La radio española, una evolución sin grandes riesgos (I)
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Las dos grandes escuelas radiofónicas en España han sido, por este orden, la Cadena SER (1924) y Radio Nacional de España (1937) y no sólo porque reúnen más años de historia -que también-, sino sobre todo porque sus aportaciones, en géneros, formatos y profesionales, han hecho de ambas referencias obligadas a la hora de acotar el devenir de este medio de comunicación en España. Por citar sólo tres hitos que nacieron en ellas, que aún continúan funcionando, con ligeras variaciones, y siguen reuniendo el favor de la audiencia, habría que referirse al nacimiento del gran magazine moderno, creado por José Ferrer y Luis del Olmo, con su ‘Protagonistas’ en RNE (1973); la estructura de los informativos en la radio, nacidos en la Cadena SER, antes incluso de liberarse de la obligación de conectar con los ‘diarios hablados’ de la radio pública –con ‘Matinal SER’ (Antonio Calderón, 1964) y ‘Hora 25’ (Manuel Martín Ferrand, 1972)- y el gran contenedor deportivo del fin de semana, con ‘Carrusel Deportivo’ (Bobby Deglané y Vicente Marco, 1954), también nacido en el seno de la Sociedad Española de Radiodifusión.
Antonio Calderón fue el padre de la radio moderna |
La COPE no nació como cadena de radio hasta bien entrados los años 60, y sobre todo a partir de 1979. Mientras, sus emisoras, bajo el indicativo de Radio Popular, pertenecían ya a la Conferencia Episcopal Española, a algunas diócesis, y a órdenes religiosas como los dominicos y jesuitas, pero cada una iba por libre, sin una política común. El resto de cadenas de radio, Antena 3 Radio, Onda Cero, ABC Punto Radio, Intereconomía, etc nacieron mucho después.
Pero las que llegaron más tarde no se atrevieron a ofrecer formatos alternativos, ni siquiera a modificar mucho los que ya estaban funcionando, y con éxito; sino a trasladar a sus programaciones las mismas estructuras establecidas en la Cadena SER –el modelo y el enemigo a batir- y RNE. Todavía hoy día el primer informativo de la mañana sigue el mismo ‘reloj’ (distribución horaria) que se diseñó casi en los orígenes de ‘Matinal SER’. Así, las horas se dividen en tiempo dedicado a la información nacional e internacional (emitida en cadena) e información regional y local (emitida desde cada emisora o grupo regional de emisoras). Nadie ha querido innovar, porque es consciente de que el modelo funciona. Sin embargo, la base de una emisora de radio sigue siendo su cercanía con su localidad de referencia. Nadie se ha atrevido a romper este statu quo de la radio española de la mañana e invertirlo, dándole prioridad a lo local, frente a lo nacional, ni siquiera el grupo periodístico cuyo éxito incontestable hay que localizarlo en la prensa regional –Vocento-, con su emisora ‘ABC Punto Radio’, como proponía en otra serie de post en este mismo blog.
“Experimentos, con gaseosa”
La frase, muy conocida y popular, perteneciente al ensayista catalán Eugeni D’Ors, constituye la razón última que explica este proceso mimético que ha seguido la radio española, hasta bien entrado el siglo XX. Las aventuras implican muchos riesgos, y con el dinero no se improvisa. Con esta filosofía inversora tradicional los grupos de comunicación optaron por instalarse y actuar de la misma manera, formalmente hablando, que sus competidores más directos. ¿Dónde residía entonces su aportación? Desde luego en la forma no, pero sí en el fondo.
'Hora 25', de la SER, cumple este año 40 años de vida, aquí con Manuel Martín Ferrand y Luis Rodríguez Olivares (Fotografía Archivo SER) |
La radio no sólo copió a la prensa sus géneros, cuando llegó (información, entretenimiento, ocio, radioteatros, concursos, deportes…); sino que, además, trasladó su mismo modelo ideológico al paisaje radiofónico español. Primero, históricamente hablando, desde la falta de libertad (RNE mantenía el monopolio de la información en España, pero ya entonces la SER luchaba, dentro de sus limitado margen de maniobra, por ofrecer información sin censura, maquillada dentro de otros géneros), y después, sobre todo a partir de los 70 y los 80 del siglo pasado, a través de otras marcas que surgieron, con las nuevas concesiones de frecuencia modulada en España. El arco hertziano se teñía de colores ideológicos, igual que los quioscos. La izquierda y la derecha políticas tenían adscritas unas u otras cadenas de radio.
El reparto de poderes
El caso de la SER es significativo. De luchar, informativamente hablando, contra la dictadura franquista, tratando de sortear el enfrentamiento constante con la censura, al mismo tiempo que ofreciendo noticias que ya avanzaban, poco a poco, nuevos marcos de libertad, se pasó, sobre todo tras la entrada de PRISA, a una oscilación ideológica más clara hacia posiciones progresistas de centro izquierda. La SER de Eugenio Fontán (director general) no era en absoluto tan militante, y se movía entonces en círculos centristas. Tal vez por eso, Fernando Ónega, director de los Servicios Informativos de la SER cuando desembarcó PRISA, recuerda que los accionistas de El País entraron en la radio “como un elefante en una cacharrería”. Otro Eugenio, Galdón en este caso, se situó al frente de la nueva dirección general de la radio para realizar una limpieza, personal e ideológica. Ónega decidió marcharse, pero seguro que, si no se hubiera adelantado, le hubieran puesto en la calle, sin grandes remordimientos de conciencia. Ya entonces, en la sombra, estaba Augusto Delkáder que, procedente del diario El País, y como comisario de Juan Luis Cebrián, estaba destinado a hacerse finalmente con las riendas de la nueva SER. Delkáder quedó pronto abducido por la magia de la radio, pero dirigió siempre con mano de hierro. Una vez cumplida su misión, Galdón fue amortizado.
Fernando Ónega ha sido un periodista que siempre ha luchado por su independencia. La gesta le honra. |
Enfrente, la SER se encontró pronto a la COPE, por supuesto y a Onda Cero, que llegó de la mano de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España, uno de los colectivos con más seguidores de la radio como medio). La derecha ideológica se repartía la audiencia en varias cadenas de radio (hoy enriquecidas con ABC Punto Radio e Intereconomía, ésta última más a la derecha todavía). Sin embargo, la SER se encontraba sola en el centro izquierda. Ninguna otra cadena amenazaba su liderazgo. Y este panorama se ha mantenido durante más de medio siglo. La SER no ha visto nunca amenazado el caladero donde pesca oyentes, al contrario de lo que le ocurrió a El País con el nacimiento de Público. Ciertamente, llama la atención que en todo este tiempo ningún otro proyecto haya querido enfrentarse a la SER por su misma parcelita. Habrá pesado mucho, sin duda, el volumen tal vez excesivo que posee la cadena de radio de Prisa, sobre todo a partir de la absorción de las emisoras de la extinta Antena 3 Radio (1993). Hoy en día más de la mitad de la audiencia de la radio española (50,4 %, datos oficiales EGM) escucha productos del grupo SER. La otra mitad de la audiencia se la reparte el resto de cadenas de radio en una pelea desigual.