Digitalización de la Radio en España (II)
https://www.gorkazumeta.com/2011/11/la-llegada-del-foro-de-la-radio-digital.html?m=0
Del éxito de internet al fracaso de la DAB (*)
La llegada del ‘Foro de la Radio Digital’
Este nuevo órgano, constituido en enero de 1998 y miembro a su vez del ‘World DAB Forum’, dividió su actividad en tres grupos de trabajo, el grupo jurídico, el grupo tecnológico y el grupo comercial. Durante ocho años trabajé como secretario en éste último, estudiando y promoviendo diferentes actividades y campañas tendentes a fomentar la radio digital DAB en España, con escasos o nulos resultados. No había que olvidar que los intereses de los operadores eran diferentes y que los tiempos que marcaban unos y otros diferían sustancialmente.
Receptor de DAB con estética retro, comercializado en el mercado británico |
La Cadena SER, por ejemplo, veía reducidos sus productos analógicos a sólo uno digital: SER (concedida a Unión Radio Digital), al que más adelante se sumó M-80 gracias a la concesión DAB del Conde de Godó (nacional sin desconexiones, frecuencia única para todo el territorio). Por tanto perdía posiciones en el mercado y no podía incorporar a esa oferta 40 Principales, Cadena Dial, Radiolé, o Máxima FM, que llegó al final de este período que analizamos.
Por el otro lado, El Mundo Radio, el grupo Intereconomía, o Radio Marca trataban de imprimir mayor velocidad a la implantación, que se veía dificultada enormemente por la inexistencia de receptores en el mercado. Para los grandes fabricantes, como Philips o Grundig, España era un ‘mercado doméstico’ y no podían dedicar una línea de producción de estos receptores a nuestro país, si no había realmente una programación atractiva que convirtiera en masiva la demanda, cosa que tampoco se producía.
Camino imposible sin acuerdos
En definitiva, estábamos ante la pescadilla que se muerde la cola: los fabricantes pedían contenidos atractivos y los operadores pedían aumento del parque de receptores sin inversiones en contenidos (los viejos operadores redifundían sus programaciones analógicas por su nuevo soporte DAB). Ni unos ni otros se avenían a un acuerdo común. Y menos en el contexto europeo en el que, Reino Unido aparte (como históricamente ha funcionado siempre…), los grandes países de nuestro entorno no se decidían por la tecnología DAB. EE.UU. y Japón tampoco estaban decididos del todo. El proceso de digitalización radiofónica de EE.UU. se orientaba más hacia el IBOC (hoy HD Radio) que, tal y como están de saturados los diales en España, con miles de emisoras ilegales, sería ahora mismo imposible de implantar en nuestro país.
Ante este panorama de la DAB en España, el tiempo avanzó sin resultados, pese al esfuerzo de los grupos de trabajo del FRD, que iba avanzando poco a poco, con frenazos y acelerones. Pero lo que avanzó realmente fue la tecnología. En febrero de 2007 llegó la DAB+, que mejoraba los estándares de la DAB que todavía no había logrado implantarse en España, a pesar de que ya se estaba emitiendo. Pero había otro problema: los receptores de la DAB+ eran incompatibles con los de la DAB.
El ‘Foro de la Radio Digital’ planteó su redefinición, abandonando la promoción de la DAB (¿y las inversiones realizadas hasta entonces?) y volcando sus trabajos en la investigación de otros estándares digitales, argumentando que su nombre FRD perseguía la digitalización –genérica- de la radio, no sólo a través del formato DAB.
Los radiodifusores digitales se volvieron analógicos
Mientras tanto, los operadores que luchaban por comenzar a emitir cuanto antes en DAB y marcaban tiempos más acelerados en la implantación -El Mundo Radio, Radio Marca, Intereconomía- lograron frecuencias de radio analógicas en FM y comenzaron a emitir, dando un paso hacia atrás en la historia de la reformulación digital de la radio española, pero mejorando sustancialmente sus respectivas cuentas de resultados, pues en banda de FM hay millones de oyentes y los anunciantes son mucho más receptivos.
Receptor de radio por DRM |
Por si fuera poco, la radio a través de internet fue avanzando y todos los operadores empezaron a cuidar sus respectivas webs, incluyendo en ellas sus emisiones en directo en streaming. El Estudio General de Medios (EGM) empieza también a controlar la audiencia procedente de este nuevo soporte.
¿Dónde queda, pues, el esfuerzo realizado por los radiodifusores españoles en esta batalla de la digitalización de la radio? Han sido años de esfuerzos baldíos y solitarios. Europa nos ha mirado sorprendida por los acelerones y frenazos. Se ha trabajado en una red de difusión de la DAB que ha costado grandes inversiones a los operadores, que aún siguen pagándola. ¿Para qué? ¿Podría pensarse en un proceso contencioso administrativo para exigir responsabilidades al Estado, al haber embarcado a los operadores en esta aventura sin salida? El Estado, muy probablemente, argumentaría que ellos no tienen la culpa de que el sector no se ponga de acuerdo entre sí. Su labor se ceñía a configurar administrativamente el paisaje radiofónico digital. Y probablemente tendrían razón. Pero España no podía liderar un proceso por sí sola, al margen del resto de países de su entorno.
+ Próximos contenidos: entrevistas a Agustín Ruiz de Aguirre, ex director técnico de la cadena SER y Javier Sánchez, responsable de planificación técnica de RNE.
(*) Digital Audio Broadcasting (DAB, en español Radiodifusión de audio digital).
Es muy interesante como avanza la tecnología, veo que hay muchos modelos deRadios DAB y que cada vez se está implantando mucho más. Espero que no quede en el olvido la radio tradicional, aunque me imagino que es algo inevitable al igual que pasó con la televisión.
ResponderEliminarThis insightful article delves into the emergence of the Digital Radio Forum, shedding light on its significance within the evolving landscape of radio broadcasting. Through thoughtful analysis and expert commentary, it explores the opportunities and challenges presented by the transition to digital formats, offering valuable insights for industry professionals and enthusiasts alike. By examining the potential impact on content delivery, audience engagement, and technological innovation, the article provokes critical thinking and discussion surrounding the future of radio. With its comprehensive coverage and forward-thinking perspective, it serves as a catalyst for collaboration and adaptation in an ever-changing media environment. Overall, it's a compelling read for anyone invested in the future of radio and digital media.
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