Entrevista a Magín Revillo (II)
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“El
periodismo no es para hacerse rico, sino para vivirlo, y en ésas sigo…”
Continúa...
Magín sigue practicando el sentido positivo de la vida |
-¿Y qué ocurrió cuando comenzó el declive de “El Pensamiento astorgano”
-Cuando no daba para más, cuando se vendió a la competencia y el abuelo siguió al pie del cañón como director hasta los 80 años, mi tío pudo aterrizar en la SER y hacer de León su segunda patria.
-¿Y en la historia, ¿cómo encajas tú?
-Mi proceso fue diferente, nada más acabar las prácticas en “La Voz de España” regresé a Madrid para continuar mis estudios. Radio Nacional de España abría en 1974 un gabinete de prensa y necesitaba becarios.
-Así que entraste como becario, es un motivo de esperanza para muchos becarios que están ahora aguantando el chaparrón sin cobrar un euro…
-¡Pues sí! Ahí es donde empieza mi aventura radiofónica, vendiendo las noticias y programas que entonces producía RNE. El gabinete era de pegar y cortar, tenía mucho tiempo libre y me gustaba brujulear por la Casa de la Radio. Acabé haciendo noticias para boletines, cogiendo el micrófono para dar paso a emisoras y hasta pasando algunas noches en El Pardo grabando sonidos y entrevistas que nunca llegaron a emitirse. Al final me dieron el beneplácito para saltar a informativos, justo cuando Arias Navarro decía aquello de “Españoles, Franco ha muerto”. ¡Oye, pero tengo la impresión de ser un poco abuelo cebolleta! Lo siento…
-¡Pues sí! Ahí es donde empieza mi aventura radiofónica, vendiendo las noticias y programas que entonces producía RNE. El gabinete era de pegar y cortar, tenía mucho tiempo libre y me gustaba brujulear por la Casa de la Radio. Acabé haciendo noticias para boletines, cogiendo el micrófono para dar paso a emisoras y hasta pasando algunas noches en El Pardo grabando sonidos y entrevistas que nunca llegaron a emitirse. Al final me dieron el beneplácito para saltar a informativos, justo cuando Arias Navarro decía aquello de “Españoles, Franco ha muerto”. ¡Oye, pero tengo la impresión de ser un poco abuelo cebolleta! Lo siento…
-…¡para nada, Magín! ¡En absoluto! ¿Cómo recuerdas tu
llegada a la Casa de la Radio, la
sede de RNE? ¿Tienes fresco el recuerdo?
-Como si fuera ayer…
lo que me preocupa. Es una lástima estar viviendo de recuerdos cuando la vida
es larga y sobre todo cuando has tenido un maestro, el abuelo, que murió con
las botas puestas. No hay día que pase que no recuerde una de sus ultimas
lecciones. En tu pueblo, en San Sebastián, me preguntó cuánto me pagaban por
las prácticas en “La Voz”. “Quince mil
pelas, abuelo” –le respondí-. “¡No me
tomes el pelo!, -me espetó-. Mi abuelo, rondando los 80, recibía ese salario
por dirigir los dos periódicos que a finales de los setenta del siglo pasado se
editaban en Gráficas Cornejo. Ese día me dije que el periodismo no era para
hacerse rico, sino para vivirlo y en ésas sigo…
-Pues el oficio, en estos años, ha empeorado mucho, y el empleo se ha hecho mucho más precario; pero éste es otro tema. Mis referencias de RNE, con las que crecí y, si me permites, decidí seguir tus pasos, tienen que ver, entre otros, con tu carrera, en “España a las 6,7,8”, contigo, con Luis de Benito, que era un torrente de ritmo y cadencia. También hiciste, entre otros muchos programas, “24 horas”, que fue elegido “Mejor Informativo de 1982”, por decenas de emisoras de todo el mundo que se reunieron en Toronto (Canadá) ese año. Tú también eres de los privilegiados que hiciste informativos y programas. Me decía no hace mucho Julio César Iglesias, aquí mismo, que él consideró un ascenso pasar a programas, porque requería muchos más registros que informativos, y de hecho no quiso volver hacia atrás. ¿Coincides con esta opinión?
Magín, la voz de un maestro |
-Sí, puede ser
verdad, pero solo en parte, porque en la radio todavía hay muchas cosas por
inventar. Los programas son también retos informativos, es verdad que con mayor
número de registros, con más posibilidades de incluir en el relato. Nuria Guitart, mi esposa, todavía me recuerda que yo siempre fui de informativos. Pero sí, en programas me defiendo. Es una
guerra sin fín pero cada vez mucho mas descompensada por esa necesidad de hacer
grandes magazines donde ya no se puede marcar tanto la diferencia de géneros,
que en la radio también existen. El oyente de la radio pide hoy más complicidades.
