Entrevista a Julio César Iglesias (I)
https://www.gorkazumeta.com/2012/09/entrevista-julio-cesar-iglesias-i.html
“Le dije a Alejo García que no quería dirigir ‘Directo, directo” en RNE”
A Julio César me lo reencontré, tras muchos años de silencio de por medio, con caminos profesionales separados tras su marcha de la SER, en la Escuela CES, donde mis ya ex alumnos ponían en marcha su gran proyecto final de Máster con un ajustado corolario denominado ‘Días de Radio’. Julio fue uno de los personajes elegidos para ser entrevistados en directo por aquellos alevines de periodistas de radio que yo había tenido la enorme suerte de tener como inquietos y curiosos alumnos. Y ahí se produjo la feliz coincidencia. No sólo me reconoció de inmediato, pese al cambio físico inevitable que imprimió la estela del paso de los años, sino que al minuto uno ya estábamos charlando como si nos hubiéramos encontrado en un café el día anterior. Julio César es un tipo inconmensurablemente entrañable. Exageradamente educado. De esas personas que a uno le gustaría tener siempre muy cerca para consultarles todo. Quedamos para charlar más tranquilamente, le hablé de este modesto blog y él insistió en vernos y en ser entrevistado. ¡Qué gran honor! Julio es –siempre lo ha sido para mí- un primer espada de la radio y del periodismo, aunque él no fuera consciente de esta realidad. Así lo recuerda:
Julio César Iglesias, profeta en su tierra |
“Yo llegué muy tarde al periodismo. Estudiaba Caminos, Canales y Puertos en Madrid, y allí coincidí con Florentino Pérez, lo que expresa claramente –apostilla Julio- la diferencia entre el éxito y el fracaso". Y aquí prorrumpe en una sincera sonrisa para apuntalar la coincidencia. Ya ha surgido su extraordinario sentido del humor. "Mis padres eran maestros y tenían una idea muy ajustada de cuáles eran las carreras prósperas y cuáles no lo eran tanto. En mi familia sufríamos el síndrome de la posguerra, no digo tanto de hambruna, pero sí de privación… Yo no tenía claro qué quería hacer y accedí a la decisión de mis padres. Y me vine a Madrid. Yo no me identificaba nada con la carrera… Fue un tiempo perdido”.
Pero en paralelo, Julio César, cuya formación académica llevaba dos cursos de adelanto a los chicos de su edad, porque sus padres le habían apretado en los estudios, ya demostraba una afición innata por la escritura. Empezó a escribir relatos cortos, algunos relacionados con personajes de la capital que le acogió. Esos años en Madrid le sirvieron, además, para conocer la ciudad a fondo. Y, como de casualidades vive el hombre, y algunas marcan una vida entera, Julio César conoció a un amigo de un amigo, y se le abrió otro mundo por delante, el del periodismo.
El talón que cambió su vida
“Durante mi estancia en Salamanca, conocí a un boxeador vecino mío, que antes había conocido a un colega suyo de Madrid y me lo presentó. Y la cadena de presentaciones prosiguió. Éste me presentó a José Vicente Hernáez, que trabajaba en el diario ‘Informaciones’. Hernáez me metió un día en el bolsillo un talón, de 2.020 pesetas, que yo creí que era una broma pesada, y me dijo que ése era el importe de la matrícula de Periodismo”.
“Durante mi estancia en Salamanca, conocí a un boxeador vecino mío, que antes había conocido a un colega suyo de Madrid y me lo presentó. Y la cadena de presentaciones prosiguió. Éste me presentó a José Vicente Hernáez, que trabajaba en el diario ‘Informaciones’. Hernáez me metió un día en el bolsillo un talón, de 2.020 pesetas, que yo creí que era una broma pesada, y me dijo que ése era el importe de la matrícula de Periodismo”.
José Vicente le dijo que, pese a que Julio César no era consciente de ello, en el fondo era un buen periodista. A Julio César ese giro de su vida le pareció divertido, y le permitía además huir de la carrera de Caminos y Puertos que le había traído a Madrid, pero que no había calado en su vocación.
“Así que un día me presenté a mis padres y les dije que me iba a matricular en dos carreras: en periodismo y en Ciencias Biológicas (especialidad Zoología). Y en Biológicas me encontré, para que te sitúes, con Ana García Obregón”.
Muy pronto Julio César, en tercero de ambas carreras, tuvo trabajo con horario de periodismo. Fue en el diario ‘Marca’, lo que le obligó a abandonar la carrera de Zoología, que siempre le ha apasionado. Continuó la de periodismo, compaginando los estudios con el trabajo.
“En mi sentimiento estaba que aquel era mi último tren… y decidí identificarme lo antes posible con prensa, radio y televisión. El trabajo en prensa me lo ofreció Manuel Alcántara, a quien conocí en una velada de boxeo. José Vicente trabajaba en RNE y me fui allí a trabajar como reportero, me presenté, hice un reportaje, y tardaron en llamarme, pero me llamaron. En cuanto a televisión, decidí esperar”.
Julio César en sus tiempos al frente de 'Los desayunos de TVE' que él puso en marcha |
Y así nos encontramos a Julio César Iglesias: un estudiante de periodismo que terminaba la carrera y trabajaba en el diario ‘Marca’ y en RNE. Todo un ejemplo de pluriempleo. En la radio pública aquel joven redactor se ocupaba de ‘traducir’ los teletipos en lenguaje radiofónico, lo que le obligaba a conocer en profundidad los secretos de este oficio de contar historias.
