Digitalización de la Radio en España (I)

Del éxito de internet al fracaso de la DAB (*)

Tras la digitalización terrestre de la televisión en España, la popular ya TDT, se produjo el ‘apagón’ analógico el 2 de abril de 2010. Las cadenas dejaban de emitir a través del sistema tradicional y se hacía necesario un descodificador para recibir la señal de la nueva televisión digital. La oferta de canales aumentaba, aunque luego descubrimos, sin sorpresas, que la cantidad no implicaba mayor calidad.

Receptor de radio digital DAB de estética 'retro'

El modelo se intentó trasladar a la radio. El gobierno de José María Aznar (PP) se empeñó en acelerar el proceso de concesión de nuevas frecuencias de DAB (*), reorganizando ‘administrativamente’ el escenario radiofónico español. De golpe y porrazo,  los grandes grupos de comunicación que históricamente habían desarrollado su labor en este medio –la Cadena SER, la Cadena COPE, la cadena Onda Cero, principalmente- veían peligrar su negocio con la irrupción de nuevas cadenas que amenazaban sus posiciones. Por si fuera poco, las concesiones eran de ámbito nacional, con lo que los mercados regional y local quedaban excluidos.

Los ‘recién llegados’, afines ideológicamente en general al gobierno del PP, pretendían competir en igualdad de condiciones con las grandes cadenas que reunían las mayores cotas de audiencia. Debido a este repentino interés del gobierno, España –situada a la cola de la implantación de la DAB en Europa- se colocó, como un resorte, en cabeza del pelotón.

Los operadores tuvieron que ponerse de acuerdo para compartir múltiplex de emisión, algo incomprensible entre competidores con intereses enfrentados. Tuvieron que iniciar las emisiones según establecía el concurso administrativo, lo que en el caso de las recién llegadas suponía un esfuerzo suplementario, máxime cuando no había prácticamente nadie que pudiera escucharlas, porque no existían receptores de DAB en España, y por tanto resultaba imposible rentabilizar la inversión.

España, el ‘llanero solitario’ de la DAB

Desde Europa se miraba con sorpresa a España. Sólo Reino Unido había iniciado antes, en 2001, las primeras emisiones, establecidas a través de la BBC y de una plataforma privada –Digital One Network- que obtuvo éxito porque ofreció contenidos de interés, principalmente musicales, con calidad digital, superior y diferente a la conseguida en banda de FM. Mientras, Alemania, Francia, o Italia, coqueteaban con diferentes alternativas de radio digital, aparte de la DAB, el DRM o el IBOC (hoy HD Radio), sin decidirse por ninguna de ellas, a la espera de lograr una postura común a nivel europeo, que la Comisión Europea, por cierto, esquivaba con habilidad.

Receptor de radio digital DAB que se llegó a instalar, 
como opción, en algunos vehículos de alta gama,
como Mercedes Benz (Alemania)

España –desde el gobierno- seguía apostando decididamente, al margen de su entorno, por la DAB en lo que algunos analistas describieron como una estrategia ideológica del PP para modificar el panorama radiofónico del momento, en beneficio directo de sus grupos de comunicación afines.

El gobierno, con esta concesión apresurada e interesada, enfangó a las grandes cadenas en unas inversiones millonarias de imposible retorno para poner en marcha la red de difusión de la DAB en España. El concurso público establecía unos plazos para lograr la cobertura gradual de todo el territorio nacional. Las viejas y las nuevas cadenas debían sufragar esa extensión de la red. Para estudiar la nueva situación, los operadores,  la propia administración (nacional y autonómica), los fabricantes de receptores y los responsables de crear la infraestructura técnica para difundirla se reunieron en torno al Foro de la Radio Digital.

Continuará...

(*) Digital Audio Broadcasting (DAB, en español Radiodifusión de audio digital).