El formato de música y noticias en España: Radio 80 y Cadena Minuto

El formato all news & music en España no ha tenido ni mucho recorrido, ni mucho éxito, tal vez porque, cuando se puso en marcha (1978), no era el momento. Cadena Minuto fue absorbida por Prisa (1983) –que ya buscaba hacerse con una cadena de radio- y heredó la estructura, y parte de la programación de Radio El País, un intento por asociar la marca del periódico a la emisora, una estrategia que fracasó y que, incomprensiblemente, ahora ha resucitado Vocento con ABC Punto Radio. No aprendemos de los errores. Periódico y radio poco tienen que ver como negocio o estrategia.

Los ordenadores han facilitado la forma en la radio,
pero no garantizan en absoluto el fondo

Sin embargo, el formato, que cuenta con mucho atractivo fuera de España, en parte debido al target que maneja (30-35/45-50 años), muy  interesante comercialmente hablando, está poco aprovechado en España, en mi opinión. M-80 radio, la heredera directa de la fusión entre Radio 80 Serie Oro y Cadena Minuto (1993), no se adapta estrictamente a este modelo y la presencia de información, desde sus inicios hasta ahora, se ha ido reduciendo, para convertirse en una emisora musical más, con algo de información. Personalmente, creo que –aunque existen diferentes proporciones de contenidos musicales e informativos- el formato que practicaba los fines de semana Radio 5 (RNE), ‘Todo Noticias’, se acercaba más a lo que sería más propiamente dicho el formato ‘all news & music’.

No he profundizado hasta ahora en la rentabilidad de este formato. Hay que tener en cuenta que los costes de este producto se ven sensiblemente aumentados por la necesidad de crear una infraestructura de periodistas que suministren la información. Un contenido que, sin duda, lastra la cuenta de resultados. Pero, por contra, el target de oyentes que demandan información y música –como afirmaba antes- es de un gran atractivo comercial, por su poder adquisitivo (medio/alto), frente a, por ejemplo, Los 40 Principales (bajo-medio), que tienen mucho más limitada su capacidad como consumidores, aunque, también es cierto, más delimitado su abanico de productos de consumo. A todo esto, la cuestión se complica porque, hoy en día, los targets se han ampliado y no están tan circunscritos a grupos de edades como antaño. Hoy en día una persona de 50 años puede escuchar Los 40, igual que un joven de 25 puede escuchar M-80. Pero hablamos de líneas generales. Por otra parte, y con respecto a la radio generalista, este formato se ahorra los gastos derivados de los programas que sirven para completar los tramos entre boletín y boletín.

Hay otro problema que genera este formato, y es su aparente indefinición frente al oyente. Éste demanda información + música en algunos momentos del día, pero en el prime time hay mucha competencia. En los de mayor consumo (mañanas) existe la competencia directa de la convencional (con informativos potentes y completos) y de los morning shows (que también ofrecen información, en menores cotas). El formato all news & music se queda fuera, a medio camino, de esa carrera por las grandes audiencias. Porque tal vez su oferta informativa es muy pobre (en fondo y forma) y su oferta musical está ampliamente superada por la competencia. El oyente, ante la disyuntiva de elegir una u otra opción, se decanta por convencional o morning shows. Durante el resto del día podría regresar a ella, porque es un formato que acompaña sin molestar.

La realización en radio ya no podría
 producirse sin la ayuda de la informática

Como conclusión, y tras las reflexiones anteriores, ¿dónde me sitúo? Considero que el quid de la cuestión, en este formato, reside, una vez más, en la calidad: en la calidad del contenido musical y del contenido informativo. Aquélla debe estar muy bien estudiada y adaptada al target de oyente urbano y joven y ésta debe estar producida con una mayor profesionalidad, en fondo y forma. Los boletines informativos no pueden ser monólogos sin matices a cargo de una única voz. Deben ofrecer un producto de calidad que evite que el oyente huya a otra cadena en busca de esta información. Deberían ser, sí, boletines informativos breves, pero muy bien producidos, con profusión de medios y de voces (con cortes y agilidad en las sintonías), una especie de ‘cronicones’ que enganchen al oyente desde el minuto 1 hasta el 4 ó 5, como mucho. Y para darle continuidad a la emisión hará falta la figura de un DJ con capacidad de prescribir, que asuma su protagonismo al frente de su tramo horario.

Sin duda se trata de un formato que podría muy bien ponerse al día, recuperarse, porque está claro que son los dos grandes contenidos demandados en la radio española -música e información, por este orden- y que, bien sumados, y alternados, podrían ofrecer muy buenos resultados a sus promotores. Merecería la pena estudiar en profundidad esta nueva posibilidad y rejuvenecer un formato que, poco a poco, y por desgracia, se ha ido desvaneciendo en el paisaje radiofónico español, con alguna que otra honrosa, pero no bien culminada, excepción.