en
nuestro ordenador o Smartphone y lo escuchamos cómo y cuándo queremos.
Por
tanto, su valor comercial ha cambiado. Ya no depende de audiencia acumulada,
sino de descargas contabilizadas. Al igual que ya ocurre con las series de
televisión que las grandes cadenas alojan en sus webs, la radio terminará
introduciendo, si no lo ha hecho ya, cuñas publicitarias a lo largo de sus
podcast para rentabilizar las descargas gratuitas y no perder un mercado
publicitario que se le va de las manos en la red, que podría esfumársele.
Cierto es que la cosa se complica, por cuanto las descargas solo garantizan
eso: que un archivo de audio se ha descargado. Pero no garantizan, en modo
alguno (de cara a los anunciantes), que se haya escuchado.
En cualquier caso, el
modelo financiero deberá readaptarse de nuevo, porque de lo contrario la radio
estará perdiendo oportunidades de negocio decisivas. ¿Cómo si no podría
rentabilizar que “Milenio 3”, el programa del
vitoriano Iker Jiménez, es uno de
sus espacios más descargados, tanto de
su propia página, como de la de Ivoox, por ejemplo? Y otra pregunta: ¿tal vez
internet hubiera podido aportar la sostenibilidad que perseguía el programa “El Cine”, de Lo Que Yo Te Diga? Los programas especializados cuentan con una
demanda creciente, porque la coherencia de su contenido, monográfico (cine,
informática, viajes, misterio, etc.) los compacta mejor como producto cerrado,
de cómodo y rápido consumo. Los grandes programas ómnibus hay que segmentarlos,
lo que complica un poco más su reconversión en podcast. La traslación de la
emisión de estos grandes espacios en bloques horarios (podcast automatizados de una hora) no resulta
nada atractiva para el oyente. Se impone un criterio mucho más selectivo, y
atractivo.
La financiación de los
programas especializados
¿Cómo
se costean los llamados programas
especializados? La imaginación de los directivos de una cadena de radio no
tiene límites. En algunos casos, quienes los presentan, y dirigen, como forman
parte de la nómina de la casa (por su pertenencia a los servicios informativos,
o al departamento de programas), solo perciben un suplemento ruinoso que,
sumado a su nómina, la hacen un poco más atractiva; pero el ingreso, en sí
mismo, no compensa el esfuerzo.
Nacho Ares, director de "SER Historia", un magnífico espacio |
En
otros casos, directamente, la casa confía el espacio a una persona, sin
remuneración a cambio. Bastante privilegio es ya –y éste es el argumento
dominante- ceder un espacio de la Cadena SER, de Onda
Cero o de la Cope a una persona para que ésta realice un
programa. ¡Encima que te cedo mi tiempo
de antena, no pretenderás cobrar…! Frase oída en más de una ocasión.
Hay
cadenas que ceden su tiempo a cambio de la posibilidad de generar ingresos por
los contenidos producidos. ¡Si ingresas
publicidad, vamos al 50%! –prometen algunos directores de programas-. ¡Ya!
Ya sé que más de un colega que se encuentre en esta situación me echará en cara
lo fantasioso del porcentaje del ejemplo. Pero era eso: un ejemplo, tal vez, es
cierto, un poco (bastante) exagerado en lo que respecta al reparto de ingresos,
mucho más favorable para la cadena de radio, como puede deducir fácilmente el
lector.
La suerte de contar con el mejor de los equipos |
El caso de ‘SER Viajeros”
En 2001 recibí un regalo. La dirección de programas me
encargó la realización de un programa especializado en viajes para las tardes
de los sábados, en el horario previo al comienzo del ‘Carrusel Deportivo’. Su nombre iba a ser “SER Viajeros”. Yo
aportaba experiencia en este tipo de espacios porque lo venía presentando en
Radio Madrid desde hacía unos años atrás (bajo el nombre de ‘Pasajero 105’). La competencia, en este
caso Onda Cero, mantenía en antena un programa,
que aún existe, que se llamaba “Gente Viajera”, presentado
por Esther Eiros. La estrategia diseñada
por la dirección de la SER era atacar
el mismo nicho publicitario y convertirnos, también, en líderes de este
importante sector nacional, que ocupaba –y ocupa- el primer puesto entre las
industrias del PIB: el turismo. Sin embargo, a los dos años, y sentado frente a
Antonio García Ferreras en su
despacho de director, el programa cerró una, para mí, más que gratificante, etapa
de dos únicas temporadas. Los intentos por lograr ingresos publicitarios habían
fracasado. Y por tanto, pese a su gasto ridículo, se suprimió de la parrilla.
En su momento le dedicaré un poco más de tiempo.
Continúa...