Las ‘estrellas’ en la sombra (I)
https://www.gorkazumeta.com/2012/01/las-estrellas-en-la-sombra-i.html
No voy a hablar aquí de Carlos Herrera, Carles Francino, Ángels Barceló, Julia Otero o Juan Ramón Lucas. No. Voy a hablar de sus sombras, de esas otras ‘estrellas’ que permanecen ocultas y protegidas, anónimas, al otro lado del cristal: los técnicos de sonido, los realizadores. Forman parte del grupo de artesanos que hacen posible que triunfen las ‘estrellas’ con las que trabajan. Son auténticos sabios del sonido, expertos en comunicación eficaz por radio y, por definición, discretos trabajadores.
Amparo Alsina, una de las mejores realizadoras de la Cadena SER (Foto Gorka Zumeta) |
En los comienzos…
Nunca olvidaré, de mi paso por la SER, nombres como los de Luis Carlos Rodríguez o Santiago Albiz (Radio San Sebastián) que me enseñaron en mis comienzos a moverme con cierta soltura en un estudio de radio y a enfrentarme a una complicadísima –entonces, para mí- consola itame de sonido. Ya en Madrid, en la central de la SER, muchos han sido los que me han enseñado, sin ellos saberlo, probablemente. José Antonio González era un auténtico poeta del sonido. Él ha sido uno de mis grandes maestros, admirable tipo, siempre de buen humor, siempre dispuesto a enseñarte. Con él bordaba las ‘agendas culturales’ que tanto le gustaban a Juanra Lucas cuando hacía el Matinal en la SER. La música para él era un elemento fundamental que exigía tanto cuidado como el resto de contenidos. Si utilizaba una melodía, la entrada de palabra debía producirse en un momento determinado, que él me indicaba –y que llegué a aprender-. Las entradas extemporáneas mutilaban la canción. Todavía hoy, cuando escucho a los compañeros hablando sobre temas musicales evalúo sus entradas. Ya es deformación profesional. En la radio, todo tiene su tempo incluso los silencios, que poseen un enorme valor si se saben administrar bien. Es curioso, un técnico ‘de sonido’ me hablaba del ‘silencios’, por definición, ‘la ausencia de sonido’.
La complicidad…
Siempre he creído en la complicidad entre presentador y técnico como pareja indispensable en el éxito de un programa. Y siempre, sin excepciones, me he encontrado con estupendos profesionales, y mejores personas. Cuando pusimos en marcha la FM de Radio Madrid, se incorporó como técnico de sonido un jovencísimo Tano (Flores) Juárez. Yo, al proceder de una emisora de provincias, San Sebastián, intenté trasladar el modelo local a aquella naciente emisora. Éramos pocos, pero bien avenidos. Ilusionados y entusiastas. No es momento éste para contar esa historia que reservo para otro post. Pero sí para recordar el papel fundamental de Tano Juárez, hoy destacado realizador de series de televisión, en Tele 5, como ‘Hospital Central’. Su total implicación en aquel proyecto garantizó el éxito de la empresa. Y me precio de tener un magnífico amigo. Llegó sin saber y se marchó, para seguir creciendo, porque ya había alcanzado su objetivo y entraba peligrosamente en la rutina. Allí no había horarios que cumplir, sino tareas que realizar. Aquello era fanatismo, y no había quien pudiera pagarlo. Ni la SER.
Juan Luis Iglesias, otro técnico formidable de la SER, en plena acción (Foto Gorka Zumeta) |
El termómetro...
A Tano Juárez le sustituyó Nacho León, que con mucha más trayectoria y conocimiento, llegó a Radio Madrid FM para realizar el estupendo programa de mi amigo José Luis Arriaza. Nacho era diferente. Su dominio del sonido le permitía ejercer no sólo de técnico, sino de montador musical y de realizador, simultáneamente. Arriaza confiaba en él todos estos aspectos y se dejaba sorprender por efectos que improvisaba sobre la marcha. Pero para improvisar, Nacho escuchaba el programa. No todos los técnicos lo escuchan. Y ellos, los que trabajan al otro lado del cristal, en el control, son un fiel termómetro del interés que va generando el programa. Una cara aburrida, una palma de la mano que sostiene la cabeza, un técnico que se rasca la oreja, es mala señal. No lo estás haciendo bien, seguro. El técnico es tu primer oyente. Cuídalo. Mímalo. Nacho era mucho más que un técnico. Era un miembro más del equipo.
