La radiografía de Emma Rodero y Chelo Sánchez Serrano (II)
https://www.gorkazumeta.com/2012/04/la-radiografia-de-emma-rodero-y-chelo_24.html
4.- Generalización de una radio de propaganda
Emma Rodero y Chelo Sánchez Serrano afirman que la radio está dilapidando su enorme credibilidad. Encuesta tras encuesta del CIS la radio revalida su credibilidad, por encima de la prensa y de la televisión. “Pero en nuestro país, también este punto fuerte de la radio, que siempre le ha diferenciado de otros medios, especialmente de la televisión, se comienza a perder. En el último Informe sobre la Profesión Periodística, elaborado por la Asociación de la Prensa de Madrid (2007), la radio era el medio que más credibilidad había perdido en el último año”. Las autoras del artículo mantienen que las diferentes cadenas de radio están fuertemente politizadas, polarizadas y, en algunos casos, la militancia llega a extremos de propaganda.
“Mientras hace unos años se desplegaba un cuidado absoluto en la separación entre información y opinión, empleando diversas estrategias y formatos para diferenciarlo, ahora el péndulo oscila hacia el extremo contrario”. Rodero y Sánchez aportan el dato de que las emisoras que más credibilidad han perdido se sitúan, justamente, en los extremos: por un lado la cadena SER, “en la que un veinte por ciento de la audiencia apenas concede credibilidad a lo que escucha” y por el otro la cadena Cope, “donde un diez por ciento de los oyentes, apenas se cree lo que le cuentan”. En el informe se cita expresamente el caso del comunicador que estaba, en aquel año -2007- al frente de las mañanas de Cope, Federico Jiménez Losantos. “Él mismo califica su tipo de radio, sin ningún pudor, como “radio de agitación”. Estos enfrentamientos ideológicos benefician indirectamente a RNE, que se sitúa fuera de las rencillas.
Chelo Sánchez Serrano |
Rodero y Sánchez apuestan por la recuperación de la credibilidad, “restituyendo el rigor en la información y eliminando la extrema politización en sus contenidos o, al menos, ofreciéndolos de manera clara a la audiencia, tal como hace un periódico en sus espacios de opinión”.
5. -Limitación de tramos de audiencia
Rodero y Sánchez presentan una realidad que la radio perdió hace mucho tiempo de su audiencia: la de los niños. Si, además, partimos del dato de que el EGM únicamente contempla universos a partir de los 14 años, concluiremos que la radio infantil no interesa en el escenario radiofónico analógico (no así en el digital, donde acaba de nacer ‘Babyradio’). “La radio infantil tiene un enorme potencial pedagógico y de entretenimiento que se aprovecha en otros países, pero no en España. (…) ¿Qué mejor manera de enseñar a un niño que imaginando? Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que con la radio, el medio por excelencia de la imaginación?, ¿qué mejor medio que la radio para expresar lo que vive, piensa y siente un niño?”.
Ambas profesoras mantienen que acercar a los más pequeños de la casa a la radio tiene una indudable finalidad pedagógica, pero también contempla otro objetivo fundamental para la supervivencia de la radio: educar a nuevos oyentes. “¿Cómo podremos después incorporarlos como audiencia a un medio que les ha sido hasta entonces ajeno?”.
Y si los más pequeños carecen de oferta radiofónica acorde a su formación y edad, los jóvenes a partir de 14-15 años tampoco están siendo observados por las grandes cadenas como oyentes potenciales. Antaño, estos grupos de edad se acercaban más a través de cadenas temáticas musicales (‘Los 40 Principales’) y, en ocasiones, sintonizaban la radio generalista, atraídos por contenidos como el deporte, principalmente. Hoy, sin embargo, mantienen Rodero y Sánchez, “internet y los nuevos dispositivos móviles se han convertido en una dura competencia para las emisoras musicales. Por tanto, si no logramos seguir atrayendo su interés hacia la radio, si desaparece su canal de entrada, es probable que con los años perdamos a esta generación como audiencia radiofónica”.
La culpa de este desinterés de los más jóvenes –preadolescentes- por la radio como medio, frente a internet, por ejemplo, no es de ellos; sino de la propia radio, mantienen las autoras de esta ‘Radiografía de la Radio en España’, que no ha reaccionado ni contemplado la posibilidad de que este grupo de edad será, en muy poco tiempo, un universo más que apetecible para sumar audiencia a las grandes cadenas de radio. Si no se les atrae antes, la captación será más difícil luego.
Rodero y Sánchez concluyen capítulo apuntando a la posibilidad de contar con los poderes públicos en el fomento de la radio en estos grupos de edad, a semejanza de las ayudas que reciben las campañas en defensa de la lectura. Sin olvidar la necesidad de que el EGM amplíe también los límites de edad con los más jóvenes y que las grandes cadenas se den cuenta, de una vez por todas, que los jovencitos también pueden escuchar radio generalista, y si no lo hacen es porque ”no se programan contenidos adecuados para ellos”.
Emma rodero durante una de sus clases |
6.- Pobreza expresiva
Rodero y Sánchez comienzan capítulo apoyándose en las palabras del experto mexicano Benjamín Fernández Bogado, cuando afirma que “las muestras de creatividad a veces rayan el insulto a la razón y buscan en la degradación del lenguaje la única forma sobre la que sostener los niveles de audiencia”. Dicho de otra manera, no hay nada original en la radio, todo nos suena igual. Rodero, en un libro anterior, afirmaba que: “la radio se ha transformado en el eterno parlante, muchas veces sin sentido, sin preparación, ni rigor, lo que obliga al oyente a escuchar opiniones sin fundamento, palabras, palabras y más palabras. La radio se ha convertido en monotonía, en improvisación, pura realidad, en un medio que ya no obliga a sentir”.