No lo veo mal, pero creo que es parte de un peligro evidente.
-¿Cuál?
-El de las etiquetas.
Estoy acostumbrado a soñar y a pensar todavía que una radio pública debe y puede
ser independiente. Es difícil, y mucho más cuando en nuestra radio y televisión
los equipos son como calcetines que se dan la vuelta con el nuevo gobierno que
decretan las urnas. Decir en la radio pública que soy del Barça o que me gustan
los cocidos maragatos que hace en Castrillo mi amiga Maruja no deja de llamarme
la atención y es algo a lo que no me he acostumbrado del todo…
-A los oyentes les encanta saber quién es, y cómo piensa,
quien les habla. Tú eres, Magín, uno de los nombres de RNE que, permíteme, más revolucionaste el micrófono, y
hasta los formatos. Estuviste en la mañana, en la noche, en la madrugada, en el
fin de semana, poniendo en marcha el celebrado “No es un Día Cualquiera”…
Siempre he creído que las dos grandes Escuelas de la Radio de España han sido RNE y la SER, por supuesto. El resto llegaron
después, simplemente. ¿Te dejaron innovar, romper moldes? ¿A veces no te
percibían con un enfant terrible, como a Manolo Ferreras…,
otro grande?
-He sido un niño
mimado, y un privilegiado, en Radio Nacional de España
toda mi vida, hasta cuando alguien creyó que me castigaba porque renunciaba al
despacho y aspiraba a ser un simple redactor taurino. Las persecuciones, que
las hubo, siempre las paraban por arriba y aunque me movían la silla me sentía como
un comodín apto para rotos y descosidos.
-¿Tenías madera de todoterreno?
-Hice de todo, y a
todas horas, en la programación de RNE.
Me dieron alas y también me las cortaron Ruiz Elvira, De la Viuda, Villot, Sotillos,
Delgado, Farré, Carcedo, Ferrari, Armario, Chao, Sentis, Piqueras, Arenas… Había
que convertir la radio en sonido y a eso nos dedicamos una gran pandilla de
locos, equipos enteros cargados de ilusiones, dispuestos a no mirar nunca el
reloj, capaces de dormir en un estudio esperando la llamada de un invitado de
postín, dispuestos a meternos en los armarios del poder, decididos a contar
hasta sin aliento secretos y exclusivas que ya no podía ni se atrevía a
censurar el director de turno…
¿Pero no te consideras entonces un enfant terrible?
-No, en Radio Nacional de España siempre hubo muchos enfants terrible. Detrás de ese puñado de gente que dabamos la cara en el micrófono –los conocidos- hay cientos de Luces, Carmenes, Nurias, Angelas, Leonores Javieres, Agustines, Alfredos, Juanes, Fraciscos, Raules… dispuestos a apostillar detrás de un cristal, desde la redacción o desde un control central lo que otros decían y hacian en los micrófonos.
Magín Revillo, y su otra gran afición: la fotografía |
-Ahora que han pasado tantos años de tu trabajo en la Casa de la Radio, ¿qué programas, o qué momentos recuerdas mejor, de aquella etapa?
-¡Aquí resurge el abuelo cebolleta! Mis recuerdos pasan por un “España a las Ocho” de Ladislao Azcona y un “24 Horas” de Eduardo Sotillos. Veo a Carlos Tena y Javier Maqua haciendo con Fernando Argenta un “Para vosotros, jóvenes”. Alejo García, con Julio Cesar Iglesias, antes de salir corriendo para decir que habían legalizado el PCE. No me podré olvidar nunca del 23 F, de Sotillos convirtiéndome en informador personal de Fernando Castedo (el entonces Director General de RTVE). Recuerdo el programa “Carretera Nacional” como una primera gran locura para demostrar lo que podían ser y hacer todas las emisoras de la radio pública al servicio de sus oyentes. Fue increíble lo que me dió y enseñó “La radio es suya”. Cómo olvidar la experiencia catalana y familiar de “No es un día cualquiera”. Y claro, los informativos, mi pasión y mi convencimiento de que todavía hoy hay mucho que aprender y enseñar… Es donde más puede cambiar la radio, donde se puede echar el resto y soñar con hacer cosas diferentes…
Continúa...
Hola.
ResponderEliminarMe ha alegrado ver esta entrevista.
Aprendí a escuchar la radio con Magín junto con otros grandes, lo recuerdo muchas veces, sobre todo por la noche antes o después de Andrés Aberasturi. Pasé de escuchar música a escuchar cosas muy interesantes y que me ayudaron a apreciar a la radio y a seguir escuchándola.
Un saludo.