Toni Garrido, o el recambio generacional (y II)

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'Asuntos Propios' ha demostrado, una vez más,
que la radio es una carrera de fondo

Modernizar la radio pública

Reconozco que al principio no vi apropiado el desembarco de Toni en las tardes de RNE. Pero no por la forma de hacer radio de Toni, sino, al contrario, por la tradición de las tardes de la cadena pública, más cercana a lo convencional, en su sentido más peyorativo. Toni iba a traer un aire fresco al que no estaban acostumbrados en la radio pública. Me recordaba, en parte, a los antiguos programas de Radio 3, ‘La Barraca’ y ‘Tiempos Modernos’, absolutamente iconoclastas, dirigidos ambos por Manolo Ferreras, que hubieran roto muchos más moldes de haberse emitido por Radio 1, pero entonces no hubo arrestos para ello. Preferían ofrecer un producto más comestible.

Toni ha hecho un gran programa. Pero fue una apuesta de quienes le empujaron a hacerlo que podía haber salido mal. Es posible que su llegada ahuyentara a una parte de los oyentes tradicionales del horario vespertino de RNE, pero a cambio, ha rejuvenecido el target de la cadena pública que, de por sí, es uno de los más escorados hacia edades longevas. Modernizar la radio pública. Éste parece que ha sido uno de los grandes efectos de la incorporación de Garrido a RNE. El último EGM con el que se ha despedido le ha acercado a ‘Julia en la Onda’, de Julia Otero, de Onda Cero, de la que sólo le separaban 45.000 oyentes (2ª Ola EGM 2012). Heredó el programa con 153.000 oyentes (2ª ola 2007), y lo ha dejado en 399.000 (2ª ola 2012). Pero ha necesitado cinco años para alcanzar la cifra y quién sabe hasta dónde hubiera llegado, si le hubieran dejado. Lamentablemente, los vaivenes políticos, de uno y otro lado, impiden consolidar un proyecto en la radio pública. Es algo que debes asumir cuando llegas con una responsabilidad de este orden. 

Periodismo sin etiqueta

Juanra, Pepa y Toni

Juan Ramón Lucas y Toni Garrido estaban ‘marcados’, desde que llegaron a la Casa de la Radio por la ‘etiqueta’ de SER (Prisa). Los españoles tenemos muchas virtudes, pero entre nuestros defectos más interiorizados está buscar rápidamente una adscripción ideológica –una referencia de su pensamiento- de quienes llegan a la radio pública. Y la etiqueta, marcada para algunos a sangre y fuego, les imposibilitaba continuar con una administración del Partido Popular. Que yo sepa no son militantes. Escuchando a Lucas pude oír críticas a Zapatero, al igual que las he oído contra Rajoy. El periodismo tiene que ser siempre crítico con el poder. No puede ser cómplice de su estrategia informativa, porque estaría haciendo un flaco favor a la honestidad que, como en la mili, “se le supone” a todo profesional de la información. Lucas y Garrido –éste último cesado a través de las ‘redes sociales’- salen, y parece que también Pepa Fernández, lo cual sorprende mucho más, porque Pepa hacía un ‘programa blanco’, apolítico, sin ideología nominativa. Un programa respaldado por más de un millón de oyentes, y 13 temporadas detrás. Cuando vemos que estos episodios de ‘caza de brujas’ se repiten (y volverá a ocurrir igual cuando cambie de nuevo el signo del Gobierno) es cuando uno se mira en el espejo británico y añora el modelo de la BBC.

Toni Garrido se ha sabido rodear también de muy buenos colaboradores, como el Gran Wyoming, Juan Luis Cano, Elvira Lindo, Javier Limón, Ana Pastor, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y un largo etcétera, a cual mejor. Y de su inseparable ‘sueco’, Tom Callene, que aportaba siempre un simpático contrapunto a la visión doméstica de los invitados. De inteligentes es rodearse de buenos colaboradores para brillar más. 

Lo último: su voz

En cuanto a su estilo, a Toni no le supone ningún problema servirse de su aparente ignorancia para preguntar desde ella a sus invitados, compartiendo pues con los oyentes la curiosidad y el afán por saber más de las cosas. Todo ello aderezado con un sello personal de Toni que es la ironía, y a veces el sarcasmo, que aprovechan con rapidez de reflejos sus colaboradores y miembros del equipo.

Toni con Tom, el sueco, compañero de viaje y
el espejo en que nos miramos los españoles

Y hasta aquí, no he hablado de un elemento que subrayan a menudo quienes le siguen: su voz. Su profunda voz. Es cierto, y coincido con quien lo afirme, que su voz resulta un elemento fundamental de acercamiento al oyente. Pero si no he citado hasta ahora este elemento tan llamativo y presente, es, deliberadamente, porque considero que Toni es mucho más que una voz, por atractiva que sea, que lo es. Su aportación a la radio española está todavía en mantillas. Estoy seguro de que todavía (no ha cumplido aún los 40) le quedan muchas páginas que leer y oyentes que conquistar.