“Así estuve varios años hasta que a un redactor veterano de RNE le encargaron poner en marcha un informativo regional de Madrid. Me permitió ponerle el título, que yo bauticé como ‘Hora Punta’, y me invitó además a que yo lo presentara. Yo estaba como quien dice de prácticas, porque aún no había terminado la carrera. ¡Y allí estaba!, presentando el informativo regional. Y ese fue el momento en que llegó Alejo García”.
La llegada de su padrino, Alejo García
A Alejo Jesús García Ortega, periodista de RNE, ya desaparecido, le habían nombrado director de la tercera edición del ‘Diario hablado’ de RNE. García había escuchado a aquella joven voz que presentaba el informativo y le propuso ser el subdirector del programa. Mientras tanto, Julio César había pasado de ‘Marca’ al diario ‘As’ –“pasé de colaborador del ‘Marca’ a nómina del ‘As’”- y había terminado la carrera de periodismo. En ‘As’ estuvo poco tiempo. Lo cambió por ‘El País’ y mantuvo el pluriempleo hasta que, de nuevo Alejo García, le hizo una nueva oferta, irrechazable, para ocuparse del programa “Directo, directo” en la radio pública.
“De entrada le dije que no. Ahí fui un osado, la verdad. A Alejo le ascendieron a director de informativos de RNE, y quiso que ocupara su lugar en el programa de la tarde. Luego me di cuenta del error que había cometido, pensé que me creyeran un pasota, y cambié de opinión. Aceptar aquel puesto me obligaba a dejar definitivamente ‘El País’, cosa que sentí bastante, porque siempre me había gustado escribir. Alejo me dijo “oye, si esto no funciona, te quito de ahí”. No me dijo te pongo en otro lado, no, me dijo eso. Por eso yo nunca he trabajado en la radio con un horizonte mayor de los seis a ocho meses. Yo le contesté, a su frase: “ya contaba con eso”.
De ahí Julio César Iglesias inició una carrera profesional en la radio pública fulgurante, que le ha llevado a ocuparse de todas las franjas horarias de la parrilla, la mañana, la tarde y la noche, en diferentes etapas, y medios, aparte de la radio pública, también probó suerte en la SER. La radio, para él, aparte de ser su vida, es, también, una buena amiga.
La radio, una amiga
“Si la figura de la radio se pudiera trasladar a la vida personal, la radio sería la mejor visión de una buena amiga, es decir, te hace compañía, mientras tú la haces; te perdona los errores, mucho más que otros medios, mucho más, desde luego, que la televisión; te ofrece segundas oportunidades por tanto, y luego, si tienes un espíritu inquieto, te permite esponjarla hasta donde tú quieras, porque como te permite crear ambientes, deja en tu cabeza la posibilidad de que traslades desde ideas hasta descripciones de ambientes. En su simplicidad está su riqueza. Por otro lado, la idea era que había muchas fórmulas todavía sin utilizar en la radio española. Yo les decía a los redactores de mi equipo: éste es el proyecto del programa que tenemos, pero esto es un organismo vivo, ahora tenemos que aprender de él. Nosotros tenemos una idea sobre él, pero él tiene una idea sobre sí mismo. Tenemos que observar cómo evoluciona…”
Y la radio evolucionó muy bien, pletórica de salud y de fuerza, pese a la llegada de su hermana pequeña, pero vigorosa, como fue la televisión.
“En el momento en que llega la televisión se temió por el futuro de la radio. Yo descubrí, sin buscarlo, sin pretenderlo, que la salud de la radio era excelente, y estaba garantizada su continuidad. La radio era una fórmula compatible con todo. Podía ser seguida de forma paralela a la vida, cosa que no admitía la televisión”.
Un placer, y un honor, compartir charla sobre radio con uno de mis referentes |
No sólo eso -me permito sugerirle a Julio César durante la conversación- creo que la irrupción de la televisión no sólo demostró, sino que hasta certificó, el enorme e incalculable valor de la radio. Tuvo que llegar este nuevo medio para darnos cuenta del poder evocador de la radio. Pero no sólo para el entretenimiento, que había ocupado los comienzos de la historia de la radio en España, y que le arrebató la televisión nada más llegar, sino también para la información. En este sentido, el período de la Transición –que Julio César vivió intensamente- fue la prueba de madurez de la radio en España. Pero tal vez, en el debe esta época nos legó un empacho de información, que todavía padecemos.
“Puede que sí… La transición marcó para bien a la radio, porque le dio prestigio. No sabíamos qué hubiera ocurrido con nosotros un mes después de la muerte de Franco. Luego se sumó el Golpe de Estado del 81… Nosotros éramos unos recién llegados… muy jóvenes… Vivimos aquello sin la experiencia necesaria para saber valorar de manera fehaciente todo lo que estaba ocurriendo delante de nuestros ojos. Fue una época apasionante. Nos mirábamos fuera para ver qué podíamos hacer. Y la radio era el medio que tenía más posibilidades para estar presente en lo que ocurría. La radio no necesitaba más que un teléfono… una cabina telefónica…. “qué sencillo es este medio, y qué agradecido” –me decía a mí mismo, a veces-. Durante la Transición, es cierto, sí, se saturó de información política, de información sindical,...".
Continúa...