El vitalismo contagioso de Carlos Herrera (Onda Cero)

A Carlos, por su apoyo

Carlos Herrera en plena acción, cara al público  (Fotografía Javier Sempere, alojada en la Wikipedia)

Si habláramos en términos de Bolsa, apostar por este valor es apostar seguro porque su cotización, reflejada en el Estudio General de Medios (EGM), crece oleada tras oleada. Mientras que la competencia pierde, él gana, poco a poco, pero gana. ‘Herrera en la Onda’, el programa del ‘prime time’ de Onda Cero, la cadena propiedad del Grupo Antena 3, va sumando oyentes sin parar en un goteo constante que parece producto del boca a oreja.

2ª ola 2009	2ª ola 2010	2ª ola 2011
1.526.000	1.820.000	1.985.000
DIFERENCIA		+ 459.000

                         Datos oficiales del Estudio General de Medios (EGM)

Onda Cero no invierte grandes sumas de publicidad de sus productos, más allá de sus propios medios como Grupo Antena 3. Sin embargo, el crecimiento se produce. Carlos Herrera, su director, otro de los grandes de la radio española, ha pasado prácticamente por todas las grandes cadenas de radio y en todas ha dejado huella. De su buen hacer pueden dar fe otros grandes, como Iñaki Gabilondo, a quien sustituyó algún verano y Luis del Olmo, que pronto se dio cuenta del valor en alza de aquel joven almeriense de Cuevas del Almanzora criado en Mataró, licenciado en Medicina, que se movía con soltura y extrema naturalidad en este medio.

¿Dónde reside pues el éxito de este programa de las mañanas de Onda Cero? Tratemos de analizarlo. Dentro de la gran estructura del contenedor, hay que separar la parte informativa y de opinión –las noticias y la tertulia política- del tramo de magazine, que se desarrolla a partir de las diez de la mañana. Desde las 6:00 hasta las 10:00 horas escuchamos por tanto al Carlos Herrera más informativo, aunque nunca deja de ser él mismo y de apostillar aquello que cree conveniente. En este tramo horario Herrera está reforzado por los Servicios Informativos de Onda Cero.

Un informativo con sello

Carlos Herrera está presente en este tramo de una manera permanente. De hecho, en aquellos días en que no hace el programa, este tramo cambia de tono y se vuelve más convencional. Tal vez la actitud de Herrera le reste credibilidad y solidez a la narración, que en otras cadenas resulta más lineal y hasta hierática, pero su aportación también relativiza la verdad y la hace menos solemne y absoluta.

La estructura no difiere mucho de otros tramos informativos de la mañana, pero –insisto- la gran aportación de ‘Herrera en la Onda’ es la presencia del director del programa, que le confiere al tramo su ‘sello inconfundible’. Las despedidas de sus colaboradores, “ya es muy tarde, ¡¡adiós, adiós, adiós…!!!” forman parte del ‘histórico’ del espacio, al igual que sus acotaciones a algunas informaciones, a la revista de prensa o en la tertulia, en la que –si se presenta la ocasión- no renuncia nunca a la sonrisa y al chascarrillo, lo que, de nuevo, acerca la radio a los oyentes, la humaniza.

El ‘Gary Grant’ de las Ondas

Carlos Herrera ha dedicado toda su vida a la radio
 (Fotografía alojada en su web oficial)

Sin embargo, en el tramo donde más presente está Carlos Herrera, y el que lo convierte en un gran atractivo de cara al oyente es durante el magazine, a partir de las diez de la mañana, y hasta el cierre del programa, allá por las doce y media. El boletín informativo marca la frontera entre un bloque y otro. Y aquí, es imbatible. Herrera, al igual que el decano Luis del Olmo, da la palabra a los oyentes a partir de las 10:00 horas, pero a diferencia del berciano, se les propone para su desarrollo un tema cotidiano, de vínculo emocional o vital inmediato: situaciones personales comprometidas, convivencias familiares difíciles, anécdotas con los servicios técnicos de electrodomésticos, reclamaciones, etc. Todo un abanico de experiencias que los oyentes –más conocidos como los ‘fósforos’ (de ‘forofos’)- plantean a Carlos Herrera con extraordinaria, contagiosa y a veces desmedida, simpatía. Siempre con complicidad.

Por si fuera poco, el director de ‘Herrera en la Onda’ se rodea de un triunvirato de colaboradores fijos, a cual mejor, que completa a la perfección su mandato: sitúan los temas objeto de análisis por parte de los oyentes e invitan a la audiencia, con sus propias vivencias, a seguir su camino y a intervenir en antena, siguiendo el mismo tono desenfado. Lorenzo Díaz, sociólogo y escritor; José Antonio Naranjo y Jesús Melgar, ambos periodistas conforman este triángulo radiofónico, que tan buenos resultados está reportando al programa.

La autenticidad como estrategia

La cercanía con el oyente que es capaz de crear Carlos Herrera, a quien le acompaña no sólo su gracejo y acento natural andaluz –que dosifica y canaliza a la perfección, sin abusar- sino también –fundamental- un sentido positivo de la vida, un vitalismo contagioso, no la tiene ningún comunicador de la mañana. Estableciendo una correspondencia entre los primeros espadas de la radio matinal española, podría decirse que Carlos Herrera establece una relación directa con cada oyente; mientras que el resto canaliza su relación con la audiencia.

La fuerte personalidad del conductor del programa tamiza la relación con los oyentes. La sorna, la ironía, la campechanía, en ocasiones lo cáustico y mordaz, y hasta lo escatológico, forman parte del perfil de Carlos Herrera con el que trata de consolidar su relación bilateral con el oyente. Es una relación establecida de tú a tú. Herrera se presenta tal cual, sin reveses, y espera que el oyente le reciba con la misma cordialidad que él les dedica. Y lo logra, con creces.

En el difícil contexto socioeconómico en que nos movemos, escuchar un programa vital, en que el sentido humorístico de la vida cobra tanta fuerza, presentado con inteligencia y respeto, sin insolencias y con naturalidad, es muy de agradecer, y considero que ahí reside el gran éxito del ‘Gary Grant de las Ondas’ (así se autodefine el propio Herrera…): en su autenticidad. ‘Herrera en la Onda’ es un programa amable, siempre en positivo, que marca la impronta de su director, y en el que los oyentes se sienten cómodos, queridos y respetados. Y eso es la radio: una grata compañía que hace más fácil el camino de la vida. Como escribía Julio Lagos en su libro “Corazón de Radio”: “La radio entretiene. A veces, informa. Otras, ilustra. Y muchas veces, consuela”.