Una vez más, y tras una referencia histórica a la radio de décadas pasadas, sin nostalgia desmedida, Rodero y Sánchez abogan por un término medio. Si en los 50-60 y parte de los 70 la radio en España era una radio elaborada, creativamente muy rica, guionizada, y con figuras como la de los realizadores, o los montadores musicales, hoy ambas desaparecidas, amortizadas, hemos pasado a la radio barata, inmediata, evidente, desprovista de toda capacidad de sugerencia, es decir, traicionando a una de las esencias del medio, como es el fomento de la imaginación de los oyentes.
Ambas profesoras, sin embargo, son conscientes de que éste es un aspecto directamente relacionado con los costes de producción: “no es extraño que los responsables de las emisoras se escuden en que resulta muy caro producir programas de ficción. Es evidente que es y será así mientras no recuperemos para la radio todas estas figuras. Hasta entonces, los estudiantes sólo se prepararán para lo que les hará después conseguir un trabajo: la radio puramente informativa. Si la empresa demandara otras habilidades, sus trabajadores se verían obligados a prepararse para ello y las Universidades podrían formar a sus alumnos y nutrir a las emisoras de profesionales con esos requerimientos”.
Otra buena amiga, Elsa Moreno, y profesora de una asignatura tan atractiva y apasionante como “creatividad en radio”, en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, mi casa, lucha cada curso para transmitir a sus alumnos las potencialidades del lenguaje radiofónico en este campo, para el que cada vez hay menos espacio reservado en las programaciones de las grandes cadenas. Sin duda de ellos dependerá en gran medida la recuperación de la enorme riqueza de lenguaje que es capaz de ofrecer la radio y que hoy, en el mejor de los casos, utiliza en un 30-40% de sus posibilidades.
Por eso, Rodero y Sánchez concluyen de esta manera, rotundas: “en definitiva, se impone una recuperación de la capacidad expresiva de la radio, la radio de guión, el empleo del lenguaje radiofónico, el dominio de la locución, incorporar los géneros de entretenimiento en sentido amplio y los montajes de compleja elaboración, en un intento de devolver la magia a la radio”.
7.- Incorporación lenta de tecnología
En este capítulo Rodero y Sánchez se refieren tanto a la tecnología de difusión de radio, como a la propia tecnología que se ven obligados a manejar –y por tanto a reciclarse- los profesionales que trabajan en este sector. El comienzo es una pregunta a la que ya habíamos dado respuesta en este blog hace ya algunas semanas: el fiasco de la radio digital de difusión terrestre (con norma DAB). “Frente a la renovación tecnológica de otros medios, la radio mayoritaria continúa siendo analógica”.
Tras recordar el proceso de la implantación frustrada de la DAB en España, Rodero y Sánchez concluyen que “no hay un impulso decidido”. La radio digital terrestre (antes en DAB y ahora en norma DAB+, incompatible con la primera) es la “pescadilla que se muerde la cola”. El proceso nació mal y concluyó peor. “las emisoras no programan contenidos diferentes en sus emisoras digitales porque no hay oyentes; no hay oyentes porque los receptores son aún muy caros, se accede a la misma programación que se escucha en analógico e ignoran las posibilidades del nuevo medio porque no ha habido campañas de promoción; los agentes económicos no impulsan las ventas de receptores porque las emisoras no apuestan de manera diferencial por las emisiones digitales. Y en esta situación nos encontramos, mientras la administración mira impasible”.
Portada del libro de Emma Rodero, 'La radio que convence', escrito con Alonso y Fuentes |
Y, como complemento a esa difusión digital terrestre, ha llegado la difusión online, que avanza más rápidamente que su hermana digital DAB+, pero no sin problemas: “la radio no aprovecha las ventajas que le ofrece un medio como internet. Aunque en los últimos años se ha observado un avance, las emisoras españolas no han abrazado la convergencia mediática o, al menos, aún no han entendido que tienen en internet un aliado para potenciar la radio y atraer nuevos oyentes, más que un enemigo que les restará audiencia”. Es cierto que el avance en este capítulo de radio online ha sido más evidente en los últimos cinco años tras la elaboración del informe que estoy revisitando. En cualquier caso, Rodero y Sánchez ya señalan que en EE.UU. han surgido emisoras online, con ofertas de programación diferenciadas de las analógicas, que han nacido específicamente para atraer audiencia juvenil.
La radio tiene que subirse al carro de la digitalización, tiene que ofrecer unas webs que no sean unos meros carteles de anuncios –o de noticias- y tiene que ofrecer algo más que una simple repetición de sus programaciones analógicas. Rodero y Sánchez recurren de nuevo a una opinión experta, en este caso del investigador Jon Murelaga, cuando dice: “son días inciertos para el medio radiofónico. Años en los que el profesional del medio tiene que desenvolverse a las mil maravillas entre aparatos de todas las clases y formatos. En esa relación máquina- persona está la clave del éxito profesional de un aprendiz de estrella. Algunos han tomado el tren de la transición digital muy tarde, otros no lo han tomado y los que vienen por detrás casi lo llevan escrito en los genes”.
Continúa...
Emma y Chelo dan el alerta. La política ha intoxicado la radio, que es un arte y un oficio. Resultado: programación monocorde, pérdida de oyentes, menos facturación genuina y despidos de personal. El espectáculo radiofónico debe ser mucho más que noticias y las noticias no se agotan en el trapicheo político. Viene el cambio. (Julio Lagos)
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