Génesis de la regionalización de la cadena SER (I)
https://www.gorkazumeta.com/2012/09/genesis-de-la-regionalizacion-de-la.html?m=0
El
principio del final de la programación local
En
el año 2008 fui reclutado internamente en la SER para formar parte de un equipo
cuyo trabajo iba a resultar determinante para el devenir de la cadena, sin yo
saberlo. Encabezaba este equipo Lluís
Rodríguez Pi, entonces adjunto al
Director de la SER, por aquel entonces Daniel
Anido, al que acompañaba, como su segunda, Gema Rodríguez Lavín -con la que compartí sección de cultura y sociedad nada más llegar a Madrid-. El equipo
de trabajo tenía por objetivo a priori
velar por la calidad de los contenidos emitidos, no sólo en su cabecera de
cadena (Radio Madrid), sino en todas y cada una de sus emisoras propias.
Personalmente,
el objetivo de aquel equipo de trabajo me resultaba del todo defendible, por
más que en alguna ocasión tuviera conciencia de trabajar en ‘Asuntos Internos’, puesto que vigilaba
lo más esencial que caracterizaba a la SER: sus contenidos, en fondo y forma.
Cientos de empresas disponen ahora de un Departamento
de Calidad, independientemente de su objeto empresarial, sean fabricantes
de tornillos, de chorizos o de automóviles. La calidad de sus productos
resulta, en cualquier caso, concluyente para el éxito de la compañía.
Lluís Rodríguez Pi, actual Director de Antena de la Cadena SER |
Trabajo de campo
Así,
durante varios meses, nos dispusimos, mi gran amigo José Luis Arriaza, al que en su momento dedicaré el espacio que se
merece en este blog, y yo, a escuchar
las emisiones locales de las estaciones propias de la cadena SER y a tomar
notas acerca de su calidad. Valorábamos la selección de contenidos, su puesta
en antena, la ubicación de la publicidad, el respeto a los horarios, la
utilización de la música, etc. conceptos todos que, sumados, y convenientemente
distribuidos, conformaban los diferentes programas locales de la cadena,
precedidos siempre por las marcas ‘Hoy
por Hoy’, ‘La Ventana’ y ‘A vivir que son dos días’, a las que se sumaban
los nombres de las diferentes ciudades desde las que se emitía (‘Hoy por Hoy San Sebastián’, ‘La Ventana de
Murcia’, ‘A vivir que son dos días Sevilla’, etc.).
La
mecánica era sencilla. A la escucha, y a la recopilación simultánea de notas,
le sucedía la reunión de trabajo para poner en común lo escuchado. Tanto el
maestro Arriaza como servidor, desde nuestro conocimiento y honestidad,
trasladábamos a Rodríguez Pí y a Gema Rodríguez Lavín las correspondientes
impresiones sobre lo analizado. Las conclusiones ponían de manifiesto, en la
mayoría de los casos –sobre todo en los de las emisoras pequeñas- que la
calidad era sensiblemente mejorable. Pero la culpa no era achacable en
exclusiva a los compañeros que se encargaban, a veces como auténticos héroes todoterrenos, de realizar
los diferentes espacios, sino a la precariedad de medios a la que tenían que
hacer frente.
Mucho oficio ante la
precariedad de medios
Escuchando
los programas uno se daba cuenta, sin mucha dificultad, de que una gran parte
trabajaba en autocontrol. Los periodistas se convertían así en auténticos ‘hombres orquesta’ que dirigían el
programa, lo presentaban, lo producían y hasta lo realizaban técnicamente. Y
claro, cuantas más funciones asume un profesional mayor es el riesgo de que
alguna de ellas pinche. Los oyentes
entraban en antena sin ningún filtro –a veces con ‘sorpresas’ desagradables-,
la realización técnica evidenciaba elementos discordantes, todo ello sin
olvidar tal vez lo más grave: y es que la calidad de los contenidos (las
entrevistas, por ejemplo) se resentían porque el periodista estaba más
preocupado de qué cuñas había que emitir a continuación, que de la entrevista
en sí. Pero era lo que había. Y, a pesar de todo, la radio local, merece
cualquier esfuerzo.
