Sobre la radiografía de Rodero y Sánchez Serrano (y II)
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La política de reducción de costes ha hecho que hoy por hoy se apueste por una radio barata en la que sólo ganan dinero unos pocos, y el resto se contenta -¡qué remedio!- con muy poco. Los empresarios siguen apostando por el statu quo que es lo que ha venido funcionando hasta ahora. Esa ‘radio plana’ de la que hablaba Miguel Ángel Nieto. ¿Para qué vamos a innovar, si la cosa sigue funcionando razonablemente bien? –se preguntan algunos consejeros delegados de cadenas de radio actuales-. Y la realidad, insisto, hoy por hoy, sigue dándoles la razón.
El EGM se mantiene fuerte y vigoroso e incluso esta última oleada ha crecido en número global de oyentes, por el interés informativo que tiene la época y correlativamente por el aumento de la demanda de información por parte de los oyentes. Pero el universo de oyentes de radio en España ya ha tocado techo. La audiencia de la radio generalista envejece y pocos se preocupan por el mañana y siguen presupuestando el presente. La I+D brilla por su ausencia, cuando las grandes cadenas deberían ser las que apostaran por seguir marcando su liderazgo en el nuevo escenario digital que se está abriendo cada vez con mayores perspectivas. Pero no es así. Las grandes cadenas renunciaron a esta posibilidad cuando llegó la DAB (radio digital terrestre) a España empujada por un impaciente José María Aznar que intentó modificar el escenario radiofónico español a golpe de decreto, para favorecer a sus grupos afines. Los técnicos siguen manteniendo que sólo si las grandes cadenas producen contenidos diferenciados de los ya existentes, y atractivos para los oyentes, sólo de esta forma ‘despegará’ la radio digital en nuestro país. Vamos por el segundo intento, después del fracaso ruinoso y vergonzoso de la DAB. Es el turno de la DAB+. Ya veremos qué camino recorre…
La tecnología se ha simplificado mucho, pero esto no es suficiente |
La radio digital por internet, imparable
Pero la radio digital difundida a través de internet es imparable. Ya están surgiendo nuevas emisoras, fundamentalmente musicales. Muchas han equivocado su modelo aportando tan sólo un recurrente hilo musical carente de la mínima condición necesaria, esencial, –la prescripción- como para ‘apellidarse’ radio. Las grandes cadenas siguen refugiadas en el escenario analógico, mirando, eso sí, de reojo, la evolución del escenario digital. Pero sin atreverse a complicarse la vida produciendo nuevos formatos o productos. ¿Cuál es el camino más barato? El de la subcontratación. Las grandes cadenas pagarán por no complicarse la vida. Al igual que es probable que compren aquellas emisoras de internet que puedan hacerles un poco de sombra, por aquello de que “si no puedes vencer a tu enemigo, únete a él”.
Ya no hace falta ser beneficiario de un concurso público para hacerse con una emisora. Basta un ordenador, un micrófono y muchas ganas de contar cosas interesantes. Es cierto que internet ha democratizado la radio. Tan cierto, seamos realistas, como que la puesta en marcha de emisoras a través de la red que ofrezcan un buen producto, más allá del impacto o la frescura inicial, estará al alcance sólo de aquellas que dispongan detrás de una mínima e imprescindible estructura empresarial que garantice su credibilidad y su supervivencia comercial.
El divorcio universidad-empresas
Severino Donate es un reportero de raza, en la SER. Quedan pocos. (Fotografía Manuel Castell, Universidad de Navarra) |
Las universidades están produciendo periodistas de radio con unas destrezas que no van a poner en práctica nunca: los dramáticos son casi testimoniales, los programas de entretenimiento brillan por su ausencia, el género del reportaje está en declive, el guión no existe, aparte de la pauta. Se prima la radio del directo, la que no requiere preparación ni producción previa, la más barata. Se prescinde deliberadamente de los reportajes que impliquen viajes, estancias, grabaciones, montajes, documentación, en definitiva: tiempo y personal. Resultan extremadamente caros y por eso no son rentables. Las redacciones se despueblan y ya no hay gente para acudir a las ruedas de prensa. ¿Solución? Los gabinetes de prensa de las empresas difunden los cortes de voz o las imágenes (en el caso de la televisión) que les interesan. ¿Dónde queda entonces la ansiada objetividad del periodista frente al interés de las empresas en canalizar convenientemente sus mensajes? Ante este panorama, la batalla está perdida. Una tertulia política se puede estirar hasta el tedio porque resulta barata pagar a unos pocos que hablen durante mucho tiempo de muchos temas. Y todavía hay quien se sorprende del descenso de audiencia de las horas en que se programan las tertulias (radio generalista), y el aumento de los ‘morning shows’ (radios temáticas musicales).
El caso de ‘El Cine de Lo Que Yo Te Diga’
Carlos López-Tapia |
Los empresarios –es triste afirmarlo- no buscan profesionales bien formados en lenguaje radiofónico o en radio de guión. No, prefieren becarios dóciles, domesticables, con buen nivel de lectura y presencia en el micrófono, que puedan realizar su trabajo y el de otros dos, a poder ser, invirtiendo más horas de las que les corresponde en su jornada laboral, apelando como motor a su ilusión, y olvidando que la propia condición de ‘becario’ implica un período de formación a cargo de la empresa que no existe, ni se le espera. Y esto a costa de la salida forzosa y traumática de profesionales experimentados que aportan solidez, profesionalidad y credibilidad al producto emitido. Pero aquí nada importa ya, más allá de ajustar la cuenta de resultados, mantener el nivel de beneficios y recortar el capítulo de gastos.
Atraer a los más jóvenes con contenidos de su interés, éste es el principal reto de la radio del futuro |
El verdadero reto: atraer a los futuros oyentes
Pero ¿son conscientes de que pueden estar cavando su propia fosa? ¿O no les importa? Es más que probable que la perspectiva empresarial contemple la actividad económica a 6 ó 12 meses vista, no más allá. Incluso menos. Los parámetros y las condiciones en que se mueve la economía en crisis cambian constantemente, nadie sabe qué puede ocurrir, y la incertidumbre es muy mala para la estabilidad económica, no sólo de la radio, sino para todo el país (macroeconomía) y también para las familias (microeconomía). En este contexto, ¿quién puede pararse a pensar, desde dentro de una empresa, cómo será la radio a 5 ó 10 años vista? Pues a pesar de la cuenta de resultados, las empresas de radio deberían disponer de un departamento de I+D. y mucho más ahora. Si no le prestan la atención debida, es probable que la radio pierda su posición privilegiada de audiencias millonarias y primera posición en credibilidad. Este patrimonio bien merece una profunda reflexión por parte de las grandes cadenas.
Desgraciadamente, no es el caso. Dista mucho de lo que nos gustaría a quienes amamos el medio y pensamos que el momento histórico, la llegada de nuevos escenarios, recomiendan hacer un parón, para reflexionar y enfilar el resto del siglo –que está comenzando- con una apuesta valiente por una nueva radio que sea capaz de atraer a las nuevas generaciones con contenidos de su interés. Éste es el verdadero reto. La radio tiene que readaptarse a las necesidades de sus nuevos oyentes. Y si quiere conseguirlo, primero tiene que intentar conocerlos.