El desolador paisaje radiofónico argentino
https://www.gorkazumeta.com/2017/11/el-desolador-paisaje-radiofonico.html
La justicia argentina ha declarado en quiebra a Radio Rivadavia
El sistema público del “subvenciono, luego mando”
-"Escándalo en los premios argentinos Martín Fierro de Radio 2017: casi trompadas e insultos antisemitas", en Notimérica.com
El sistema público del “subvenciono, luego mando”
El modelo de radio argentino no
difiere tanto del nuestro; aunque, en aquellos lares, la política está mucho
más presente que aquí, y marca dependencias financieras determinantes, hasta el
punto de garantizar, o no, la supervivencia de un medio -en nuestro caso de una
radio-, si se cuenta, o no, con el favor del gobierno de turno. En tiempos de
crisis económica en España, el descenso brutal de la llamada ‘publicidad
institucional’ provocó estragos en las cuentas de resultados de muchas
empresas, y la radio no iba a ser menos.
A menudo, en Argentina, se oyen
comentarios del tipo “desde hace años
venimos diciendo que la política iba a matar a la radio”.
La reciente quiebra de una de las marcas míticas de la radio bonaerense, “Radio
Rivadavia”, no hace sino ilustrar un nuevo capítulo de la dependencia
política de los medios en este país del cono sur americano.
Trabajadores de Radio América, sin emitir desde hace meses, protestan por su situación (Fotografía RadioMacondo.fm) |
Vaya por delante que,
tecnológicamente, la radio argentina está a mucha distancia de la española, y
europea. Mientras que en el continente europeo las radioperadoras se plantean
deshacerse de sus emisoras de Onda Media, porque su audiencia decrece por
momentos; en Argentina las emisoras de radio hablada se emiten por OM, lo que
ellos llaman AM, todavía con una gran presencia. No olvidemos la orografía
argentina, grandes extensiones llanas (La Pampa, por ejemplo, cerca de Buenos
Aires) y las ventajas de la amplia cobertura que proporciona la OM. Por
supuesto, no existen emisoras -ni se esperan, de momento- de radio digital DAB
(en realidad en toda América latina no las hay, con la FM les vale). Algunos países, sí que es cierto, han adoptado el sistema digital HD Radio, importado de EE.UU. Y en
cuanto a unidades móviles y equipos, no están tan avanzados como nosotros. La
radio española hace ya tiempo que apagó las costosísimas líneas ‘musicales’ que
unían sus emisoras locales con la central, y las sustituyó, primero por RDSI y,
en la actualidad, por líneas IP, sin duda el futuro. Los equipos de exteriores
empiezan a trabajar en la misma tecnología IP. En Argentina, todavía trabajan
con medios analógicos.
El paisaje radiofónico argentino se ha ido perdiendo por el camino de los intereses políticos, contaminado por agentes enfrentados, pero bien regados de pesos
La Escuela de radio argentina,
sin embargo, es muy poderosa. La audiencia, muy fiel, y entusiasta. Argentina
es un país muy de radio, como casi todos los latinos. Por eso no se merecen lo
que les está pasando: a la quiebra, reciente -el mes pasado- de Radio
Rivadavia, se unen más episodios vergonzantes, Radio América AM 1190, está fuera
del aire desde hace meses; Radio Del Plata AM 1030, con paros cotidianos por
falta de pago y cortes de transmisión, además de su sede central en pésimas
condiciones y Radio 10 AM 710 colapsada financieramente y sin pagar los
sueldos, en estado de huelga. Cada una de ellas está vinculada a varias
emisoras de FM, con las que forman una pequeña cadena, que viven la misma
tragedia.
Desde nuestro punto de vista
español, seguro que nos preguntamos, a la vista de lo expuesto, si hay tanto
hábito de escucha de radio, ¿cómo es posible que el paisaje radiofónico
argentino sea tan desolador? Pues por la incursión de la política, manifiestan
las fuentes consultadas. Esa clásica, y eficaz, ecuación que establece mejores
programas = más oyentes = más minutos de publicidad vendidos, se olvidó cuando
las radios empezaron a recibir financiación de los políticos (del gobierno, de
los sindicatos, ayuntamientos, organizaciones con intereses políticos, etc.). Al
disponer de ingresos tan suculentos como los ‘oficiales’, la necesidad de
vender publicidad pasó a segundo plano, pero sin darse cuenta de que los pesos pagaban las servidumbres. ¿Para
qué realizar un esfuerzo comercial si con las subvenciones tenemos garantizada
la supervivencia, y hasta el beneficio?
