Nuevas voces para la radio (y II)

Reflexiones en torno a una nueva promoción en la Escuela CES

Ana Aparicio concentrada en la elaboración
de su guión de "Hoy por ti"

Continúa... 

“A la Vuelta de la esquina”

“A la Vuelta de la esquina” fue el título elegido por uno de los grupos para bautizar su programa. Bajo él desarrollaron diferentes tipos de magazines. Éste que podemos escuchar aquí estaba dirigido por José Manuel Sampedro y Marta González. Hicieron un auténtico esfuerzo por condensar todas mis enseñanzas en el programa colofón del módulo. Personalmente, soy de la opinión de que el comienzo y el final de un magazine constituyen dos momentos especialmente críticos, de los que depende gran parte del éxito del espacio. Atraer al oyente, captarle, engancharle, es un paso imprescindible. Si proponemos una presentación insustancial o meliflua estaremos cavando nuestra propia fosa. Si por el contrario, sorprendemos al oyente, le impactamos, le emocionamos, le interesamos, habremos logrado un paso previo indispensable: contar con oyentes para arrancar el programa.

José Manuel y Marta ponen toda su voluntad en el escaparate de este “A la Vuelta de la esquina” proponiendo elementos de interés como: el tiempo/la llegada del invierno, la Lotería de Navidad y la Navidad en sí misma -y todo lo que supone y conlleva- Eurovisión (El Sueño de Morfeo) y el final del mundo, avanzado por los Mayas. Pero el esfuerzo llega más allá, al ofrecer al oyente una entrevista en exclusiva con uno de los rostros más populares de la televisión actual, como es Carmen Alcaide. En todo este coctel participaron el resto de compañeros del grupo, Javier Teixeira, Ely Yutronic, Natalia Castro y Alejandra Martínez. Cada uno de ellos encabezaba una sección del programa. Además, uno de ellos se ocupaba de la producción, estableciendo un canal de comunicación directo con el técnico de sonido para que todo saliera según lo previsto.

Los estudiantes trabajan en
 un entorno pegado a la realidad

“Hoy por Ti”

El segundo programa se titulaba “Hoy por Ti”, y en concreto la última edición de la que ofrecemos el podcast estuvo dirigida por Zuriñe Tellaetxe y Ana Aparicio. Acompañadas en el equipo por sus compañeros Sandra Albújar, Cristina Carpintero, Fernando Ortiz y Mario Vidal. La mecánica era idéntica a la de sus compañeros. Como aquéllos, Zuriñe y Ana intentaron resumir en la entrada del magazine lo más sobresaliente de sus contenidos, intentando atraer a sus oyentes. Al final del programa, nos sentábamos todos en círculo e intentaba desgranar todo lo ocurrido, con la técnica del análisis pormenorizado, y siempre en tono positivo y constructivo. Zuriñe salió decepcionada. Un siempre inoportuno resfriado le restó concentración y reflejos y su impresión no fue buena. Yo intenté disuadirla de una opinión tan negativa sobre su trabajo, pero no sólo por mi natural tendencia a relativizar los errores e intentar extraer de ellos lo positivo que encierran, sino porque estaba convencido, sinceramente, de que había hecho un buen trabajo. Ahora, usted, lector de este blog, al que le presupongo no solo interés por la radio, sino también conocimiento sobre el oficio, se convierte en jurado improvisado del programa y me dará –o no- la razón. Ésta es una de las magias que ofrece ahora internet: compartir textos, audios e imágenes para reflexionar juntos. En definitiva, para mejorar juntos.

Los doce del CES de este curso 2012-2013 en el que me tocó impartir el módulo de ‘Magazine de Radio’, dirigido por Marisol Tomás, ex compañera en la SER de tiempos inmemoriales, con la que he tenido la suerte de reencontrarme en esta Escuela, estaban trabajando simultáneamente el módulo de informativos de radio, dirigido por mi paisana María Eizaguirre (TVE).  Entiendo que cada área de contenidos de radio exige su lenguaje, y que mientras que los informativos requieren un tono serio, basado en el rigor y la competencia, del que se deriva credibilidad; el tono que exige el magazine está más cercano al oyente, intenta jugar con la calidez, y desde luego exige mucha más naturalidad que el empleado por los informativos. Dicho de otra forma, el magazine puede, entre otros muchos, englobar el tono informativo a la hora de exponer un contenido; mientras que el tono informativo requiere de menor amplitud de registros. Personalmente, yo que nací profesionalmente en informativos y terminé en programas, hoy, si me dieran a elegir, me decantaría sin duda por los magazines, por la variedad de tonos que permite en la forma y por la diversidad de contenidos, y formatos, que puede incluir.

