El escenario previo al último EGM de la Temporada 2012-2013 (I)
https://www.gorkazumeta.com/2013/06/el-escenario-previo-al-ultimo-egm-de-la.html?m=0
Este próximo jueves se publica el Estudio General de Medios correspondiente a la segunda oleada de 2013, el EGM que cierra la
Temporada 2012-2013, las notas de la
radio española. Es la encuesta que marca tendencias, y basa decisiones de las
empresas en torno a sus programas y comunicadores. Auguro, sin temor a
equivocaciones, que todos estarán muy satisfechos con los resultados…
públicamente. En el fondo latirá el descontento de sus datos y las reflexiones
en torno a su pérdida (o ganancia) de oyentes.
¿Qué
es lo que no recoge el EGM? A la larga, soy de los que mantienen que esta
encuesta, todo lo imperfecta que se pretenda, acierta siempre. Las tendencias,
con desvíos incluidos (luego corregidos), aportan los datos más certeros en
torno a los derroteros por los que discurren los pasos de la radio en nuestro
país. Tal vez el dato puntual del número de oyentes por horas incluya errores
(es más que probable), pero en el siguiente estudio generalmente suelen corregirse. Es cierto que el EGM no trabaja con datos de consumo real, como
puede ocurrir en el caso de la televisión (a través de los audímetros); sino
datos basados en lo que los oyentes dicen que escuchan. Y ya, simplemente, esta
circunstancia condiciona mucho la veracidad de lo recogido. Pese a todo, el EGM es la única herramienta con que cuenta la radio en España para cuantificar sus
apoyos. Y así lo han decidido quienes lo financian: radiodifusores y agencias
de publicidad.
El consenso en torno a RTVE
pasó a la historia
La
encuesta, trimestralmente, plasma, en cifras, lo que se comenta en la calle. Lo
más destacado, me permito subrayarlo, es el descalabro de la radio pública. Con
la anterior administración, la socialista de ZP, el ente RTVE encontró –con el apoyo de los populares,
no lo olvidemos- una fórmula
consensuada que le confería categoría de Corporación,
y le permitía mantener una cierta independencia del poder político. Luis Fernández, a quien tuve de jefe en
la SER allá por 1990, asumió la presidencia de
aquella nueva empresa pública y demostró, junto con mi apreciado Fran Llorente al frente de los
Servicios Informativos, que la radiotelevisión pública tenía madera suficiente
como para liderar el mercado audiovisual español. Así ocurrió con TVE, que se colocó líder en los
informativos, y también en RNE, que recuperó parte
de su esplendor pasado, y más que hubiera recuperado, de no haber sido
cercenada irracionalmente por los nuevos responsables políticos surgidos de la
nueva administración popular.
Los medios con que cuenta la radio pública nacional son excepcionales, como debería ser su programación |
El
cambio de signo en el gobierno nos trae, por lo general, decisiones
irracionales, contra natura, que
afectan al entorno directo, o indirecto, del ciudadano. Así, el cambio del
modelo educativo suele ser uno de ellos, como si se pudiera jugar, cada cuatro
años, con el futuro de nuestros hijos. Y no me refiero a un partido político
concreto, sino a los dos que, históricamente, han ocupado de manera alternativa
el poder en nuestro país. Su estrategia suele coincidir y se basa en destruir
lo anterior al tocar poder, sin más; sin reflexionar siquiera en torno a los
elementos positivos que –seguro- tenía el anterior modelo para, sobre ellos,
continuar perfeccionándolo. No, ¿para qué? Lo más rápido es derribarlo porque
lleva la firma del enemigo. Así son
nuestros políticos, y luego se quejan de su mala imagen pública…
El modelo de la BBC, el desiderátum
La
Corporación de RTVE
se acercaba un poco –dejémoslo ahí- al modelo británico de la BBC, donde los
medios públicos pueden criticar al poder, y lo hacen con toda naturalidad. No
necesitan dirigentes adocenados que actúen siguiendo “la voz de su amo”. Pero el PP, con su rodillo parlamentario,
terminó con esa situación, que nos habíamos dado todos en nuestro modelo de
medios de comunicación públicos, y recuperó el modelo servil en el que los
comisarios políticos, desde los despachos, se preocupan de que nadie levante la
voz más de estrictamente necesario, no vaya a ser que las palabras terminen por
expulsarles de sus cómodos despachos.
Los
nuevos responsables de la radio pública, entre ellos Manuel Ventero, profesional de la casa al que la nueva
administración socialista, al llegar, postergó (purgó) a los fines de semana,
al frente de un programa llamado “Siluetas”
que, dicho sea de paso, hizo grande, con su trabajo y oficio; al ocupar la
dirección de RNE
sabía que tenía que desmontar el escenario que había trazado la anterior administración.