Los técnicos trabajan por turnos y no siempre los programas los realiza el mismo. Creo que es un error. Porque los técnicos tienen que compartir más la tarea de producción de un programa y ocuparse, desde el principio, de los aspectos técnicos que afectan a los contenidos. Eso es lo que ocurre por ejemplo en el ‘A Vivir que son dos días’, de la SER, que presenta Montse Domínguez. En este caso Juan Aranaz, magnífico profesional y mejor persona, trabaja físicamente en la redacción con ellos y se ocupa de los aspectos de realización del programa como uno más del equipo. La simbiosis perfecta. Otro caso: no se podía concebir el ‘Hoy por Hoy’ de Iñaki Gabilondo sin Ángel Jiménez. Era ‘el técnico de Iñaki’, y viajaba con él a todas partes, como hizo luego con Carles Francino hasta su prejubilación. Jiménez era la seguridad personalizada, la precisión con piernas, el aplomo incombustible. Tenía el programa en la cabeza, el sonido en el oído.
La técnica facilita el trabajo, pero es una mano humana la que realiza el programa, nunca la máquina (Foto Gorka Zumeta) |
La imaginación y la creatividad…
Recuerdo una simpática anécdota que nos ocurrió a Tino Rebollo y a un servidor durante una cobertura informativa. Nos desplazamos con la unidad móvil de Radio Madrid hasta la calle Añastro para cubrir una sesión del Plenario de la Conferencia Episcopal. Carlos Llamas –el bueno de ‘Charly’-, al que los curas no le ‘apasionaban’ precisamente, dicho sea de paso, quería una crónica en directo con intervención de algún obispo para ‘Hora 14’. Tino tiró los cables desde la móvil hasta la sala de la rueda de prensa para asegurarse un buen sonido. Estaba en el uso de la palabra el secretario, entonces obispo (luego cardenal) Agustín García Gasco. Realizamos las pruebas pertinentes de sonido y no llegábamos a los estudios centrales. La antena exterior tenía un problema: un cable seccionado. Intentamos la segunda opción: el midland, un sistema de comunicación reservado para comunicación interna. Tampoco llegábamos. ¡Tercera opción! El teléfono móvil. Pero ¿cómo resolvíamos el problema del sonido directo? Con una idea genial. Introdujimos la casete de la rueda de prensa en el reproductor del coche y sonó, de fondo, durante toda mi crónica, hasta que, al final, acerqué el micrófono del teléfono al altavoz de la puerta y García Gasco sonó en primer plano. Carlos cortó la crónica desde estudios. Al llegar a la radio Charly me felicitó, porque elegí justo el corte con el que abrían los periódicos al día siguiente. Pero nunca supo la intrahistoria de aquella crónica, que no hubiera existido de no ser por Tino Rebollo. Gracias, Tino.
Las coberturas de exteriores con o sin técnico eran radicalmente diferentes. Acudir con una unidad móvil asistida por un técnico era todo un privilegio. Sabías que tenías que ocuparte de la crónica, de nada más (y de nada menos) porque él se ocuparía de que entraras en directo. Pero en el viaje, de la convivencia surgía la amistad. Ángel Cabrera, Paco Quiroga, Luis Balduque, Juan Carlos Ingelmo, Pedro Espinosa, me dejo nombres en el tintero, seguro. Y pido disculpas por mi precaria pero voluntariosa memoria. ¡Gracias, compañeros!
Continúa...
como técnico de sonido de radio,gracias Gorka!! ha sido una gozada leer tus palabras.
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