Lluís
Rodríguez Pí y Gema Rodríguez Lavín escuchaban con atención y respeto, tomaban
sus notas, a veces pedían aclaraciones complementarias y agradecían siempre el
trabajo realizado. La verdad es que, a pesar de lo poco motivador del encargo,
las reuniones me parecían muy productivas. O esa impresión teníamos Arriaza y
yo. Mi trabajo, discúlpeseme la petulancia, se me antojaba de una gran responsabilidad,
puesto que estaba contribuyendo, en su sentido más positivo, eso creía yo, a
mejorar la calidad de nuestro producto radiofónico, la antena, en su estadio
más cercano: la radio local.
Fachada de Radio Palencia, el gran patrimonio de la SER han sido sus emisoras (Fotografía Gorka Zumeta) |
Puntualizaba
en párrafos anteriores que el estudio se realizó exclusivamente sobre las
emisoras propias de la SER, y no sobre las asociadas o afiliadas. En estos dos
últimos casos, la SER no dispone del control sobre el producto de estas
estaciones, porque pertenecen a empresas locales o regionales que mantienen un
acuerdo de colaboración con la SER, en el que no se incluye la supervisión
de sus emisiones.
El fantasma de la crisis
económica
Ya
para entonces, la crisis económica había hecho acto de presencia, y las
campañas comerciales empezaban a resentirse en las correspondientes carteras de
las emisoras de la SER. Desde la central se empezaba a pedir a los directores
una mayor racionalización de los gastos comunes y una contención del gasto en
la antena. Nadie podía suponer entonces el cariz que iban a tomar los
acontecimientos, ni la duración, insólita, de la crisis.
Anido
había encargado a Lluís Rodríguez Pi la creación de este equipo de trabajo
interno para someter a una cura de calidad las emisiones de la SER en todas sus
emisoras propias. Pero el objetivo no era sólo tomarle el pulso a lo que
emitían, sino analizar la situación real e inventariar los elementos,
fundamentalmente humanos, de que disponían para reorganizar la programación. Se
partía de un supuesto: en lugar de tener setenta (por poner un número) pequeños
programas locales en autocontrol, con calidad crítica, sería mejor tener
diecisiete programas regionales realizados desde la cabecera, con mayor
profusión de medios, humanos y técnicos, a los que se presumía, a priori, mayores índices de calidad.
Continúa...
No me acabo de enterar. Al autor de este Blog no le despidió la empresa a la que tanto ama, aprecia y de la que principalmente escribe. Imagino que Prisa debe seguir pagándole porque el blog es más del 85% referido al Grupo Prisa, y en particular a la Cadena Ser.
ResponderEliminarA mí me gustaría que se fuese crítico con lo que se hace actualmente bien y con lo que se hace actualmente mal.
Dorar la píldora ya no se lleva, Sr. Zumeta.
No comparto Pelayo tu observación. No puede calificarse de 'dorar la píldora' un post en que se critica, siempre desde el respeto, con conocimiento y manteniendo las formas, que la SER ha demolido su programación local/regional, cuando ésta es la base, la esencia de una cadena de radio, y mucho más de la SER que históricamente nació de la suma de sus estaciones locales, implantadas con un enorme prestigio en sus respectivas ciudades. Explico la razón de tal decisión, que no es otra que económica: por la crisis y la crítica situación financiera que atraviesa Prisa. Por otra parte, nunca me dejaré llevar ni por el rencor, ni por la venganza ni por la descalificación gratuita. Y sí, es cierto que hay una mayor presencia de post dedicados a la SER (que es la que más conozco). Eso es algo que deberé corregir en el futuro, para equilibrar. Te invito a leer la segunda parte del post que publicaré en breve. En todo caso, gracias por leerme. Un saludo.
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