La reflexión no fue: ¡anda, RNE está
recuperando oyentes, está haciendo un buen trabajo con Juan Ramón Lucas y Toni
Garrido, una radio más acorde con los tiempos, original, competente,
creíble…! ¡No! Al igual que con la Reforma Educativa (el ministro Ángel Gabilondo lo intentó durante todo
su mandato y al no conseguirlo no trató de imponerla, porque formaba parte del gremio de Rectores…), las directrices
estaban marcadas desde Moncloa, digan lo que digan. Leopoldo González Echenique, el nuevo presidente surgido de la
administración popular, llegó a RTVE, me consta, sin ningún modelo en la
cabeza, tan solo la doctrina, y, eso sí, unas cuentas restringidas que le
impedían tirar de talonario, como en otros tiempos más boyantes, para fichar a
comunicadores de mayor popularidad, capaces, por sí solos, de atraer al público
con su nombre.
El rodillo del partido de
turno
Manuel Ventero |
Quedan algunos supervivientes de la anterior etapa |
Cuando
muchos seguimos el acoso y derribo que el Partido Popular imponía al anterior
modelo de la Corporación, dedujimos que iban a pasar muchas cosas en RTVE, como
así están ocurriendo. Los profesionales de RNE tenían los días contados en
Prado del Rey. De hecho, tanto Juan Ramón, como Toni, incluso Pepa Fernández, que llegó a “No es un día cualquiera” con la
administración de Aznar, estaban mediodespidiéndose
de sus oyentes a través de sus cuentas de Twitter, sin haberles llegado todavía
la decisión firme de su salida de la casa. Pepa vivió unas horas de
incertidumbre, injustas, en las que el silencio de sus jefes alimentaba el
rumor, incesante a través de las redes sociales, de su descabezamiento. De
hecho, a algunos nos queda la sensación de que Pepa continúa al frente de su
programa como ‘mal menor’, porque a
los responsables de RNE no les dio tiempo material para encontrar un sustituto y
formar un nuevo equipo. Está claro, por lo visto, que la audiencia (millonaria,
y en constante crecimiento, así avalada por sucesivos EGM’s) no pesó en las
decisiones. Seguro que alguna cabeza llegó a pensar que “esos oyentes eran todos unos rojos socialistas”, incluidos los de
Pepa. Y no, señores, esa audiencia millonaria correspondía a oyentes
satisfechos con su radio pública, porque cumplía con su objetivo de ofrecer
interés y calidad en sus emisiones.
Así,
RNE apostó por la cantera, pero erró la elección. El EGM ha corroborado la
impresión que teníamos muchos de que la radio pública ha dado pasos atrás, de
difícil, aunque no imposible, recuperación. Los profesionales de la casa, tal y como lo comenté en un post anterior, demostraron su oficio que, tal vez, en
algunas emisoras, sea suficiente; pero no en RNE, donde el nivel de exigencia
se multiplica.
Las
últimas noticias no son muy alentadoras: Manuel Ventero ha sido cesado como
director de RNE e
intercambia su puesto con Alfonso
Nasarre, Dircom de RTVE. Nasarre llega con el objetivo de frenar
la caída de la radio pública en el EGM, algo que, con esta programación en
marcha, resultará inevitable. En septiembre veremos caras y voces nuevas. De lo
contrario, no se entenderá el relevo en la dirección de RNE. La limitación de los recursos
económicos también constituye un obstáculo para los fichajes. Así, la opción
‘de casa’ no debería desaprovecharse. Pero hay un elemento que la radio
pública, con el actual modelo renovado, no puede permitirse, y me refiero a las
apuestas a largo plazo. Lo que hizo la SER con Gemma Nierga,
o con el desaparecido Carlos Llamas,
incluso con Carles Francino, fue
apostar firmemente al equipo. Con tiempo. Y ganaron.
En
este sentido, Pepa Fernández es un activo de la casa, y quien no lo vea así
está ciego. Catorce temporadas alojada en el fin de semana, con éxito
incontestable, avalan su trayectoria y la deberían catapultar hacia otros
horarios –tal vez las tardes- en los que, estoy seguro, ofrecería un gran
programa. Pero insisto en mis impresiones, y es que a Pepa le falta ese apoyo firme
y decidido con el que sí contaron Carlos, Gemma o Carles en la competencia, más
allá de una fotografía oficial de presentación de temporada en la que la
sonrisa se mostraba mucho más contenida que en años anteriores. Tal vez por
eso, por sonreír demasiado en fotos inoportunas,
intentaran –o se lo pensaron- demoler “No
es un día cualquiera”. Otros nombres que podrían hacer un gran papel en RNE son los de José Antonio García –‘Ciudadano García’- e Íñigo Alfonso, en informativos, pero
tal vez sus etiquetas no son del color que está ahora de moda en la casa.
Manolo H.H. en otros tiempos, que le reportaron más satisfacciones |
Y
así, RNE se ha quedado esta temporada
hecha unos zorros, resguardada en un más que discreto cuarto lugar en el
ranking de cadenas nacionales (la última), dibujado por el EGM, sobrepasada por
una Cope reforzada en su red de emisoras, tras la absorción de los postes de la
fenecida ABC Punto Radio. Pero estoy convencido de que no les importan las audiencias, sino preservar la doctrina. Lástima de esta manía del etiquetado.
Continúa…
Paula Aller, Álvaro Soto, Ángel Carmona, Manu Martínez, Luis Vazquez, .... En RNE hay mucho talento que se ha quedado en puestos que no son de primera línea. Con tiempo ellos conseguirían atrapar a la audiencia sin lugar a dudas...
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