Y ante este nuevo panorama de
dependencia orgánica de las radios de las subvenciones interesadas, de las
subvenciones ideológicas, las ecuaciones funcionaron, ¡pero al revés! Primero
las audiencias pasaron a segundo plano (no nos flagelemos con el número de
oyentes, sin nos pagan igual…) y luego se derrumbó la calidad de los programas
(¿para qué esforzarse?). La información en radio -o, más bien, la desinformación- copó las parrillas de
las radios, marginando los programas que otrora habían atraído audiencias. La
supuesta orientación periodística se circunscribió a manipulación política. Todo
el día, mañana, tarde y noche. La monotonía se extendió de punta a punta del
dial. Desaparecieron la música, la ficción, las atracciones, las misceláneas,
los programas temáticos.
Aquí la estafa partió -me aseguran- de convertir
en sinónimos “periodismo” y “política”. Y, para colmo, una forma de
la política convertida en el más abyecto trapicheo de la desinformación, la
mirada sesgada, la omisión y la descalificación del oponente. El ‘todo
vale’ se instauró en la radio argentina, con tal de tener controlados a los
periodistas que enarbolaban una independencia de todo a cien.
“Desde hace años venimos diciendo que la política iba a matar a la radio”
La degeneración, me cuentan
colegas argentinos, ha llegado a reflejarse no sólo en los contenidos,
tendenciosos, sino también en la forma, con un empobrecimiento palmario del
vocabulario y la utilización recurrente de las más soeces blasfemias.
El paisaje interno de las radios
también ha cambiado. En esto la radio argentina también se parece a la
española: en los sesenta y setenta, las emisoras estaban dirigidas por
profesionales procedentes del ámbito radiofónico, eran personas prestigiosas y
visibles, que se paseaban por los estudios y se preocupaban no ya del producto,
sino también del personal que lo construía día a día, minuto a minuto. Como
dicen en argentina, era personal “del
palo”, del gremio. Hoy, en la gran mayoría de las radios, se desconoce la
composición accionarial, la identidad y las intenciones de los propietarios.
Hoy en día, los directivos carecen del ADN radiofónico. Su única intención es el control ideológico acompasado con el poder subvencionador. Las emisoras
pasan de mano en mano y terminan fundidas en negro…
Raphael charla con Baby Etchecopar, de Radio 10, en 2015, afectada también por una situación financiera límite (Fotografía Radio 10) |
La consecuencia está resultando
dramática en la radio argentina, con cientos de profesionales que se quedan en
la calle. Y muchos de ellos, sin ser conscientes de ello, participaron del
nuevo ordenamiento que propulsó la llamada ‘Ley de Medios’, que, según sus
defensores, venía a democratizar la profesión, pero que, al final, y desgraciadamente,
se convirtió en una tendenciosa herramienta de alineamiento político/ideológico
que condenaba a muerte al paisaje radiofónico nacional.
Al igual que en España, en
Argentina también surgieron emisoras hasta de debajo de las piedras. Se
concedieron frecuencias a cambio del alineamiento político. Los colectivos más
variopintos se hacían con una frecuencia de radio, siempre y cuando
contribuyesen a la causa patria de una u otra institución pública, que extendía
su influencia a través de cuotas generosas.
Así, el paisaje radiofónico
argentino se ha ido perdiendo por el camino de los intereses políticos,
contaminado por agentes enfrentados, pero bien regados de pesos, que
emponzoñaban el ambiente periodístico con ataques teledirigidos desde poderes
enfrentados.