El debate posterior a la emisión
del programa enriquece la formación

La radio me permitió conocerles

Terminé, sinceramente, gratamente sorprendido por el nivel de los estudiantes que realizaban el máster de radio y televisión de la Escuela CES. Mario Vidal, un joven periodista valenciano, vocacional desde su niñez, tiene una cuidada web dedicada a la actualidad de su tierra, que incluye podcasts muy bien grabados. Zuriñe Tellaetxe me sorprendió también por la frescura de su tono radiofónico, su naturalidad y su empuje. Esta vizcaína suena a radio. Fernando Ortiz tiene una vena creativa que le convierte en un elemento de gran atractivo para un programa de radio, como sólido guionista. Natalia Castro, ahora en la web de la SER, y Alejandra Martínez, redactora en el programa de los fines de semana de Curro Castillo, en la malograda Onda Madrid, sumaron mérito a su participación en el máster, impecable por otra parte, al compaginar la formación con el trabajo.

Los hispanoamericanos, Javier Teixeira y Ely Yutronic tenían que hacer un esfuerzo suplementario: adaptarse a la cultura española, que no es tan común, ni siquiera en el idioma, y domeñar su acento para lograr un tono neutro que no desentone con el del resto de profesionales que aspiran a trabajar en España, donde todavía nuestros oídos extrañan acentos que no sean los acostumbrados. Ana Aparicio realizó también un trabajo excelente, y evolucionó en el módulo con eficacia, la misma que ella percibió y que le ayudó a crecerse y superarse a sí misma; igual que Cristina Carpintero, otra joven con voz muy radiofónica. A Zuriñe y a Cristina, decididamente, el micrófono las quiere.

Los errores forman parte
de la Escuela de la Vida

Por una radio sin papeles

José Manuel Sampedro y Marta González demostraron en su último programa que mi decisión de privarles de guión escrito era una apuesta ganadora. La mejor red en un programa de radio es un guión, es cierto; pero si no tienes todavía asumido, y superado, el nivel de lectura que exige un profesional que se dedique a la radio, la improvisación basada en reglas nemotécnicas supera el escollo de una deficiente lectura ante el micrófono. Todos tenían, cuando lo comenté, verdadera aprensión a dejar de escribirse sus intervenciones, aunque fuera para saludar y despedir el programa. El guión, lógico, les transmitía seguridad. Pero no garantizaba la necesaria naturalidad (verdad) que exige un programa de radio en directo. Marta González sufrió en sus carnes el efecto de la desorganización, y no una, sino varias veces. La radio, la trastienda de la radio, mejor dicho, reclama orden y concierto, un guión, una pauta, una escaleta, unas ideas claras, una cabeza compartimentada y bien amueblada. No hay nada como experimentar uno mismo los traspiés y darse cuenta, con ellos sobre la mesa, y todo el sentido positivo posible, que se pueden extraer conclusiones muy útiles para evitar caer de nuevo en los mismos errores.

Sandra Albújar, por fin, era una hormiguita trabajando, vigorosa y fuerte, pero tan discreta que debía hacerse notar un poco más. La timidez no es una buena aliada del periodista, pero el verdadero profesional tiene que aplicar, obligatoriamente, el antídoto durante el ejercicio del oficio, para recuperar esa condición en su vida personal. Yo también soy muy tímido, pero por mi trabajo me he visto obligado a crecerme en situaciones en las que, como un ciudadano más, hubiera optado por esconderme debajo de la primera silla.

Nuevas instalaciones de la Escuela CES en Madrid

La situación no anima, pero no debe cancelar ilusiones

La radio, en definitiva, es vida, es el espejo de la vida. El medio que mejor refleja, como un espejo, lo que ocurre a nuestro alrededor, en el mismo tiempo en que se produce. Por eso exige muchas gotas de pasión que, certifico, todos mis alumnos del CES derrocharon en cantidades industriales. Como creo en la tutoría permanente, confío en no perder su contacto, en encontrármelos por el camino, en Twitter, o en Linkedin, e irles preguntando por la evolución de su vida profesional. Lamentablemente, y ellos son conscientes de la situación, lo que está ocurriendo con la profesión, y en concreto con nuestro oficio de radiofonistas, es tan desesperanzador que pone a prueba al más optimista. Una realidad que combate el pesimismo, y que les trasladé a algunos de ellos, para animarles, es que, si hay algún movimiento de contrataciones en los medios, ahora mismo, la gran mayoría corresponde a becarios. Todos sabemos en qué condiciones trabajan y los exiguos sueldos que perciben, si tienen la suerte de percibir algo, pero la simple posibilidad de formarse con ‘fuego real’ resulta todo un privilegio en los comienzos. Y ellos, los becarios, lo saben. Pero las empresas también, y por eso abusan. En este mismo blog, abordamos, a través de una encuesta realizada entre mis alumnos del año pasado, este tema y ahí están los resultados para quienes tengan interés. Seguro que muchos de los que se acerquen al texto, y antes cumplieron con su etapa de becario, se sentirán profundamente identificados con algunas respuestas.

Pero a pesar de todos los inconvenientes, el virus que inocula la radio es tan fuerte que no hay antibiótico que lo neutralice. A todos nos ha pasado. Yo sigo contaminado. Suerte a todos ellos, de corazón. Por aquí sigo… para lo que queráis...