Luis Sánchez Polack, el Groucho Marx español
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Era el humor en persona. Pocos como él han vivido de un hiperdesarrollado sentido del humor, del que la radio tuvo la enorme suerte de beneficiarse desde sus comienzos. Este valenciano larguirucho, no tuvo siempre chistera. Nació primero en Radio Madrid como ‘don Poeto Primavero de la Quintilla’, como recuerda Lorenzo Díaz, en su libro 'La Radio en España: 1923-1997'. Al mismo tiempo el que después sería su primera pareja, Joaquín Portillo, apodado luego ‘Top’, interpretaba zarzuelas radiofónicas como tenor cómico. Ambos comenzaron a trabajar juntos en el año 1947, preparando unos pequeños guiones que se radiaban a eso de las diez y cuarto de la noche de los sábados. A partir de aquí realizaron programas como ‘La vida zaragatera’, ‘Apunta, nene’, ‘Ha perdido usted el juicio’ y ‘Escuela de Mujeres’, en Radio Madrid, de la Cadena SER.
Luis Sánchez Polack tenía mucho ‘peligro’, además de un magnífico sentido del humor, que se encargaba de extender no sólo a través de las ondas, sino también entre sus propios compañeros de emisora, convertidos en ocasiones en víctimas circunstanciales de sus gracietas. En una de esas ocasiones, el locutor Fernando Manzano, ‘Ferman’, estaba leyendo en directo y a ‘Tip y Top’ no se les ocurrió mejor idea que comenzar a desnudarle. El primer sorprendido fue el propio ‘Ferman’ que, a pesar de todo, se veía obligado a colaborar con aquellos dos desalmados para evitar romper su ropa. Como el locutor, con enorme profesionalidad, contenía su risa ante aquella situación tan surrealista, ‘Tip y Top’ modificaron su estrategia y decidieron quemarle los folios que estaba leyendo. Ni siquiera el fuego impidió que el locutor continuara. Eso sí, se convirtió en improvisado bombero. Todo un alarde.
Ni siquiera Joaquín Prat, otro gran bromista, se libró de las ocurrencias de esta pareja de benditos locos. Durante la emisión en directo de uno de sus programas, ‘Tip y Top’ entraron en el estudio y, delante del público, comenzaron a desnudar a Joaquín, primero le quitaron el cinturón, luego le bajaron la bragueta y por fin le dejaron sin pantalones. Con este aspecto, el presentador valenciano –paisano de Luis Sánchez Polack, por cierto- tuvo que continuar hasta la primera pausa publicitaria en que pudo recuperar un aspecto algo más decoroso.
Prácticamente todos los empleados de Radio Madrid de aquellos años sufrieron las bromas de ‘Tip y Top’. En una ocasión, Matilde Vilariño, la maravillosa voz de ‘Periquín’, componente destacada del Cuadro de Actores de Radio Madrid, se encontraba sentada junto a su marido, Calderón de la Barca, pero de nombre Arturo, que era técnico de sonido. Arturo iba a participar en unas pruebas de ingreso en la emisora. A su lado se sentó un señor flaco, y muy alto, era Luis Sánchez Polack. Como no podía estarse quieto, ‘Tip’, sin mediar palabra, le metió a Arturo el dedo en la oreja. Aquel buen hombre tuvo la reacción lógica ante semejante agresión: “¡Matilde, vámonos que esta gente es muy rara!”.
Es verdad, ‘Tip y Top’ eran raros, pero también únicos. Quienes tuvieron la ocasión de trabajar con ellos en aquellos primeros años del humor en la radio los recuerdan con cariño, porque eran imprevisibles. Una de las imágenes que tienen grabadas algunos de los que convivieron con ellos en Radio Madrid es la de sus viajes a la cafetería ‘Nebraska’, sita en los bajos de la emisora madre de la Cadena SER, donde acudían a tomarse un café en los primeros años 50, pero para poder abonar la consumición tenían que recurrir a tretas un tanto peculiares: limpiar los platillos de propinas.
Más adelante, cuando Luis Sánchez Polack y Joaquín Portillo decidieron deshacer la pareja, ‘Tip’ encontró su nueva media naranja humorística en otro gran irónico, dominador del vocabulario como pocos, que fue José Luis Coll. El nuevo dúo se llamó entonces ‘Tip y Coll’, y también trabajó en la SER.
Los tiempos eran duros y las economías maltrechas. José Luis Coll, a pesar del éxito en la radio, junto a su compañero ‘Tip’ tampoco vivía en la abundancia. Todavía se recuerda en ‘Casa Perico’, un restaurante próximo a Radio Madrid, en la calle de la Ballesta, adonde acude todavía hoy mucho personal de esta casa, la boda de Coll. Hubo vino y aceitunas para todos. Fue una celebración escasa, pero emotiva. José Luis se casó con una paisana, conquense, como él. Y para acudir al templo utilizaron un utilitario de la época: un biscúter, propiedad de Esteban Cabadas, el maravilloso técnico responsable de los efectos especiales de las radionovelas y ‘Teatros del Aire’ de Radio Madrid. El regreso fue aún más modesto: utilizaron el metro. Eran otros tiempos y otras economías.
Tip y Coll |