La radio argentina se ha convertido en el más abyecto trapicheo de la desinformación, la mirada sesgada, la omisión y la descalificación del oponente
Y, lo peor de todo, la radio ha
perdido su principal patrimonio, el que todavía guarda, y conserva celosamente,
en España, aunque también aquí se cojee en algunos ambientes de este mal de las
inspiraciones ideológicas: ha perdido la credibilidad. Los argentinos sufren
estos enfrentamientos y, en consecuencia, están dando la espalda a algunas
radios que, a pesar de las pérdidas cuantiosas de oyentes, siguen recibiendo
ingentes cantidades de subvenciones para mantenerse activas, a pesar de que ya
no las oye casi nadie.
La quiebra de Radio Rivadavia no
es más que la gota que colmó el vaso de la ignominia. El juez ha decretado la
devolución de la frecuencia al estado para que éste vuelva a convocar un
concurso de concesión, después de que el último propietario había inyectado
capital para relanzarla, sin conocer las deudas que tenía pendientes, de las
que nadie le advirtió. Así, ha denunciado, airadamente, que ha sufrido una estafa. Pero no pasa nada con los cientos de trabajadores de Rivadavia que
venían sufriendo desde hace meses en una incertidumbre que les mantenía
desmotivados y permanentemente preocupados. La entrada de un nuevo propietario
les infundió ánimos, pero el espejismo se difuminó muy pronto.
El sistema argentino de “subvenciono, luego mando”, no es de
recibo. En España, cada vez más, las radios se hacen más dependientes de los
ayuntamientos, los gobiernos autonómicos y, por supuesto, del gobierno central.
Cada administración utiliza sus tentáculos para acumular favores y cortijos. En
Cataluña también ha ocurrido algo similar al caso argentino. Las subvenciones
de la Generalitat beneficiaban a los ideológicamente más cercanos al procés de independencia, y marginaba a
los medios contrarios a la escisión. Pero todavía aquí, no sé por cuánto tiempo
más, los cargos públicos saben que ese dinero ‘no compra’ el medio, porque hay
otros recursos que lo impiden. En el momento en que falle la publicidad, la
confianza de los oyentes y la calidad de los programas, como ha ocurrido en
Argentina, también la radio española acusará la decadencia de un medio que
necesita, como el agua, de los dos pilares que la mantienen viva: los oyentes y
la publicidad, y la segunda va asociada a la primera. Como me decía mi admirado Carlos
Herrera, "La publicidad, paradójicamente, nos hace más
libres de lo que somos". ¡Cuánta razón tiene!
Entrega de los Premios de Radio 'Martín Fierro', en Buenos Aires
La entrega de premios se llena de discursos reivindicativos y ataques contra la política
Domingo, 12.11.2017, Buenos Aires. La Nación.com. Anoche se llevó a cabo una nueva entrega de los premios Martín Fierro que destacan lo mejor de la radio . Uno de los momentos más incómodos de la noche llegó cuando Alfredo Leuco subió a recibir la estatuilla al mejor programa periodístico vespertino en AM y apuntó directamente contra el discurso que Reynaldo Sietecase le hizo leer a una de sus compañeras, dado que él llegó tarde a la ceremonia porque tenía otra compromiso.
"Una de las cosas que me gusta de ser periodista es que creo que hay que incomodar a los cómodos y acomodar a los incómodos. Acá está en la sala un periodista [refiriéndose a Reynaldo Sietecase] que hizo leer a su compañera un texto respecto de los compañeros que no tienen trabajo. Me queda decirle que se olvidó de algunos nombres: se olvidó de Sergio Szpolski, se olvidó de Electroingeniería, se olvidó de Cristóbal López, verdaderos delincuentes de los medios de comunicación que vaciaron y que vinieron a hacer política", disparó Leuco.
Posteriormente, se solidarizó con sus colegas despedidos: "Lamento mucho los compañeros que quedaron sin trabajo, pero hay que saber elegir bien quién es el tipo que tiene que estar en los medios de comunicación. No han dicho una palabra de los dueños de los medios y la verdad lamento traer esto a una fiesta, pero creo que hay que tener equilibrio y justicia. Si ustedes creen que Szpolski, López y Electroingeniería no tienen nada que ver con los despidos, creo humildemente que se han equivocado", agregó.
-"Escándalo en los premios argentinos Martín Fierro de Radio 2017: casi trompadas e insultos antisemitas", en Notimérica.com