¿Recuerdan la radio? Por Juan Carlos Ortega
https://www.gorkazumeta.com/2016/04/recuerdan-la-radio-por-juan-carlos.html
Un artículo de opinión publicado en “El Periódico”
"No se dieron cuenta. Les pilló por sorpresa. No les culpo, porque a mí me sucedió lo mismo"
- "Ya se sabe que quien mata de verdad a un padre es el hijo. Y ya lo tenemos aquí"
- "El 'podcast' es un bebé hermosísimo que vino al mundo pesando cinco kilos y con un revólver bajo el brazo"
Día 24 de abril de 2030
Los mayores aún recordamos
la época en que la radio se escuchaba por la radio. Este ingenio podía
funcionar con pilas o conectado a la red eléctrica. Girando una rueda, era
posible buscar programas y quedarse con el que más te apeteciera. Algunos
aparatos eran digitales, y en ellos resultaba fácil encontrar lo que quisieras
introduciendo el número que cada emisora tenía asignado.
Las cadenas emitían en una franja electromagnética llamada
«frecuencia modulada», también conocida, si no me falla la memoria, como «FM».
Entonces la radio tenía estrellas. Recuerdo como si fuera ahora a Carles
Francino, Gemma Nierga, Julia Otero, Carlos Herrera, Pepa Fernández, Carlos
Alsina, Juan Ramón Lucas, Pepa Bueno. Había un montón. A mí me gustaban
todos. Los admiraba y me daba igual su ideología. Solo me fijaba en sus voces,
en el modo que tenían de hablar con la gente. Eran maravillosos, créanme, y me
hacían absolutamente feliz.
Aún tengo muy presente lo que les pasó. No se dieron cuenta.
Les pilló por sorpresa. No les culpo, porque a mí me sucedió lo mismo.
Siguieron con sus programas, pendientes de un dato que, por entonces, se
llamaba EGM. Creo que eran unas siglas de algo: Estudio de Grandes Masas, o
Estudio General de Mentes. Ahora no sabría decirles, pero lo que sí recuerdo es
que los locutores se ponían muy contentos cada vez que se publicaban. Sin saber
por qué, una especie de milagro convertía en real la paradoja de que todos
ellos, por separado, ganaban a los demás.
Mientras esos profesionales estaban en su mundo, la radio
nacía de nuevo en otro lugar. Unos tipos extraordinarios locutaban sin cobrar
un euro, solo por el placer de comunicarse con los demás. La palabra programa
dejó de utilizarse y en su lugar se instaló el término podcast. Allí estaban
ellos, a la sombra de la vieja radio, emitiendo en internet maravillas como
'Coffee Break, señal y ruido', un espacio de ciencia que se emitía desde
Canarias, conducido por un entonces jovencísimo Héctor Socas, el
mismo que hace dos años fue galardonado con el primer Nobel de Física en España
por sus trabajos sobre la corona solar.
Día 24 de abril de 2016
Se ha convertido en un tópico decir que a la radio la
intentaron matar y sobrevivió. Eso fue así porque la asesina era su prima, la
televisión, y ya se sabe que quien mata de verdad a un padre es el hijo. En el
caso de la radio, nunca lo intentó, no por bondad, sino porque todavía no había
nacido. Pero ahora ya lo ha hecho. Es un bebé hermosísimo que vino al mundo
pesando cinco kilos y con un revólver bajo el brazo.
Desde hace unos años, el 'podcast' está apuntando a la
radio en la cabeza y ella, romántica como es, cree que el frío roce del metal
en su sien es un beso de la audiencia. Dentro de poco el gatillo cederá y las
grandes emisoras que llevan dándome de comer desde hace 20 años caerán al suelo
desplomadas.
Tras el tiro mortal, el 'podcast' heredará el apellido
paterno. Lo llamaremos radio y de nuevo estaremos seguros de su
inmortalidad. Entonces Héctor Socas y el resto de profesionales que hacen en
internet genialidades sin ganar dinero, empezarán a cobrar, porque se lo
merecen y porque es ley de vida. Les dejo. Voy a seguir escuchando 'Coffee
Break, señal y ruido'. A lo mejor hasta oigo el disparo.